Introducción

1. Una de las tareas principales de cada Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias es examinar la labor y las actividades realizadas por el Consejo desde su última Asamblea y establecer orientaciones y prioridades para el programa del Consejo en el futuro.

2. El Comité de Orientación Programática (COP) de esta Asamblea ha tomado sus tareas seriamente, utilizando como punto de partida el informe De Harare a Porto Alegre, la Evaluación del Programa previa a la Asamblea y las Recomendaciones del Comité Central de 2005, así como un documento de referencia, titulado "A Changing World," preparado por el personal del CMI. Cada uno de los miembros del COP asistió también a una Conversación Ecuménica para escuchar las sugerencias de los delegados de la Asamblea acerca de las futuras prioridades del CMI. Por último, el COP compartió en el diálogo y la reflexión los informes del Moderador, del Secretario General, de los plenarios temáticos y de las sesiones de información y debate, así como muchas sugerencias e ideas procedentes de los participantes en el Mutirão y grupos de la comunidad, que trataban de discernir el sentir de la Asamblea y la llamamiento de Dios en relación con la función única del CMI dentro del movimiento ecuménico.

3. Al presentar este Informe, el COP ha tenido en cuenta que, en los trabajos del Comité de Examen, se han analizado y se afrontarán varias iniciativas importantes del programa, adoptadas desde la Asamblea de Harare, en relación con el fortalecimiento y la profundización de las relaciones entre las iglesias miembros (p. ej., la Comisión Especial sobre la participación de los Ortodoxos en el CMI), con los interlocutores ecuménicos y con otras iglesias cristianas (p. ej., el Grupo Mixto de Trabajo con la Iglesia Católica Romana, el Grupo Mixto Consultivo con los Pentecostales, etc.).

4. Aunque es imposible incluir en nuestro Informe a la Asamblea todo el caudal de aportaciones reunido por el COP, la documentación sustantiva - con inclusión de los informes de las 22 Conversaciones Ecuménicas; las declaraciones procedentes de los grupos de comunidades (jóvenes, Poblaciones Indígenas, personas con discapacidades y mujeres); las diferentes propuestas sobre cuestiones específicas formuladas en los talleres Mutirão - se remitirán a los futuros órganos rectores del CMI para que realicen el importante trabajo de elaborar programas específicos futuros para el CMI. Dicha documentación los ayudará en su tarea de traducir en un programa las amplias orientaciones de política incluidas en este Informe.

5. El COP recomienda que la 9ª Asamblea del CMI reciba con aprecio el Informe De Harare a Porto Alegre y la "Evaluación Previa a la Asamblea y las Recomendaciones del Comité Central 2005".

El Contexto de Nuestro Trabajo

6. La Asamblea de Porto Alegre se ha celebrado con el trasfondo de un mundo en rápida transformación. Es éste el escenario donde, a la vez que se desarrolla el drama de los contextos cambiantes, las iglesias están llamadas a cumplir su misión y su vocación. Se están produciendo cambios en todos los frentes y todos están relacionados entre sí: cambios en los contextos eclesial y ecuménico (tales como los que se registran en la geografía eclesial, las estadísticas y la secularización), así como cambios en los contextos político, económico y social (entre los que figuran las desigualdades crecientes, la destrucción del medio ambiente, la violencia y terror). Estos cambios presentan desafíos inmensos para las iglesias y el CMI, los cuales exigen adoptar una visión valiente de esperanza y un mayor compromiso para hacer visible el don de Dios de la unidad y la reconciliación en Cristo ante nuestras iglesias, sociedades y mundo divididos. Nos estimula enormemente el modo en que nuestros anfitriones latinoamericanos presentaron su historia de luchas y esperanza en respuesta a los desafíos con que se enfrenta su continente.

