Formas emergentes de ecumenismo / Desafíos a la diaconía hoy / Formación ecuménica / La juventud transforma el paisaje ecuménico

7. Desafíos en el camino hacia la unidad: Búsqueda de una respuesta ecuménica para hoy

El proceso de entendimiento y visión comunes del CMI ofrece una visión coherente y estimulante: una comunidad amplia de iglesias, comprometidas y responsables unas para con otras, que buscan hoy la unidad visible en su vida y testimonio.

Tras siglos de división, las iglesias reconocen de nuevo que son una en Cristo. Dentro de la comunidad ecuménica dan testimonio unidas, trabajan contra la injusticia y tratan de superar sus diferencias teológicas e históricas. Las iglesias pertenecientes a esta comunidad han acordado reflexionar y actuar juntas: estar unidas, alentarse e interpelarse unas a otras, incluso cuando trabajan por resolver las diferencias que quedan y que entorpecen y ponen a prueba su comunidad.

Pero esta comunidad de iglesias hoy se encuentra puesta a prueba más que nunca. Uno de los desafíos procede de la aparición de nuevas comunidades que buscan un cristianismo exento de denominaciones, algo fuera de las formas históricas de la vida de la iglesia. Muchas de tales comunidades eligen mantenerse fuera de cualquier comunidad de iglesias. Otras, entre las que figuran muchas iglesias que están creciendo rápidamente, buscan otros ecumenismos posibles, otras experiencias de vida en común fuera del "cauce principal" del movimiento ecuménico. Todas estas novedades ponen a prueba los límites de la actual comunidad de iglesias expresada en el CMI.

Sin embargo, otro de los desafíos procede, paradójicamente, del agudizarse de las identidades en las iglesias encuadradas en el movimiento ecuménico tradicional. Es posible que sea ésta la respuesta necesaria a un mundo en rápido crecimiento, con su incertidumbre sobre el futuro, la pérdida de valores tradicionales y la creciente secularización. Esas actitudes no tienen por qué ser antiecuménicas. Pero frecuentemente lo son: el hincapié en lo local y familiar, el temor de lo que es diferente, la tensión financiera, son factores que fomentan una "reconfesionalización", una conversión hacia adentro que deja pocos recursos para la comunidad ecuménica. Al mismo tiempo hay muchas iglesias que están creciendo y tienen nuevos recursos, pero no siempre los comparten. Y más allá del "síntoma" de la reducción de los recursos, hay frecuentemente problemas más profundos: una pérdida de confianza y entusiasmo por la auténtica búsqueda de la unidad misma.

Las iglesias, en su intento de dar una respuesta creativa a estos desafíos, están tratando de entender las fuerzas que hoy están cambiando al mundo, y a ellas mismas. Se están escuchando unas a otras de formas nuevas, están encontrando que dentro de la comunidad hay margen para plantearse unas a otras incluso las preguntas más acuciantes sobre su forma de entender la fe y sobre su comprensión recíproca en cuanto iglesias (véase la Comisión Especial sobre la Participación de los Ortodoxos en el CMI). Están escuchando unidas las preocupaciones de quienes se hallan fuera de la comunidad. Reconocen que la actual pluralidad religiosa plantea nuevos desafíos para su búsqueda de la unidad. Y se preguntan unidas: ¿Estamos dispuestas a rendirnos cuentas unas a otras, a ser visiblemente una en nuestra fe, testimonio y servicio al mundo? ¿Estamos dispuestas a discernir la gracia de Dios para transformarnos a nosotras mismas y al mundo en el que vivimos?

En la primera sesión examinaremos el compromiso de las iglesias entre sí para trabajar en pos de la unidad dentro de la comunidad ecuménica y analizaremos la aparición, la función y el significado de las iglesias "postdenominacionales" y otras expresiones alternativas de la iglesia hoy existentes.

En la segunda sesión estudiaremos los cambios en las pautas de participación (prioridades, tiempo, energía y fondos) en el movimiento ecuménico y como influyen en la comunidad de iglesias.

La tercera sesión se centrará en la forma en que las iglesias pueden reafirmar su comunidad y responsabilidad recíproca, como base para responder hoy a estos desafíos.

8. Formas emergentes de ecumenismo

El proceso de entendimiento y visión comunes del CMI ofrece una visión coherente y estimulante: una comunidad amplia de iglesias, comprometidas y responsables unas para con otras, que buscan la unidad visible en su vida y testimonio hoy.

