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Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización

Moverse en el espíritu: llamado para la transformación del discipulado

8-13 de marzo de 2018

Arusha, Tanzanía

Estudio bíblico 2

Transformando el mundo según la visión de Jesús sobre el reino

Mateo 5.1-16

1 Cuando Jesús vio a la multitud, subió al monte y se sentó. Entonces sus discípulos se le acercaron, 2 y él comenzó a enseñarles diciendo:

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

5 Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia.

8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

11 Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal. 12 Gócense y alégrense, porque en los cielos ya tienen ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.

13 Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada? Ya no servirá para nada, sino para ser arrojada a la calle y pisoteada por la gente

14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Tampoco se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa. 16 De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos.

El texto en su contexto

El texto elegido es la primera parte del Sermón del monte, tal como figura en el Evangelio según Mateo. Probablemente, Mateo recoge en un compendio varias frases que Jesús pronunció en distintos contextos y las pone al principio de ministerio público de Jesús (Mateo 5.1 y 7.29); así como recoge las instrucciones misioneras en el capítulo 10, las parábolas del reino en el capítulo 13 y las instrucciones sobre la comunidad de Dios en el capítulo 18, pone el sermón sobre la escatología hacia el final del evangelio (Mateo 23.1 y 25.46). Dichos discursos están claramente marcados por la frase: “Cuando Jesús terminó de hablar…” (RVC, Mateo 7.28, 11.1, 13.53, 19.1 y 26.1). Estos cinco discursos en Mateo podrían aludir a los cinco libros de la Torá.

Este texto, uno de los pasajes clave de los evangelios, consta de las tres secciones siguientes.

La Sección 1 describe el escenario del primer sermón de Jesús,

la Sección  2 capta el sermón de Jesús en los aforismos que denominamos Bienaventuranzas y

la Sección 3 que señala el resultado de vivirlas para ser la sal de la tierra y la luz del  mundo.

En contraste con Lucas (6.17), donde Jesús pronuncia las bienaventuranzas a nivel del terreno, Mateo (5.1) lo sitúa en un monte cuando pronuncia su primer discurso. Dado que en el contexto judío del evangelio según Mateo, se retrata a Jesús como el nuevo Mesías (véase Éxodo 19.3-9), que ahora quiere formar una nueva comunidad de discípulos: “...subió al monte y se sentó. Entonces sus discípulos se le acercaron” (Mateo 5.1).  Además, Jesús da el discurso sentado, mostrando autoridad (Mateo 7.29 y Lucas 4.20) y parece ser el nuevo juez (véase también Juan 8.2).  Ahora bien, su autoridad es diferente y sus criterios de juicio juzgar son nuevos

¿Cuál es el núcleo de su enseñanza? Jesús propone una nueva definición de justicia, ya que aquella de los miembros de su comunidad debe superar la justicia legalista de escribas y fariseos (Mateo 5.20). En la mente de Jesús, la justicia es la respuesta de una persona al makarios (bendición en griego) de Dios.

Bendición  o ser bendecido son bidimensionales. Por un lado, Dios bendice a los seres humanos; Dios le dice a Abraham e incluso a otros patriarcas, que los bendecirá a ellos y sus descendientes (Génesis 12.2). Buenas cosechas,  niños, paz familiar, riqueza, felicidad y sabiduría se consideran bendiciones de Dios. Por el otro, el Libro de los Salmos da a entender que también el ser humano bendice a Dios: “¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre!” (Sal 103.1); “…y te bendigo, Señor, en las reuniones de tu pueblo” (Sal 26.12); “¡Yo te bendeciré mientras tenga vida! (Sal 63.4). En el Libro de Daniel encontramos a los tres jóvenes dentro del candente horno de fuego, llamando a toda la creación a unirse a ellos en bendecir al Señor. [Dn 3.23-68 (añadido en griego)]. Eso sugiere que makarios es el espacio sagrado donde se encuentran los seres humanos y Dios. En otras palabras, la bendición es la experiencia misma del encuentro y el resultado de dicha experiencia.

La bendición entendida como la experiencia de Dios en Jesús es la nueva interpretación del concepto de justicia. La bendición es antecedente y consecuencia de la transformación personal. Ser bendecido es la fuente y la expresión de cada discípulo transformado. Cuando todos ellos experimentan la bendición de Dios, como comunidad, son una señal de bendición en el mundo.

