DÍA PRIMERO

Is 43,1-7,18-19
Sal 43 (42),1-5
Hch 18,8-1
Mt 8,23-27

"Que vuestro corazón no se acobarde" (Jn 14,1)

Sí, yo voy a trazar un camino en el desierto

Porqué mi alma se turba... Espera en Dios

Yo estoy contigo... en esta ciudad muchos formarán mi pueblo
No tengáis miedo, hombres de poca fe.

Comentario

On the threshold of the third millennium, we rejoice that we can praise the Lord for his Ante las puertas del tercer milenio, con alegría alabamos al Señor por su eterna fidelidad y ahora presentamos mejor que "el cristianismo no hace más que comenzar". Por consiguiente, podemos también no dejarnos invadir por el miedo paralizante.

¿La esperanza supera el miedo cuando las olas del mal, de la injusticia, de la violencia y del odio sumergen a pequeños y pobres, y encontramos la oposición como Pablo en Corinto? ¿Nos desanimamos cuando los vientos contrarios amenazan la evangelización hasta el punto de hacernos dudar a veces del poder de la palabra de Dios para las nuevas generaciones?

En la oración y en el apostolado, por el contrario, podemos experimentar que el Señor está siempre con nosotros como en los tiempos del exilio de Israel, como Pablo el apóstol de los gentiles fue contestado por los suyos, y los discípulos de Jesús amenazados por una violenta tempestad.

Sí, Dios nuestro Padre trabaja sin cesar para el envío de su Espíritu en los caminos desiertos del mundo de hoy. Dios cuenta con el testimonio de las Iglesias y las apoya. Todos los pueblos del mundo le están destinados. Por ello, debemos avanzar sin miedo sobre el camino del testimonio en la unidad.

Pero el auténtico ecumenismo aparece también amenazado. Muchos lo rechazan todavía. Para algunos los progresos reales hacia la unidad llegan a ser motivos de repliegue y de ruptura. A veces en los grupos locales el amor ha sido frustrado y la confianza traicionada. Hay comunidades que tienen miedo al ecumenismo porque contestan su fundamento bíblico.

¡"Hombres de poca fe"! Esta exhortación de Jesús a sus discípulos puede ser dirigida hacia nosotros. Que nuestros corazones de creyentes dejen de temblar en la adversidad. Dejemos que el amor inunde el temor. Entremos en la oración del salmista: en el desfallecimiento como en la esperanza confía en el Señor que defiende su causa y le da fuerza, luz y verdad.

Oración

Dios poderoso, atiende nuestra oración,
que Cristo reconforte a su Iglesia hoy
diciendo a su corazón: "no tengas miedo, yo estoy contigo"
y envía sobre ella la fortaleza de tu Espíritu.
Renueva a tus hijos de adopción y confírmalos en tu gracia. Amén.

DÍA SEGUNDO

Ex 3,6-10
Sal 103 (102)
Rom 11, 33-36
Jn 17,5-8

"Creer en Dios" (Jn 14, 1b)

El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob
Revela a Moisés sus caminos
Sus decisiones son insondables y sus caminos son inescrutables
"Yo salí de ti"

Comentario

El mundo moderno genera nuevos dioses, dioses de cartón, madera, pintados de colores, con sus angustias y sus trampas insensatas. Dioses de turno irrisorios y espantosos. Frente a estas criaturas de humo, Israel nos habla del Todo-Otro y del Omnipresente.

Así, el Dios incognoscible del Sinaí ante el que Moisés se tapa la cara es el mismo Dios del caminar de la fe transmitida por patriarcas y profetas. Es el Dios de las bendiciones de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Es el Dios del que habla el salmo, donde el amor sin límites recuerda al pueblo su gracia, su perdón, su liberación y le ofrece el esplendor de su gloria divina. Promete a los que emprenden el camino de la fidelidad una tierra renovada que mana "la leche y miel" de su amor.

Jesús es el testigo privilegiado salido del seno mismo del Padre que anuncia la nueva enseñanza. Por su extrema humildad manifiesta la bondad del Padre; por la fuerza de su enseñanza y de sus obras reaviva las bendiciones divinas para el mundo.

Los cristianos en marcha hacia su plena unidad manifiestan la permanencia de las bendiciones para los nuevos tiempos. Con la alabanza de sus oraciones rinden de este modo testimonio de su Dios único, presente en todas partes y tres veces santo.