Tras siglos de división, las iglesias reconocen de nuevo que son una en Cristo. Dentro de la comunidad ecuménica dan testimonio unidas, trabajan contra la injusticia y tratan de superar sus diferencias teológicas e históricas. Las iglesias pertenecientes a esta comunidad han acordado reflexionar y actuar juntas: estar unidas, alentarse e interpelarse unas a otras, incluso cuando trabajan por resolver las diferencias que quedan y que entorpecen y ponen a prueba su comunidad.

En los últimos años el paisaje ecuménico ha cambiado espectacularmente. Han aparecido nuevos interlocutores y se han formado nuevas asociaciones. Las iglesias se reúnen en debates bilaterales una a una; un "foro" mundial puede reunir en torno a una mesa a una variedad mayor de iglesias y grupos, incluyendo algunos que se hallan fuera del movimiento ecuménico tradicional; están surgiendo, como fuerzas poderosas, numerosos ministerios especializados de las iglesias (y a veces ajenos a ellas) para la diaconía y el desarrollo, que aportan sus perspectivas al movimiento ecuménico.

En respuesta a esta nueva situación, muchos - iglesias pertenecientes a la comunidad, organizaciones conciliares de ámbitos nacional, regional o internacional, comuniones de iglesias y ministerios ecuménicos - están buscando nuevos modelos y posibilidades de vivir su compromiso ecuménico en el mundo de hoy. Están explorando una "reconfiguración" del movimiento ecuménico, no sólo como una reestructuración del paisaje actual, sino como una nueva forma de entender lo que significa hoy ser un cuerpo y muchos miembros (véase Rom. 12:4, 1 Cor. 12:12, 1 Cor. 12:20) y hacer ecumenismo.

Las iglesias están tratando de afrontar la nueva situación ecuménica con valentía y creatividad, para trabajar y dar testimonio eficazmente hoy. Están tratando de comprometerse con los nuevos interlocutores ecuménicos y ministerios especializados, preguntándose a sí mismas: ¿Cómo podemos todos nosotros incorporar nuestros ideales en un movimiento ecuménico uno? ¿Qué forma debe adoptar hoy nuestra visión ecuménica? ¿Cómo puede ayudarnos la gracia de Dios a afrontar hoy los desafíos del ecumenismo?

En la primera sesión se escucharán relatos, ejemplos y testimonios de la variedad de expresiones ecuménicas emergentes en los ámbitos local, nacional, regional e internacional.

En la segunda sesión se estudiará el proceso de "reconfiguración" ecuménica. En este esfuerzo se trata de aclarar y restaurar la visión de la comunidad de iglesias dentro del CMI con vistas a un movimiento ecuménico de base más amplia para el día de hoy. El debate se centrará en el origen del proceso, sus objetivos y el desafío que plantea a las interpretaciones y formas tradicionales del movimiento ecuménico.

La tercera sesión se centrará en las posibilidades futuras de la comunidad ecuménica. Se tratará de incorporar el proceso de reconfiguración arriba descrito en un diálogo con otras visiones y otras posibles formas para el actual movimiento ecuménico.

9. Desafíos a la diaconía hoy: Búsqueda de una respuesta ecuménica

El proceso de entendimiento y visión comunes del CMI ofrece una visión coherente y estimulante: una comunidad amplia de iglesias, comprometidas y responsables unas para con otras, que buscan la unidad visible en su vida y testimonio hoy.

Tras siglos de división, las iglesias reconocen de nuevo que son una en Cristo. Dentro de la comunidad ecuménica dan testimonio unidas, trabajan contra la injusticia y tratan de superar sus diferencias teológicas e históricas. Las iglesias pertenecientes a esta comunidad han acordado reflexionar y actuar juntas: estar unidas, alentarse e interpelarse unas a otras, incluso cuando trabajan por resolver las diferencias que quedan y que entorpecen y ponen a prueba su comunidad.

Unas iglesias que, unidas, están al servicio de un mundo que lo necesita: es éste un signo vivo de su fidelidad a Cristo, cuyo ministerio se caracterizó por el servicio a los demás, y una expresión de su responsabilidad recíproca dentro de la comunidad de iglesias. Al pasar de la palabra a la acción, su unidad en Cristo se hace visible, ofreciendo, en el servicio, una "señal" de su compromiso común, que todo el mundo pueda ver.