7. Se nos ha recordado que "una iglesia dividida no puede ser un testigo creíble en un mundo desgarrado; no puede oponerse a las fuerzas desintegradoras y desorientadoras de la globalización y entablar un diálogo significativo con el mundo". (Informe del Moderador, párr. 17). Buscamos a Dios y oramos, "Dios, en tu gracia, transforma nuestras vidas, nuestras iglesias, nuestras naciones y el mundo". Todos los programas y actividades del CMI son, por lo tanto, una respuesta a este contexto cambiante e intentan ser una expresión fiel de la justicia, la paz, el cuidado de la creación, la sanación, la reconciliación y la salvación de Dios: la "plenitud" de vida para todos.

Nuestra Visión y Nuestros Objetivos

8. En sus debates y trabajos en esta primera Asamblea del CMI del siglo XXI, el COP reafirmó, como base para sus trabajos la finalidad y funciones establecidas del CMI (tal como se enuncian en la Constitución, párr. III): "El objetivo principal de la comunidad de iglesias que forma el Consejo Mundial de Iglesias es ofrecer un espacio donde las iglesias puedan exhortarse unas a otras a alcanzar la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo mediante el testimonio y el servicio al mundo, y a avanzar hacia la unidad para que el mundo crea". Además, dicho párrafo afirma como objetivos de las iglesias por medio del Consejo, que:

  • favorecerán la búsqueda en la oración del perdón y la reconciliación en un espíritu de responsabilidad mutua, promoverán relaciones profundas mediante el diálogo teológico, compartirán los recursos humanos, espirituales y materiales unas con otras;
  • facilitarán su testimonio común; expresarán su compromiso con la diaconia poniéndose al servicio de las necesidades humanas;
  • favorecerán el desarrollo de una conciencia ecuménica; se ayudarán mutuamente en sus relaciones con los creyentes de otras comunidades religiosas; y
  • promoverán la renovación y el crecimiento en la unidad, el culto, la misión y el servicio.

9. Estas finalidades y funciones demuestran la amplitud de la visión del CMI y proporcionan un fundamento para la labor programática del Consejo.

10. El COP recomienda que la 9ª Asamblea reafirme el documento "Hacia un entendimiento y visión comunes del CMI" (citado en De Harare a Porto Alegre, pp. 175-181), como expresión de la visión del CMI en cuanto comunidad de iglesias y servidor del movimiento ecuménico uno. No obstante, el COP considera que deben encontrarse los medios para hacer que el contenido del documento sobre entendimiento y visión comunes sea más accesible y comprensible a fin de facilitar su mayor apropiación por las iglesias y el movimiento ecuménico en general.

Principios Rectores y Recomendaciones Metodológicas

11. Basándose en los utilísimos materiales y recomendaciones que se ofrecen en el "Informe sobre la Evaluación del Programa del Comité Central de 2005" (citado en De Harare a Porto Alegre, pp.203-216), y habiendo recibido una decidida y aleccionadora recomendación del Comité de Finanzas de esta Asamblea en relación con la situación financiera prevista del CMI para los próximos años, el COP señaló siete principios básicos para orientar al CMI en el establecimiento de sus prioridades programáticas para el futuro:

  • seguir centrando su atención en aquello que el CMI es el único que puede hacer en cuanto comunidad mundial de iglesias ofreciendo un liderazgo al conjunto del movimiento ecuménico;

  • hacer menos, pero hacerlo bien, con un enfoque integrado, colaborativo e interactivo;

  • subrayar su tarea central de hacer que las iglesias se llamen unas a otras a la unidad visible;

  • mantener en tensión la labor de diálogo y defensa de los derechos, de construcción de relaciones y fomento del testimonio social entre las iglesias y con los distintos sectores de la sociedad;

  • estimular a las iglesias a que hagan suyos los programas y fomentar su participación;

  • llevar al mundo una voz y testimonio proféticos al afrontar las cuestiones urgentes y turbulentas de nuestros tiempos de forma concreta;

  • comunicar las actividades del CMI a las iglesias y al mundo de forma oportuna e imaginativa.