Esto nos lleva a la tercera parte del texto (Mt 5.29-30) que reitera que el fruto del encuentro consiste en que los discípulos de Jesús, como comunidad, se convierten en sal de la tierra y luz del mundo. Sal pude tener distintas acepciones; en las escrituras hebreas, se asocia con el pacto (Lv 2.3; Nm 18.19; 2 Cr 13.5). Usando esa connotación, ¿Jesús nos está diciendo que nosotros, sus discípulos, somos señales del pacto de Dios en el mundo? La sal también está escondida en los alimentos y solo se percibe en el gusto. En relación con las parábolas del reino (Mateo 13.31 y 13.33), ¿Jesús nos está diciendo que a veces nuestra vida virtuosa podría estar detrás porque se basa en el pacto con Dios, tal como la señal del pacto está detrás en el hombre circunciso y ser percibida solo por él?

Al contrario que la sal, la luz es visible y facilita la visibilidad para los demás. La luz es la dimensión complementaria de la sal que se esconde bajo la tierra como la raíz y la luz se muestra como un brote para el mundo. Al ser la luz del mundo, el cristiano se compara con el sol y a Jesús mismo que declaró: “Yo soy la luz del mundo (Juan 8.12). Si bien la vida cristiana se basa en la relación oculta con Dios en Jesús, también tiene que ser claramente visible ante el mundo, a fin que esa relación sea un signo de esperanza para este, invitando a la transformación según los valores del reino.

El texto en nuestro contexto

La transformación del mundo comienza, primero y ante todo, con cada persona, incluso si forma parte de una comunidad. La transformación personal comienza con la actitud, los deseos y las prioridades de cada cual. Sus deseos y prioridades han de centrarse en la relación de alianza con Dios. Todo estará bien con quienes se centran en la comunión con Dios.  La verdadera felicidad es resultado de centrarnos en la experiencia de Dios. Ese es el núcleo de las Bienaventuranzas. Examinemos cada aforismo.

Bienaventurados los pobres en espíritu (Mt 5.3): ¿Qué puede significar ser pobre de espíritu? En las escrituras hebreas se consideran pobres a viudas, huérfanos y extranjeros (Ex 22.22 y Lv 19.10) que son indefensos, vulnerables y totalmente dependientes de Dios. Jesús dice que todo estará bien con quienes se hacen vulnerables ante Dios y por la actitud de abandonarse totalmente a Él heredan su reino.

Bienaventurados los que lloran, (Mt 5.4): ¿Llorar implica simplemente ser depresivo o experimentar un afecto negativo? El llanto también podría asociarse con un profundo deseo del más allá. Hay una promesa de la “oscura noche del alma”, marcada por un anhelo aún más doloroso de Dios, que un día se cumplirá.

Bienaventurados los mansos (Mt 5.5): La mansedumbre puede entenderse como ser humilde a los ojos de Dios (Sal 17.11)  lo que también implica someterse a la voluntad de Dios (Nm 12.3). Quienes no son arrogantes y están dispuestos a aceptar la voluntad de Dios heredarán la tierra. En las tentaciones de Jesús (Mt 4.1-11), la última prueba es la posibilidad de adorar algo distinto a Dios con la falsa promesa de heredar “todos los reinos del mundo y sus riquezas”, pero Jesús dice: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” En el Sermón del monte, Jesús promete a quienes se inclinen ante Dios que heredarán todo lo que existe. Juan de la Cruz, gran místico del siglo XVI, escribe:

Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia (Mt 5.6): ¿En qué consiste la “justicia”, tema recurrente en Mateo? ¿En obedecer a la ley o en ser justificado por Dios? Jesús prevé que la justicia de sus discípulos irá más allá de la mera obediencia farisaica a la ley (Mt 5.20). Somos justificados por una experiencia de Dios en Jesús (Ro 3.24).  Por lo tanto, aquellos que tienen hambre y sed de ser justos a través de la experiencia de Dios en Jesús serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos (Mt 5.7): La misericordia puede entenderse como perdón, piedad, compasión o bondad amorosa. La experiencia de la misericordia de Dios está vinculada de forma consistente con nuestra voluntad de ofrecer misericordia a nuestros congéneres, otro tema recurrente en Mateo (Mt 6.2 y 18.35). Aquellos capaces de ser empáticos con los demás y sensibles a su sufrimiento serán abrazados por la compasión del Señor.