Oración

Tú, que no puedes ser definido por palabra alguna; que nadie puede palpar tu presencia; que ningún espacio te puede contener; tú que llamas a los patriarcas, que hiciste pasar el mar Rojo a los hijos de Israel, que ofreces una tierra nueva para el pueblo sediento. No tengas aversión a nuestras muchas divisiones y restaura día a día la unidad plena tan deseada, para que todos seamos testigos de tus ricas bendiciones y cantemos y glorifiquemos tu nombre inefable y tres veces santo. Amén.

DÍA TERCERO

2 Cro 6, 16-18
Sal 114 (113 A)
Rom 10, 4-13
Lc 10, 21-24

"Creed también en mi" (Jn 14,1)

¡Que tus hijos caminen según mi ley!w
Cuando Israel salió de Egipto
Cristo es el fin de la Ley
Nadie conoce al Padre a no ser el Hijo

Comentario

El evangelio es la revelación del Hijo por el Padre y del Padre por el Hijo. El Padre manifiesta el reconocimiento de su hijo y en hacerlo reconocer. Se debe escuchar al Hijo; él se hace obediente, cumple la ley, es el fin de la ley.

En obediencia al hijo llegamos a ser hijos e hijas de Dios... como antaño el rey a quien Dios le aseguraba el trono por respetar sus leyes; como los hebreos que Dios sacó de la esclavitud de Egipto ha llamado a sus hijos.

He aquí por qué los hombres y las mujeres llegan a ser adeptos del Camino, se adhieren a las palabras de Jesús. Ellos y ellas que llevan este nombre de "cristiano" y en Jesucristo anuncian su nombre único como necesario para la salvación.

A éstos y éstas que buscan todavía un Dios y un lugar, la Iglesia propone habitar en la casa del único y verdadero Dios y de su enviado Jesucristo, para alegría del mundo entero.

Oración

Temblad ante el Maestro, hijos de la tierra:
con ella la roca se cambia en fuente;
con Abraham veréis el día de Jesús;
con Isabel saludaréis a vuestro Señor;
con los obreros de la paz, llamados hijos e hijas de Dios;
con todos los pequeños, a quienes el Padre y el Hijo revelan en el Espíritu Santo.
Amén. Aleluya.

DÍA CUARTO

Is 60, 4-7
Sal 84 (83)
Heb 13, 7-14
Jn 10, 11-16

"En la casa de mi Padre hay muchas estancias" (Jn 14,2)

Todos se reúnen
Son amados los que viven en tu casa
Acordaos de vuestros dirigentes e imitad su fe
Habrá un solo rebaño y un solo pastor

Comentario

Hasta el presente ha habido bastante tiempo para que los cristianos de las diferentes Iglesias se acepten unos a otros. Actualmente no siempre comparten la misma mesa que será el signo de la plena comunión. ¿Cúando llegará esto a su fin? Dependerá de su capacidad de buscar la plena unidad visible en el seno de la única casa del Padre, según la voluntad de Cristo: una unidad en la cual la legítima diversidad tenga su lugar.

El salmista canta el lugar donde la humanidad será reconciliada con Dios y con todos. Allí los pueblos de diferentes naciones, culturas e Iglesias se reunirán. No formarán más que un solo rebaño y no habrá más que un solo pastor.

Ciertamente la enseñanza que decidimos seguir no es indiferente. Pero existen diversos moradores en la casa de Dios y el camino que seguimos es el de Jesucristo.

¡Qué mensaje elocuente podremos dar al inicio del tercer milenio los cristianos de diferentes tradiciones si mostramos a todos de manera evidente que nos dirigimos juntos en un mismo camino hacia la casa de Dios! Por ello, es muy necesario manifestar que en esta casa la diferencia tiene su lugar.

Oración

Señor, te alabamos por tu voluntad de acogernos a todos en tu única casa a pesar de nuestras diferencias. Ayúdanos a abrir nuestro corazón y nuestro espíritu a los que nos son diferentes, y haznos comprender que todos son bienvenidos a tu casa. Ayúdanos y apóyanos en nuestro camino que es el tuyo y el que tú nos has enseñado. Amén.