12. El COP señaló también varios elementos metodológicos para definir cómo se desarrollarán en el futuro la vida y los trabajos del CMI, especialmente:

  • articular una base teológica clara para la totalidad de sus trabajos;
  • elaborar un proceso completo de planificación, seguimiento y evaluación que incluya plazos y objetivos claros;
  • proyectar una estrategia para la comunicación, el compromiso y la apropiación por parte de las iglesias;
  • facilitar la función coordinadora del CMI en la búsqueda de asociaciones y redes con otras organizaciones ecuménicas, especialmente las Comuniones Cristianas Mundiales, las OER, los Consejos Naciones de Iglesias, los Ministerios Especializados, las organizaciones basadas en la fe y las ONG (según proceda) - con la esperanza de que muchos de estos programas puedan realizarse trabajando en colaboración;
  • estimular la creación de capacidad de las iglesias miembros y los interlocutores ecuménicos.

13. El COP recomienda que la 9ª Asamblea del CMI haga suyos estos principios rectores y elementos metodológicos como base para establecer sus futuras prioridades programáticas.

Principales Áreas de Compromiso

14. En atención al contexto cambiante, a la visión y al propósito del CMI, así como a los principios orientadores y a los elementos metodológicos, el COP presenta cuatro principales "áreas de compromiso" para estructurar la vida y la labor futura del Consejo. Cada uno de estos ámbitos preferentes se refleja ya en los programas actuales del CMI. Lo que aquí se propone es que haya una mayor integración entre los programas actuales y las comisiones permanentes (Fe y Constitución, Misión y Evangelización, Asuntos Internacionales), procurando al mismo tiempo una mayor colaboración con los actuales interlocutores ecuménicos y los ministerios especializados para desarrollar estos ámbitos preferentes en el futuro.

15. Tres puntos adicionales de introducción a estas áreas de compromiso:

  • Del COP apoya firmemente la promoción del liderazgo juvenil en la vida del CMI, especialmente la plena participación de la juventud en todos los programas futuros del CMI. Las voces, preocupaciones y presencia de los jóvenes deben estar más directamente presentes en la toma de decisiones y en la dirección del trabajo y la gobernanza futuros del Consejo.

  • El COP sigue afirmando y celebrando el papel y las contribuciones de las mujeres en todos los campos y sectores de la vida del CMI, y apoya la participación constante de las mujeres en la totalidad del CMI.

  • El COP insta a que el CMI procure la plena inclusión de pueblos indígenas y dalits, pueblos marginados, pueblos de ascendencia africana y personas con discapacidades.

Unidad, Espiritualidad y Misión

16. La búsqueda de la unidad y la labor común de misión y evangelización han sido elementos fundacionales en el movimiento ecuménico. Nuevas maneras de entender tanto la unidad como la misión han seguido desarrollándose en la vida del CMI a medida que las iglesias miembros se han aplicado recíprocamente a responder a sus crecientes relaciones y sus contactos cada vez más amplios con la diversidad de teologías, eclesiologías y tradiciones.

17. La Asamblea de Harare habló de reforzar un "ecumenismo del corazón". Aquí en Porto Alegre, la necesidad de que el CMI y sus iglesias miembros se centren en la naturaleza de la espiritualidad cristiana y la acción del Espíritu Santo en la iglesia y en el mundo se ha hecho todavía más urgente y obvia, tanto para la integridad de nuestro trabajo por la unidad visible como para nuestra misión en el mundo. En el próximo período, se propone prestar la máxima atención a la unidad, la espiritualidad y la misión, desde perspectivas tanto teológica como práctica. Esta orientación profundizará el sentimiento de comunidad de las iglesias del CMI y extenderá tal comunidad a las cada vez más numerosas iglesias y los movimientos que actualmente no tienen relación alguna con los órganos ecuménicos.

Formación ecuménica

18. Una de las cuestiones que constituyen hoy un desafío para el conjunto del movimiento ecuménico es la de la formación ecuménica. Como ha dicho el Secretario General en su informe a esta Asamblea, "para que los cristianos, en particular los dirigentes y el personal de las iglesias, puedan participar de forma creadora y responsable en la búsqueda de la unidad, y crecer juntos, es necesario ofrecerles medios pertinentes de formación ecuménica que les permitan aportar mejores y más ricas contribuciones a nuestra vida común." Esto es esencialmente verdad para los estudiantes, adultos jóvenes y mujeres en nuestras iglesias, cuando asumen progresivamente el liderazgo del movimiento ecuménico en el siglo XXI.

