Estudio bíblico 2

Katie G. Cannon

Amós 5:14-24

Traducción: Reina Valera Contemporánea

14 Busquen lo bueno, y no lo malo, y vivirán. Así el Señor, el Dios de los ejércitos, estará con ustedes, como dicen que está. 15 Aborrezcan el mal; amen el bien. En los tribunales, impartan justicia. Tal vez entonces el Señor y Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.

16 Por lo tanto, así ha dicho el Señor y Dios de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles se quejarán. Al labrador lo llamarán a guardar luto, y a los que sepan cantar endechas, a endechar. 17 Cuando yo pase en medio de ustedes, en todas las viñas habrá llanto.—Palabra del Señor.

18 ¡Ay de los que anhelan que llegue el día del Señor! ¿Para qué quieren que llegue el día del Señor? Será un día de tinieblas, y no de luz. 19 Será como cuando alguien huye de un león, y se topa con un oso. O como cuando alguien entra en su casa y, al apoyarse en la pared, una culebra le muerde la mano. 20 El día del Señor no será de luz, sino de tinieblas. ¡Será un día sombrío, sin resplandor alguno!

21 Yo aborrezco sus fiestas solemnes. ¡No las soporto, ni me complacen sus reuniones! 22 Cuando me ofrezcan sus ofrendas y holocaustos, no los recibiré, ni miraré los animales engordados que me presenten como ofrendas de paz. 23 Alejen de mí la multitud de sus cantos. No quiero escuchar las melodías de sus liras. 24 Prefiero que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo.

El texto en su contexto

En Amós 5:14-24, el profeta proclama un juicio contra los habitantes de la tierra que no cumplen con las obligaciones éticas que les incumben. Este texto comienza cuando Amós confronta al pueblo de Israel con la palabra de Yahvé, como si Yahvé estuviera pronunciando el oráculo. Amós dice que aunque las gentes puedan dar testimonio de cómo han logrado huir en el pasado para evitar ser heridos, dañados o puestos en peligro, y puedan testificar acerca de cómo Yahvé venció a los enemigos de los israelitas gracias a su poder militar, son moralmente insensatos a la hora de tratar a los otros con justicia.

Contrariamente a la opinión popular, el tema, fluya la justicia, que anuncia lo que se requiere en una relación de pacto entre Dios y el pueblo de Dios, ha sido y seguirá siendo un problema más bien para los que están dentro que para los que están fuera. Esto se explica, según Amós, el profeta del siglo VIII AC, porque es mucho más fácil para los religiosos de dentro engañarnos a nosotros mismos acerca de cómo vivir fielmente, que en el caso de mujeres, hombres y niños y niñas que no estén comprometidos en una relación de amor divino. Es difícil vivir una vida auténtica como discípulos cristianos veinticuatro horas al día, siete días a la semana, especialmente cuando nos perdemos en nuestro intento de buscar la propia seguridad religiosa, cautivados por formas de culto que nos seducen.

Así pues, el centro del mensaje de Amós predice el juicio de la derrota y el exilio por el que debía pasar Israel como consecuencia de su desobediencia a las demandas de Yahvé.

Amonestaciones y advertencias. Amós 5: 14-15. Si los israelitas quieren que Yahvé esté con ellos, están obligados a actuar con decisión respecto de este mandato simétrico: "busquen lo bueno y no lo malo...aborrezcan el mal y amen el bien". Es importante recordar que Amós no menciona la palabra pacto. Sin embargo, da a entender que la vida no está regulada por la ley y los acuerdos jurídicos; por el contrario, es la relación de amor entre Dios y el pueblo de Dios la que debería hacer que nos apartemos del pecado y podamos vivir. La idea central en estos versículos es que la relación especial de Yahvé para con su pueblo es esencialmente un llamamiento a discernir entre lo bueno y lo malo.

