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Imitating Christ’s Humility

Si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Haya, pues, entre vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

(Filipenses 2: 1,2,5)

1.      Los tres decenios que llevamos viviendo con el VIH y el SIDA en nuestro mundo han sido un peregrinaje de revelación de nuestras vulnerabilidades y fortalezas como comunidades, iglesias e individuos. A pesar de que el mundo haya conseguido grandes progresos en la atención, prevención y tratamiento, hay más de 33 millones de personas que viven con el VIH en el mundo de hoy. Mientras actualmente hay más de cinco millones de personas en tratamiento contra el VIH, casi 10 millones de personas están esperando recibirlo. Y pese a que se ha frenado la propagación de la enfermedad en muchas regiones, se estimaba que en 2009 había 2,6 millones de nuevas personas infectadas por el VIH en todo el mundo.

2.      El CMI empezó a trabajar en relación con el VIH y el SIDA hace 25 años y muchas iglesias miembros han dado grandes pasos para afrontar el VIH de manera holística. Es el décimo año en que presta sus servicios la Iniciativa Ecuménica VIH/SIDA en África, que trabaja con las iglesias y comunidades religiosas en el acompañamiento de las personas que viven con el VIH y en la transformación de las perspectivas teológicas para afrontar el VIH y luchar por llegar a afrontar de forma compasiva y competente las causas radicales de la pandemia.

3.      Pero continúan poniéndonos a prueba los factores que hacen vulnerables a nuestras comunidades. Pobreza y desigualdad; violencia e inseguridad; rotura de relaciones en las familias y las comunidades; asignación de poca prioridad a las mujeres y los niños en la sociedad; incapacidad para afrontar las cuestiones relacionadas con la sexualidad humana y la utilización de drogas intravenosas; fragilidad de los medios de subsistencia y falta de seguridad alimentaria; falta de acceso universal a la prevención, tratamiento, atención y apoyo en relación con el VIH; todos estos factores contribuyen a la vulnerabilidad. La reducción de las inversiones internacionales y nacionales para combatir el VIH, y la inercia para no incluir la prevención, atención y tratamiento del VIH en nuestra vida cotidiana, amenazan con contrarrestar los adelantos que se han conseguido durante decenios.

El Comité Central del CMI, reunido en Ginebra del 16 al 22 de febrero de 2011, insta a las iglesias del CMI a:

1.      Recordar los millones de vidas que se pierden a causa del SIDA y a continuar teniendo presentes a sus familias y comunidades en la oración y la acción;

2.      Reconocer la labor que realizan las iglesias y comunidades de fe en el acompañamiento de quienes entre nosotros viven con el VIH y padecen las consecuencias de la pandemia, y a alabar a Dios por el testimonio de quienes viven positivamente con el VIH;

3.      Examinar la labor que hemos hecho hasta ahora en nuestros propios contextos y a participar plenamente, con la sociedad civil y los gobiernos, en el Examen exhaustivo del SIDA de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en junio de 2011;

4.      Renovar nuestro compromiso de prestar servicios a las comunidades teniendo en cuenta la fisonomía cambiante de la pandemia y las nuevas necesidades de todas las personas afectadas por la enfermedad, especialmente:

  1. niños nacidos con el VIH que llegan a la madurez sexual
  2. parejas en las que uno o ambos cónyuges viven con el VIH
  3. viudas, viudos y huérfanos
  4. comunidades, para asegurar que el acceso universal a la prevención, atención, apoyo y tratamiento del VIH llegue a los millones de personas que todavía no lo tienen.

5.      Perseverar en la eliminación del estigma y la discriminación contra quienes viven con el VIH y el SIDA;

6.      Fortalecer la labor de las redes regionales y nacionales que contribuyen a la respuesta ecuménica al VIH, compartiendo buenas prácticas, experiencias y recursos;

7.      Reafirmar nuestro compromiso ecuménico de ‘Vivir la promesa’, intensificando la campaña de la Alianza Ecuménica de Acción Mundial, que colabora con la sociedad civil para cumplir con  nuestra responsabilidad, y abarcando la visión del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) ‘Cero nuevas infecciones, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el SIDA’.

Triune God, our healer and strength, we bring to you the pain of the world and those who live under the shadow of death due to the HIV and AIDS pandemic. Forgive us for our complacency and our failure to act sufficiently, and to hold those in power accountable. We pray that you help us to see the face of Christ in all who are living with HIV, to help and support each other with compassion and love. We also pray that you grant us the grace and courage to make ourselves and our communities less vulnerable to HIV. Amen.