Por estar enraizada en el Evangelio, la diaconía ha sido siempre algo central en la vida de las iglesias. Dentro de la comunidad de iglesias, la diaconía ha evolucionado para abarcar la lucha por la justicia y la sostenibilidad de las comunidades, el compromiso en favor del mantenimiento de la dignidad humana y el ideal de que las comunidades participen en las decisiones que afectan a sus vidas. La diaconía ha alcanzado una dimensión mundial, pese a estar enraizada en comunidades locales.

Además, el paisaje ecuménico está cambiando espectacularmente también en el sector de la diaconía. Algunas iglesias responden ahora directamente a necesidades locales, eludiendo la comunidad ecuménica. Ha surgido una proliferación de nuevas organizaciones no gubernamentales que ofrecen servicios a los necesitados. Los organismos diaconales y ministerios especializados, en un entorno cada vez más competitivo, se ven presionados a demostrar resultados tangibles y, frecuentemente, inmediatos. Estos cambios han puesto en duda la forma en que las iglesias entienden su comunidad y pueden expresarla en el servicio común a los necesitados.

En respuesta a esta nueva situación, las iglesias pertenecientes a la comunidad, están buscando nuevos modelos y posibilidades creativas para ejercer la diaconía hoy. Juntamente con los ministerios especializados, están estudiando nuevas "configuraciones del servicio" en las iglesias, sus fuentes de apoyo y especialización diaconal y las situaciones locales de necesidad. Esperan formar auténticas asociaciones caracterizadas por el respeto, la repartición del poder, la responsabilidad mutua y la actitud disponible hacia las personas vulnerables.

Las iglesias están tratando de aprovechar creativamente las nuevas posibilidades y desafíos que se presentan hoy para la diaconía a fin de ofrecer un servicio eficaz al mundo. Están tratando de comprender la nueva situación y se preguntan: ¿Cómo podemos, como comunidad de iglesias, actuar unidas con los ministerios especializados y las comunidades y organizaciones locales para responder a las necesidades y sufrimientos humanos?

En la primera sesión examinaremos los fundamentos bíblicos de la diaconía y las formas tradicionales en que las iglesias prestan su servicio común al mundo, teniendo en cuenta los nuevos contextos en que se realiza la diaconía hoy.

En la segunda sesión se estudiarán las nuevas formas de servicio diaconal que aparecen hoy, señalando cómo la diaconía y la búsqueda de la justicia se expresan en nuevas formas de ministerio. Se examinarán las iniciativas hacia nuevas asociaciones mundiales para la diaconía, incluyendo su relación con la comunidad ecuménica más amplia y sus efectos en la misma.

La tercera sesión se centrará en analizar cómo las iglesias pueden mantener su compromiso de servicio común al mundo de la forma más adecuada a las necesidades actuales.

10. Recuerdos y replanteamiento de la formación ecuménica

Una de las principales realizaciones del cristianismo en el siglo XX fue la reunión de algunas de las principales tradiciones eclesiales que ha dado lugar al desarrollo y crecimiento del movimiento ecuménico. Este rico patrimonio de iglesias que se mantienen y trabajan unidas para lograr la unidad visible de la iglesia no habría sido posible sin una formación y aprendizaje ecuménicos, intencionados y dinámicos, que han adoptado diversas formas. Sin embargo, vivimos en un contexto eclesial y ecuménico diverso y que cambia rápidamente. Algunos de nosotros han llegado a la asamblea con arraigados recuerdos sobre la forma en que nos hemos formado ecuménicamente. Es posible que otros se pregunten qué significa ser "ecuménico" y, por lo tanto, qué es la "formación ecuménica". Otros aún están activa e intencionadamente empeñados en fomentar la conciencia ecuménica al enfrentarse con la realidad cada vez más evidente del pluralismo religioso y los distintos tipos de injusticia existentes en su contexto. Además, en las escrituras se nos exhorta a transformarnos mediante la renovación de nuestras mentes por el discernimiento de la voluntad de Dios (Romanos 12:2) y a buscar la gracia de Dios.

La formación ecuménica no se realiza en el vacío. El contexto, la situación humana y las experiencias de las personas influyen en los distintos tipos de iniciativas en la formación ecuménica. Los cambios importantes registrados en el ecumenismo, el desplazamiento demográfico del cristianismo mundial, el postdenominacionalismo, la pluralidad religiosa y la educación interreligiosa determinan la necesidad de una conversación ecuménica. Además, el rápido crecimiento de nuevas formas de expresar la espiritualidad y el proselitismo cristianos, registrados en algunos lugares, crean una nueva exigencia de explorar modos creativos de realizar la formación ecuménica y redefinir nuestra forma de entender el ecumenismo y la transformación.

