Aprobada por la X Asamblea del CMI.
Traducción del inglés, Servicio Lingüístico, CMI

Tras veinte años de guerra civil entre el norte y el sur de Sudán, ambos países han vivido un difícil proceso de separación desde que Sudán del Sur se convirtió en un nuevo Estado en julio de 2011, y las disputas sobre la demarcación fronteriza y la pertenencia de Abyei, un área rica en petróleo, amenazan con arrastrarlos de nuevo a la guerra.

Abyei es una región rica en petróleo que atraviesa las fronteras de Sudán y Sudán del Sur y está considerada como un puente histórico entre los dos países. De un tamaño similar a Jamaica, esta zona de Sudán es un territorio tradicionalmente administrado por las jefaturas ngok dinka que los británicos desplazaron en 1905 de la provincia de Bahr-al-Ghazal, situada al sur del Sudán, a la provincia de Kordofán, ubicada en el norte. Al principio, la lucha en la región giraba en torno a un conflicto de tierras y pastizales entre las comunidades ngok dinka y misseriya. Con el estallido de la primera guerra civil sudanesa (1956-1972), estas dos comunidades optaron por seguir caminos diferentes: los misseriyas apoyaron al norte y los ngok dinkas al grupo rebelde del sur Anyanya. Luego, la disputa local se exacerbó hasta convertirse en un conflicto político más amplio entre dos grupos beligerantes que posteriormente darían lugar a la creación de dos países diferentes, Sudán y Sudán del Sur. No obstante, a escala nacional, se ha tratado de una lucha por los recursos naturales y por la ubicación estratégica de la zona en tiempos de guerra. Desde la independencia de Sudán del Sur, Sudán ha ido redibujando sus fronteras para tener acceso a los recursos naturales y privar de ingresos al nuevo país. El descubrimiento de petróleo en cantidades comerciales en Abyei ha avivado el interés de ambas partes por el control y la explotación de la zona.

Se han llevado a cabo varias tentativas para resolver los conflictos de Abyei. El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Conferencia de Iglesias de Toda el África (AACC, por sus siglas en inglés) negociaron el Acuerdo de Paz de Addis Abeba de 1972, que puso fin a la primera guerra civil sudanesa e incluía una cláusula que preveía la celebración de un referéndum que permitiese a Abyei optar por permanecer con el norte del país o unirse al sur autónomo. Este referéndum no se celebró nunca, lo cual dio lugar a tensiones e incidentes de violencia y al establecimiento de una unidad dinka en la rebelión Anyanya II de 1975. En las conversaciones de Asmara de 1995 se acordó que Abyei podría decidir si quería unirse al sur o quedarse en la provincia de Kordofán. En 2004, se le otorgó un “estatuto administrativo especial” en virtud del Protocolo sobre la solución del conflicto en la zona de Abyei (Protocolo de Abyei) en el marco del Acuerdo General de Paz (AGP) que puso fin a la segunda guerra civil sudanesa. En 2005, en otro intento de resolver el conflicto de larga data, la Comisión de Fronteras de Abyei se encargó de fijar las fronteras. No obstante, habida cuenta de los litigios y la violencia a las que dio lugar el establecimiento de esas fronteras, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya tuvo que revisarlas en 2009. Esta revisión ha sido respaldada por todas las partes del conflicto. Al igual que el acuerdo de 1972, el AGP también preveía un referéndum que permitiera a Abyei elegir entre permanecer en el norte o unirse al Sudán meridional autónomo, como medio para solucionar definitivamente el conflicto. Dado que este referéndum nunca ha tenido lugar, el sentimiento de la población de Abyei de haber sido defraudada parece justificado.

