Metropolitano Ambrosio de Oulu, Iglesia Ortodoxa de Finlandia

Es un gran don que Dios nos hace a todos los miembros de las distintas tradiciones cristianas de darnos la posibilidad de celebrar juntos la fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor al principio del tercer milenio cristiano.

En mi propio país, los ortodoxos y los luteranos han experimentado, ya desde los primeros años veinte, el poder de la Resurrección en la fecha común de Pascua. Porque ya entonces, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla nos concedió a los ortodoxos finlandeses licencia temporal para seguir el calendario gregoriano.

Esta ha sido una gran bendición para nuestra pequeña iglesia, minoritaria en un país protestante. Así hemos podido dar testimonio común del misterio de la Resurrección. Y eso nos hace más fuertes. Y nos permite compartir la profunda riqueza de las aportaciones teológicas y espirituales, tanto orientales como occidentales, sobre la Pascua al conjunto de nuestra herencia religiosa nacional.

La celebración litúrgica ortodoxa de los maitines y el culto de la Pascua, que se inicia a medianoche, es retransmitida por la Radio y la Televisión nacionales y, de hecho, constituye el programa religioso más popular del año en Finlandia.

También se habla mucho de nuestra celebración en otros medios de información. Diversos periódicos nacionales publican relatos y entrevistas con ortodoxos conocidos en el ámbito cultural nacional, y reportajes sobre la forma en que ellos celebran la Pascua y sobre su significado. Incluso se da amplia difusión a las recetas que para la preparación de comidas especiales de Pascua siguen las amas de casa ortodoxas.

Estos son sólo pequeños ejemplos de las formas en que la minoría ortodoxa, el 1 por ciento de la población, ha podido aportar una contribución positiva a la cultura religiosa nacional de Finlandia.

Quizá más profundamente que nunca en nuestra parte del mundo, nosotros, juntos, hemos llegado también a comprender cómo las dos fiestas de Viernes Santo y Pascua, el poder de la cruz salvadora y vivificadora, por una parte, y la gloriosa resurrección de Cristo, por otra, son inseparables. El himno ortodoxo cantado en las vísperas del Viernes Santo evoca el sufrimiento y la muerte y, al mismo tiempo, irradia la luz de la resurrección: "Ensalzamos tus sufrimientos, oh Cristo..., muéstranos también tu gloriosa resurrección".

En mi país nos alegra saber que en el Movimiento Ecuménico se están haciendo actualmente intensos esfuerzos, acompañados de oraciones, para el establecimiento de un calendario común. También estamos al tanto de las tensiones entre ortodoxos que provoca esta cuestión.

Sobre la base de nuestra experiencia en Finlandia nosotros vemos el don de un calendario común como algo esencial para nuestra misión y nuestro testimonio en la sociedad secular. Y, particularmente como cultura minoritaria, los ortodoxos no podemos permitirnos el convertirnos en un gueto religioso. Tenemos que desempeñar nuestro papel y seguir nuestra vocación en el seno de nuestra común vida nacional.

El calendario común de todos los cristianos es parte esencial de nuestra vida de todos los días y a lo largo de todo el año eclesiástico. Todos los niños, cualesquiera que sean su fe, o su denominación religiosa, van a las mismas escuelas. Y las principales fiestas cristianas son fiestas para todos los finlandeses. El valor especial de nuestro "calendario finlandés" se aprecia en particular en la vida de las familias, ya que la mayoría de los ortodoxos viven en matrimonios mixtos.

Es un don del Espíritu que ahora podamos nosotros cantar, junto a nuestras hermanas y nuestros hermanos luteranos el más tradicional de los himnos ortodoxos orientales de resurrección, que recientemente ha sido incorporado al himnario luterano finlandés: "Cristo ha resucitado de entre los muertos, con su muerte ha vencido a la muerte, y nos libera del sepulcro para darnos la vida".

Un hito en los esfuerzos para establecer una fecha común de la Pascua fue la consulta de Alepo (Siria), en marzo de 1997, organizada conjuntamente por el CMI y el Consejo de Iglesias del Oriente Medio. ¿En qué medida las iglesias han atendido a la propuesta de Alepo? En 2001, el Equipo de Información del CMI ha invitado a representantes de las tradiciones ortodoxa y católica romana, así como a personalidades protestantes, a resumir brevemente sus reflexiones sobre una fecha común para Pascua. El metropolitano Ambrosio de Oulu habla de la experiencia de una iglesia ortodoxa minoritaria en un país protestante, Finlandia, donde "los ortodoxos y los luteranos han experimentado, ya desde los primeros años veinte, el poder de la Resurrección en la fecha común de Pascua".