Las iglesias, en los distintos contextos, deben aprender unas de otras y articular para sí mismas lo que significa el ecumenismo en relación con el mensaje evangélico de un mundo justo y del reino de Dios.

La primera sesión estará dedicada a recordar cómo algunos de los participantes se han formado ecuménicamente (experiencias personales) en los distintos contextos y cómo se ha configurado su manera de entender la formación ecuménica.

La segunda sesión ofrecerá la oportunidad de examinar cómo los cristianos intervienen hoy en la formación ecuménica y cuáles son los principales desafíos con que se enfrentan en su propio contexto, concediendo el debido espacio a los jóvenes, las mujeres, las personas con discapacidades y las poblaciones indígenas, que representan una amplia variedad de contextos locales.

La tercera sesión se centrará en identificar el espíritu de renovación y transformación en la iglesia, que será la base para crear modelos realistas de formación ecuménica en los diferentes contextos en el siglo XXI.

11. La juventud transforma el paisaje ecuménico

El movimiento ecuménico comenzó cuando personas jóvenes - en los Movimientos Cristianos de Estudiantes, YMCA, YWCA - tomaron la iniciativa y se atrevieron a interpelar a las iglesias. Lo que los sostenía era una pasión por llevar el evangelio a todo el mundo por medio de la misión, la acción social y la transformación de las iglesias. Los jóvenes tienen una capacidad especial para hablar con voz profética y producir cambios. Como el joven profeta, están especialmente llamados a transformar el mundo. "Para extirpar y destruir, para arruinar y derribar, para reconstruir y plantar" (Jeremías 1, 10). Esto nos recuerda la importante función que los jóvenes pueden y deben desempeñar en el movimiento ecuménico del siglo XXI.

Entre los jóvenes cristianos, la fe en Dios y la intensa necesidad de espiritualidad no van en muchos casos unidas con la presencia y actividad en las iglesias. En la mayor parte del mundo, las iglesias están viendo que disminuye la asistencia y participación de los jóvenes. Se pone así en tela de juicio la pertinencia del ministerio de las iglesias y la forma en que éstas se sitúan a sí mismas en el mundo de hoy.

El compromiso profundo de muchos jóvenes en la transformación del mundo hace que participen ampliamente en distintos movimientos sociales. Sin embargo, el deseo de los jóvenes de una oikoumene unida, justa y al servicio de todos no encuentra con mucha frecuencia expresiones adecuadas dentro de las iglesias y las organizaciones ecuménicas. Se pone así en tela de juicio la pertinencia del movimiento ecuménico mismo.

En esta conversación ecuménica se estudiarán los ideales y esperanzas de los jóvenes para el ecumenismo en el siglo XXI. Se ofrecerá un espacio para debatir las formas en que los jóvenes y, entre ellos, los teólogos jóvenes pueden contribuir y contribuyen a la búsqueda de la unidad visible de la iglesia. La conversación tratará de recoger las espiritualidades de los jóvenes, que se caracterizan por la impaciencia ante la injusticia, valentía, apertura y pasión por transformar las iglesias y el mundo. Aunque esté dirigida por jóvenes, esta conversación no es exclusivamente para los jóvenes. Trata de involucrar a los participantes en un diálogo honesto y constructivo, también entre generaciones.

La primera sesión se centrará en las aspiraciones de los jóvenes y los desafíos con que se enfrentan en sus iglesias, organizaciones y sociedades. Se dedicará cierto tiempo a compartir las experiencias y percepciones de los jóvenes acerca del mundo, las iglesias y el movimiento ecuménico.

En la segunda sesión se analizará qué hacen los jóvenes para transformar las iglesias y el movimiento ecuménico. Se pondrán de relieve casos de éxito, pero también fracasos y frustraciones. Se ofrecerá la oportunidad de que los participantes compartan buenas prácticas y enseñanzas aprendidas.

En la tercera sesión se mirará al futuro para plantearse las preguntas siguientes: ¿Cómo asegurar la vitalidad, visibilidad y eficacia del movimiento ecuménico juvenil en las iglesias y el mundo? ¿De qué manera pueden las organizaciones ecuménicas juveniles fortalecer la identidad cristiana común y los vínculos de solidaridad entre los jóvenes de todo el mundo? ¿Cómo recuperar y utilizar creativamente la espiritualidad de los jóvenes, vivida desde los orígenes del movimiento ecuménico, en la búsqueda de la iglesia y la oikoumene que Dios desea?