Las dificultades experimentadas para organizar el referéndum de Abyei se deben sobre todo a que no se ha podido aplicar plenamente el AGP de 2005, a pesar de que en el acuerdo se explicita el calendario y el proceso del referéndum. De hecho, los ngok dinkas de Abyei, cuando el Sudán meridional con el que habían luchado contra el norte declaró su independencia de Sudán en 2011, se sintieron mucho más alienados. Frustrados y cansados de esperar, los ngok dinkas procedieron a organizar su propio referéndum, censando para ello a los votantes. Los resultados del referéndum, que tuvo lugar del 27 al 29 de octubre de 2013, mostraron que el 99,9% de los votantes quería formar parte de Sudán del Sur. La dificultad estriba en que la votación unilateral de los ngok dinkas carece de valor legal, sobre todo si se tiene en cuenta que tanto Sudán como Sudán del Sur dijeron que no reconocerían los resultados, lo cual significa que la comunidad internacional tampoco lo hará.

La comunidad ngok dinka se vio obligada a consentir un referéndum unilateral porque no se les dejó ninguna otra alternativa. La ciudad de Abyei ha sido destruida tres veces en tres décadas. La última destrucción tuvo lugar el 21 de mayo de 2012, cuando las Fuerzas Armadas de Sudán se hicieron con la ciudad y el Partido Nacional del Congreso disolvió la Administración de Abyei. El conflicto que se originó en los días y semanas posteriores desembocó en la matanza de más de treinta civiles y en el desplazamiento de más de 60.000 personas. En junio, la ONU estableció la Fuerza Provisional de Seguridad de las Naciones Unidas para Abyei, compuesta por una tropa formada por 1400 etíopes. El jefe supremo de los ngok dinkas fue asesinado en junio de 2013 a pesar de la presencia de la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, lo cual convenció a la población ngok dinka de que su protección por parte de la comunidad internacional no estaba asegurada. A consecuencia de ello, decidieron organizar unilateralmente el referéndum como último recurso.

El problema de Abyei constituye, más que ningún otro conflicto sin resolver, la fuente de violencia más probable entre los dinkas y los misseriyas. En caso de estallar, la violencia entre estos dos grupos no se limitaría a sus dos comunidades, sino que implicaría a dos Estados soberanos, Sudán y Sudán del Sur, en una guerra entre dos países. Si esto sucede, se produciría un retroceso en todos los logros democráticos, políticos y económicos a que ha dado lugar la independencia de Sudán del Sur, con todas las consecuencias adversas que ello supondría para la seguridad regional.

Por consiguiente, la 10a Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, reunida en Busan, República de Corea, del 30 de octubre al 8 de noviembre de 2013:

  • Acoge con satisfacción la declaración de la Unión Africana (UA) del 21 de octubre de 2013, en la que se expresa la preocupación de la UA frente al retraso de Sudán en aplicar los acuerdos negociados, e insta a los dos países a reanudar sus conversaciones sobre la situación final de Abyei.
  • Alienta a la UA a llevar a cabo con prontitud la visita prevista de su Consejo de Paz y Seguridad a Abyei con objeto de finalizar los preparativos para la celebración del referéndum.
  • Exhorta a los gobiernos de Sudán del Sur y de Sudán, a quienes incumbe la responsabilidad de velar por que se respete la decisión de organizar el referéndum de Abyei convenido en el AGP, a garantizar que se lleve a cabo sin más demora.
  • Encomia a Sudán del Sur por adherir a las disposiciones del acuerdo sobre el referéndum de Abyei auspiciado por la UA. No obstante, sin el consentimiento correspondiente de Sudán, la aplicación de dicho acuerdo se ve seriamente dificultada, por lo que instamos a Sudán a adherir al acuerdo para que el referéndum de Abyei convenido en el AGP se lleve a cabo sin dilación.
  • Exhorta a la comunidad internacional, y en particular a los garantes del AGP, a retomar el problema de Abyei como una cuestión de conciencia moral de la que depende la justicia del pueblo de Abyei.
  • Insta a las Naciones Unidas, la Unión Africana y la troika (Noruega, Reino Unido y EE.UU.) a hacer lo que es justo para el pueblo de Abyei: exhortar al Gobierno de Sudán a poner en marcha el proceso que conduzca al referéndum.
  • Recomienda a las iglesias y a la comunidad ecuménica internacional que se relance el proceso conducente al referéndum de Abyei y se preste el apoyo moral y material necesario.

APROBADO