Proclamación y lamento. Amós 5: 16 -17. La imagen insoportable de tristeza que quebranta el corazón y la desgarradora angustia que se describen en los versículos 16 y 17 se debe a que la ciudad y el campo quedarían sumergidos en expresiones de tristeza: gritos ensordecedores de dolor, lamentos incontrolables, chillidos y balbuceos incesantes, cargados de sonidos intolerables de profunda angustia. Al situar esta situación de proclamación-lamentos en su contexto histórico y cultural, Hans Walter Wolff dice que los requisitos del ceremonial funerario en el siglo VIII consisten en ayunar, rasgar los vestidos, vestir silicio, raparse, y rociarse de polvo la cabeza. A causa de la pérdida catastrófica profetizada, una miseria descontrolada invadiría todos los lugares y espacios de vida. Y el pueblo, por su parte, tendría que recurrir a  plañideras profesionales para ayudarlos durante ese tiempo devastador de duelo.

La breve declaración al final del versículo 17 destaca que en lugar de pasar Yahvé de largo, evitando el sufrimiento del pueblo, esta vez Yahvé vendrá y ocupará el centro de la escena aplicando una sanción en la esencia del ser del pueblo.

Malos augurios. Amós 5: 18 -20. Los malos augurios  de "un día de tinieblas y no de luz" son las palabras clave de la devastación fatal. El oráculo de Amós que anuncia la desgracia es incisivo y dramático. Tres veces repite el refrán "el día del Yahvé". Amós intenta por medios inusuales y variados que el pueblo supere los límites de la frustración personal y de la reiteración ritualista.

Hans Wolff dice que quienes desean con impaciencia y anhelan "el día de Yahvé" se embarcan en algo muy peligroso. Esa expresión precisa: "día de Yahvé", originalmente se refería a las tradiciones de la victoriosa guerra santa. Sin embargo, aquí, el "día de Yahvé" se subsume en el lamento funerario. Según la amenaza profética de Amós, el "día de Yahvé" no será un momento glorioso, sino que será el día sombrío e ineludible del juicio, de la derrota final de Israel". [1]

El versículo 19 se reconoce como un relato que debe interpretarse como una alegoría. Esta breve narración nos hablan de alguien que en dos ocasiones escapa a un peligro de vida: huye de un león y se enfrenta súbitamente con un oso. La persona perseguida consigue escapar de los dos animales peligrosos e incluso logra huir sano y salvo introduciéndose en una casa. Sin embargo, cuando la persona apoya su mano contra la pared, tanto por agotamiento como por dejarse estar, una serpiente, que no había visto, lo muerde de muerte. Y la persona muere en el momento preciso en el que se sentía segura.

Renuncia y alienación. Amós 5: 21 – 23. Amós fue un adalid de los oprimidos, y no conocía el miedo. Vivió en una época en la que los procesos judiciales eran deplorables, en la que los ricos, las clases altas, desposeían a los pobres, y en la que los sacerdotes atribuían una importancia indebida a las ofrendas, los rituales, y los sacrificios, sin preocuparse por la conducta moral.  Amós desaprobaba la separación entre los rituales religiosos y las normas éticas. Para Amós la antítesis de las normas de pacto eran 1) la persecución y el trato injusto de la gente honesta, 2) la embriaguez, 3) la ausencia de sentimientos humanitarios, y 4) las fiestas religiosas que celebraban las ganancias materiales arrebatadas a los más necesitados. De hecho, la cuestión central es la confrontación con la realidad insoslayable del Dios vivo, que exige justicia y rectitud, y anuncia la inminente intervención de Yahvé.

Varios eruditos bíblicos concuerdan en que el hecho de renunciar a una decisión relativa al culto no entrañaba que se deje de lado el canto; por el contrario, en esta orden conminatoria se exige la supresión de cánticos y harpas, así como el tumulto entusiasta de cantores en las fiestas de las cosechas, porque el sonido era considerado como un rugido, palabra que se utiliza asimismo para describir el estrépito de la batalla. La culminación del razonamiento de Amós es la denuncia del exceso de confianza de Israel considerándose la nación mimada por Dios, lo que resulta en apostasía del pueblo contra Yahvé. En esencia, la relación entre Dios y su pueblo es revocable. La historia de la Salvación puede ser revertida o anulada.