DÍA QUINTO

Jl 3, 1-5
Sal 98 (97)
Ef 2, 17-22
Jn 14, 25-31

"Volveré y os llevaré conmigo" (Jn 14,3)

Derramaré mi espíritu
Gobernará el mundo
Por su gracia unos y otros, en un solo Espíritu, tenemos acceso al Padre
El Espíritu Santo os enseñará todo

Comentario

Cuando venga nuestro salvador Jesucristo por segunda vez, vendrá para juzgarnos. Toda la creación le saludará y le recibirá. No debemos presentarnos desnudos ante sus ojos; para ello es necesario preservar los nuevos vestidos que hemos recibido en nuestro bautismo, es decir, a Cristo mismo. Si estamos preparados, Cristo nos llevará con él y nos hará partícipes de la vida de la Santa Trinidad. Esto se realizará por medio de Cristo, en el Espíritu Santo, puesto que su obra converge hacia la misma meta.

El día de Pentecostés, según el testimonio del profeta Joel, la efusión del Espíritu Santo toma un carácter personal en ciertas Iglesias a través de la unción sacramental. El Espíritu Santo hace a Cristo totalmente presente en nosotros. Nos modela conforme a Cristo, nos hace semejantes a él. Este proceso, durante el cual asumimos progresivamente la forma de Cristo, es constante.

Aquellos que constantemente se conforman a Cristo, por esta transformación, llegan a ser humildes y abiertos a los demás. Amarán a su prójimo y le acogerá. Comprenderán que los cristianos no pueden decidir la salvación de los demás. Así unos y otros caminarán hacia la unidad de los cristianos.

Oración

Oh Rey celestial, Consolador,
Espíritu de la Verdad,
tú que estás en todas las cosas y en todo lugar;
Oh tesoro de bondad, tú que das la vida:
ven y purifícanos de toda mancha
y habita en nosotros, oh Señor, y salva nuestras almas,
oh Dios misericordioso. Amén

DÍA SEXTO

Ex 13, 20-22
Sal 25 (24), -11
1 Cor 10, 1-13
Mc 8, 34-38

"Ya sabéis el camino para ir adonde yo voy" (Jn 14,4)

El mismo Señor camina en cabeza
Hazme conocer tus caminos, Señor
Dios no permite que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas
Si alguno me quiere seguir, que tome su cruz

Comentario

Jesucristo se va a preparar un lugar para sus discípulos. Les exhorta a seguirle en su camino, a renunciar a sí mismos y a tomar su cruz. El va delante de ellos, les muestra el camino como la columna de fuego que conducía al pueblo de Israel en medio del desierto.

De este modo los cristianos están unidos a sus antepasados y al pueblo de Israel bajo la guía de Dios.

Pero en este camino los cristianos se extravían frecuentemente y -como el salmista- deben pedir nuevamente a Dios que les guíe. Felizmente el Señor prometió ser fiel. No permitirá que sus discípulos sean sometidos a pruebas por encima de sus fuerzas. Les ayudará a soportar las dificultades y les sostendrá espiritualmente.

Así pues, Jesucristo es a la vez camino, guía, luz y alimento.

Oración

Jesucristo, tú eres el camino y tú nos enseñas la ruta guiándonos al lugar donde vas. Tú caminas a nuestro lado y nos fortaleces.

Ayúdanos a proseguir el camino que con nosotros emprendieron otros; a perseverar en nuestro peregrinar junto con los que caminan con nosotros, y a preparar el camino para los que vendrán detrás de nosotros. Amén.

DÍA SÉPTIMO

2 Re 2, 9-12
Sal 130 (129)
Flp 3, 8-16
Jn 16, 4-15

"¿Cómo podemos conocer el camino?" (Jn 14,5)

Que venga sobre mi una parte de tu espíritu
Clamo al Señor
Dios os haga ver claro
Os iluminará para que podáis entender la verdad completa

Comentario

Siempre los cristianos han tenido tiempo para buscar a Dios para que les guíe y les proteja. Dios siempre intuye las manifestaciones de nuestras dudas y pronto nos reconforta y nos devuelve la confianza.

Aunque damos gracias por los evidentes progresos ecuménicos durante el siglo pasado, es importante no preguntarnos "¿cómo hay que ir adelante?". Cuando buscamos respuestas sabemos que todavía no todo ha sido revelado. Dios nos llama a hacer la voluntad de Cristo y nos anima constantemente en nuestros esfuerzos de acercamiento. La pregunta es parte de nuestro peregrinar a la búsqueda de la verdad a fin de crecer en Cristo, los unos con los otros. Descubriendo lo que él quiso por nosotros aprendemos a ver, a escuchar, y a respetar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

Cuando el Espíritu Santo nos introduce profundamente en el misterio de Cristo crucificado y resucitado nos revela que los sacrificios podrían ser deseados. Nuestra duda e inquietud resultante nos causa ansiedad. Nos cuesta separarnos de cosas que tenemos y que nos son familiares. Podemos sin embargo estar seguros de que el Espíritu Santo transforma todo lo que nos hace sufrir en la inmensa gloria de Cristo. El Espíritu nos dará una gran confianza en la llamada de Cristo. Esto es un signo de la madurez del movimiento ecuménico; el camino podía comportar obstáculos pero esta es la voluntad de Dios de cara a su pueblo.