Bienaventurados los de limpio corazón (Mt 5.8): “Limpio de corazón” puede implicar ser firme acerca de Dios: al igual que la flecha de tiro al blanco del ojo del buey. Al igual que el león que caza su presa con los ojos firmemente fijos en los de ella, con todo su sistema muscular girando en torno a ella y centrando toda su atención mental en ella, quienes buscan a Dios ¡lo verán! Tendrán un darshan[i] de Dios: la visión beatífica de Dios.  De hecho, Dios es quien nos busca como un león,[ii] nosotros solo tenemos que responderle limpios de corazón y ver la cara de Dios.

Bienaventurados los pacificadores (Mt 5.9): Los pacificadores son comparados con hijos de Dios. ¿Cómo me manejo con mi propia tendencia a la rabia, la competición y la violencia? ¿He de lidiar con todo lo que daña la imagen de Dios en mí? Cuando lidiamos con toda tendencia a la discordia y la dicotomía en nosotros, nos volvemos como niños (Mt 18.3): entramos en el reino de Dios, pasamos a formar parte del mismo.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (Mt 5.10-12): Si abrazo la justicia propuesta por Jesús es muy probable que se rían de mí. Si me hago vulnerable, viviendo con un dolor interior, siendo humilde ante Dios y misericordioso con todos, centrándome única y totalmente en Dios es probable que sea ridiculizado por los valores del mundo. ¿Tengo el coraje de vivir por la causa de los valores de Cristo? Cuando abrazo plenamente los valores del reino de Dios, la recompensa también es interior, algo más allá de este mundo: es muy probable que experimente en forma consistente un éxtasis celestial. Como discípulo transformado, sigo a Jesús en la transformación del mundo.

Al vivir los valores de las Bienaventuranzas en nuestra vida, como personas y comunidades, nos convertimos en la sal de la tierra. Y como una comunidad de discípulos transformados por dichos valores, desafiamos al mundo obsesionada por los valores del placer (gratificación inmediata), el poder (querer tener el absoluto control las cosas y personas en torno) y la posesión (sacar mi identidad de lo que tengo en lugar de lo que soy). Pasamos a ser una bendición en el mundo al que  invitamos a un encuentro con Dios y así llegamos a ser la luz del mundo.

Preguntas para la reflexión y la discusión en grupo

  1. ¿Qué evocan en usted, términos como bendito y felicidad?
  2. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentas ustedes (como personas y comunidades cristianas) al vivir los valores de las Bienaventuranzas?
  3. Llamada a transformar el mundo, ¿cómo puede una comunidad cristiana ser la sal de la tierra y la luz del mundo en la situación contemporánea?

Oración[iii]

Dios de gracia,
que nos has bendecido con abundancia
en vida, amor y alegría

con esperanza en medio de la desesperación.
Ayúdanos a ser la sal de la tierra.
Ayúdanos a ser la luz de mundo
compartiendo con otros lo que hemos recibido,
proclamando con audacia la buena nueva de tu amor,
encontrando las semillas de tu reino en nosotros
y permitiendo que tu camino crezca en nuestras vidas y en todo el mundo.

Danos ojos para ver las formas en que estás cambiando el mundo en que vivimos.
Danos oídos para escuchar tu llamado a unirnos a ti en la gran transformación.

Escúchanos ahora, oh Dios,
que oramos por la venida de tu reino.

Sobre el autor

Sahaya G. Selvam, sacerdote católico romano, teólogo y doctor en psicología, ejerce el pastorado y activismo social entre jóvenes marginados y minorías sexuales de Nairobi. Además, enseña en la Universidad Católica de África Oriental.

Notas


[i] Visión en sanscrito.

[ii] V. J. Donovan. (1982) Christianity Rediscovered. Orbis Books, Maryknoll, N.Y.

[iii] Juan W. Vest, Prayers of the People, 21 July 2013, http://www.fourthchurch.org/prayer/prayers-of-the-people/2013/072113jv.html. Traducción libre.