Wolff señala que en ninguna otra parte de la Biblia como aquí encontramos yuxtapuestas tan duras declaraciones de repudio, "aborrecí, desprecié". Wolff entiende que inmediatamente después de esta declaración fundamental, que apasionada y radicalmente rechaza las ofrendas del sacrificio, los dones litúrgicos y las celebraciones cúlticas, se explica la razón de la actitud divina así como de las actividades festivas en cuestión

Prefiero que fluya la justicia como un río,

y que el derecho mane como un impetuoso arroyo.

Lo más importante de esta enseñanza de las escrituras es el hecho de que en lugar del ruido de las alabanzas litúrgicas, debería escucharse y, en consecuencia, practicarse algo totalmente diferente en la asamblea de Israel: las dos cuestiones centrales de la ética profética: la justicia y el derecho.

El texto en nuestro contexto

“Fluya la justicia” es un mandato ético aleccionador. Es un llamamiento a la responsabilidad moral. La justicia es un marco que da forma y substancia a la vida social de la comunidad religiosa. De hecho, el sello distintivo de la teología yahwista predicada por Amós es que la esencia de la fidelidad requiere que vivamos diariamente en el respeto de los principios de equidad.

Amós aclara sobradamente este punto cuando cuenta la historia de la persona que pudo escapar sana y salva del león y del oso, pero que perdió su vida cuando se descansó en una falsa seguridad. Con demasiada frecuencia las personas religiosas se pierden en las formalidades del culto y dejan de lado el actuar con justicia.

El mensaje principal de las profecías de Amós para los cristianos en la actualidad es el llamamiento a renovar nuestro compromiso de alianza, y de esa forma actualizar una fe encarnada que sea eficaz en nuestro servicio en los tiempos presentes. Para decirlo de otra manera—si queremos estar en paz con nuestra alma, la insistencia en la renovación religiosa se refiere a la calidad ética de una justa relación de unos con otros en nuestro diario vivir, y no a la frecuencia de nuestra participación en rituales ceremoniales y asambleas festivas. Si en el siglo XXI las comunidades eclesiales desean que "la justicia corra como las aguas y el derecho mane como un impetuoso arroyo" debe haber una mayor congruencia entre nuestras palabras y nuestros actos.

Preguntas para reflexión y debate

  1. Si deseamos vivir y rendir culto a Dios de forma auténtica como mujeres, hombres, niños y niñas que se adhieren a la ética de alianza, hagamos entonces un inventario de proyectos de justicia. Preguntémonos a nosotros mismos qué estamos haciendo para que la justicia fluya en términos de las siguientes realidades de todos los días:
  • personas inocentes objeto de un trato injusto y perseguidas en procedimientos judiciales
  • personas pobres, necesitadas y oprimidas, explotadas arbitrariamente por los ricos
  • personas traumatizadas por la violencia, la extorsión, los abusos físicos y sexuales
  • prácticas de imposición fiscal injustas, y
  • factores deshumanizantes afianzados en los sistemas de producción digitalizados y tecnocráticos globalizados de las comunidades de nuestras iglesias.
  1. ¿Qué situaciones han sido para ustedes particularmente trágicas y desalentadoras a lo largo de su vida?
  2. ¿En qué forma este estudio bíblico les ha permitido formular nuevos planteamientos en cuanto a la obediencia como discípulo que puedan aplicarse a situaciones de su vida cotidiana?
  3. Intercambien ejemplos acerca del trabajo en favor de la justicia en el siglo XXI.

Oración

Dios, nuestro creador y sustentador,

te agradecemos la unidad de los cristianos.

Muéstranos la forma de expresar las gracias de la fe, la esperanza y el amor en nuestras iniciativas privadas y colectivas.

En la diversidad de credos y organizaciones,

permite que sigamos siendo conscientes de las necesidades de las almas de nuestra comunidad

y de la necesidad de transcender las fronteras de la justicia universal.

“Danos el valor de buscar el bien y no el mal para que podamos vivir”. Amén.

La autora:

Katie G. Cannon es profesora de Ética de la Cátedra Annie Scales Rogers del Union Presbyterian Seminary en Richmond, Virginia, Estados Unidos de América.


[1] Hans Walter Wolff, A Commentary on the Books of the Prophet Joel and Amos (Philadelphia: Fortress Press, 1977],  256.