Los cristianos desean profundamente que se cumpla la llamada a la unidad. En la confianza renovada de que "el Espíritu Santo os llevará a la verdad plena" y se revelará. Pedimos por la esperanza que nos ilumina, que es la promesa de Dios al mundo.

Oración

Señor, tú eres el camino, la verdad y la vida.
Te alabamos por el don de tu Espíritu que nos libera de nuestras dudas,
perdónanos cuando levantamos barreras que nos dividen
o nos impiden buscar la verdad, que es la unidad querida por Cristo.
Cuando buscamos hacer tu voluntad,líbranos de todo prejuicio para que crezca en nosotros
el profundo deseo de caminar más unidos unos a otros, y más cerca de ti. Amén.

DÍA OCTAVO

Gn 33, 1-12
Sal 133 (132)
Hch 10, 19-25
Jn 17, 20-33

"Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6)

"Pongámonos en marcha"
Qué bien vivir los hermanos (y hermanas) unidos
Vete sin dudar
Para que el mundo crea

Comentario

El Señor ha despertado en los cristianos un profundo deseo de unidad. Nos ha hecho ver que este deseo se halla en los cristianos de diferentes tradiciones, y que es un signo de que el Espíritu Santo ha actuado en todos nosotros, estimulándonos a reconocer que debemos obedecer su voluntad. Cuando levantamos los ojos, en seguida vemos a los hermanos y a las hermanas, de otras comunidades cristianas, que nos ofrecen los dones como frutos de la gracia.

Con trabajo, a menudo y lentamente, hemos reconocido todo lo que ya nos une mediante el bautismo en Cristo y la fe que confesamos. Con duda, pero cada vez con más confianza, nos hemos dicho unos a otros: no quedemos solo en esto, "caminemos, que yo voy a tu lado". La oración del Señor está en disposición de acogida: nos abrió el camino por su sangre y por su Espíritu, nos acompaña a lo largo de este camino. Su más precioso don será cuando nosotros permanezcamos verdaderamente juntos en la unidad. Hemos pasado el punto del no retorno. Esta ruta conduce a la plenitud de la comunión de unos con los otros y con la Santa Trinidad. Animémonos mutuamente a perseverar en esta búsqueda de la unidad plena y visible de los cristianos. Tal unidad de fe y de vida hará posible un testimonio común en profundidad, no alterado por las divisiones, discordias y rivalidades. Si hay una sola comunión de cristianos que viven verdaderamente su curación y su reconciliación, el mundo verá la verdad de nuestras palabras que proclaman a Jesucristo como el enviado del Padre, Señor nuestro y de ellos.

"Él es fiel en sus promesas", por lo que podemos afirmar nuestra esperanza sin ninguna duda, incluso cuando el mismo Señor nos ha revelado lo que ya compartimos, nos ha animado a ir hasta el final del camino con él, de estar plenamente unidos en su verdad y en su vida con el Padre y el Espíritu Santo. Con razón nos podemos sentir responsables de los otros puesto que nos consideramos como hermanos y hermanas. Podemos animarnos, orar juntos, analizar nuestras diferencias y trabajar por su nivelación, nos ayudamos los unos a los otros en el amor y para entender el nuevo llamamiento hacia una conversión más profunda.

Oración

Padre, la noche en que tu Hijo ofreció para siempre el único sacrificio por nuestros pecados oró para que nosotros y todos los que creen en él sean uno, como tú estás en él y él en ti. Apresura el día cuando tu voluntad se cumpla y cuando seamos totalmente uno a fin de que el mundo crea en Jesucristo tu enviado. Para que cada mujer y cada hombre sepa que tú les amas tanto como amas a tu único Hijo. Por tu Espíritu Santo ayúdanos a perseverar juntos con ánimo y confianza en este camino, en Jesucristo nuestro Señor. Amén.