19. El Instituto Ecuménico de Bossey, del CMI, se concibió como un modelo de formación ecuménica, especialmente en sus esfuerzos en los últimos años por ampliar su programa para incluir a los nuevos evangélicos y a los pentecostales en sus cursos y seminarios, así como en su proyección exterior para ofrecer más encuentros interreligiosos. Ofrecer una plataforma para las iglesias y los interlocutores ecuménicos que se enfrentan a los desafíos a la fe por parte de la ciencia y la tecnología, en cooperación con otras partes del CMI, podría ser otra oportunidad. Estas tendencias son sugestivas para avanzar hacia el futuro, y son motivo de esperanza.

20. La formación ecuménica incluye también el papel del CMI en la creación de "espacios seguros" para el encuentro intercultural e interteológico en cuanto personas participantes en encuentros sinceros en torno a temas que dividen a nuestras iglesias y a nuestras comunidades, en particular para proseguir el diálogo sobre cuestiones relativas a la sexualidad humana. Para desempeñar este papel, el CMI debería facilitar e iniciar el diálogo y la "diapraxis" entre religión y política sobre el papel de la iglesia en la sociedad civil y entre religiones en campos de entendimiento mutuo.

 

Justicia mundial

21. En el transcurso de esta Asamblea se ha instado apremiantemente a colaborar en el movimiento ecuménico para un entendimiento dinámico y mundial de la justicia que responda a los que sufren las consecuencias de la injusticia y el racismo que dividen el mundo entre ricos y pobres, y que integre el cuidado de la creación, los desafíos de la ciencia y la tecnología a la fe, la transformación de las estructuras económicas y sociales injustas, la respuesta de la iglesia a la amenaza mortal del VIH SIDA, y que incluya una voz clara de defensa de los desfavorecidos y diaconía profética. (EL COP observa que la diaconía se entiende no solo como servicio a los pobres y marginados, sino como parte inseparable de la identidad cristiana). Esta labor requerirá que el CMI y sus iglesias miembros "reorienten nuestros programas para que den lugar, de forma deliberada, a la construcción de comunidades justas verdaderamente incluyentes, que salvaguarden la diversidad, en las que sea posible la interacción de diferentes identidades y formas de unidad, y en las que los derechos y las obligaciones de todos se respeten plenamente en el amor y la comunión." (Informe del Secretario General, p. 14).

22. En los próximos años el COP recomienda que se emprenda un proceso de seguimiento del proceso AGAPE ampliándolo hacia un diálogo continuo más amplio entre religión y política, la labor de la reflexión teológica y del firme análisis político, económico y social, y la asunción en común por las iglesias de planteamientos prácticos y positivos.

Dirigir al mundo una voz ética y un testimonio profético

23. Se insta al CMI a que, en el cumplimiento de su responsabilidad histórica en nombre de sus iglesias miembros, haga oír una voz firme y éticamente fidedigna en su testimonio al mundo. Esta voz y ese testimonio deben tener un fundamento espiritual y teológico a fin de que las iglesias puedan distinguirse y ser distinguidas de las otras voces que compiten en el mundo. Las iglesias tienen una contribución para dar en el fortalecimiento del internacionalismo cooperativo y del estado de derecho a nivel internacional en el ámbito de los derechos humanos, el militarismo y la solución pacífica de los conflictos. En esta Asamblea se ha reafirmado con fuerza la urgente necesidad que tienen las iglesias de empeñarse en la cooperación y el diálogo interreligiosos.

24. Esta Asamblea prestó la debida atención a la mitad de período de la iniciativa tomada en la Asamblea de Harare sobre el Decenio para Superar la Violencia. El COP afirma que, durante la segunda mitad del Decenio, el CMI debe dar cada vez mayor importancia en su vida y labor programáticas al establecimiento de redes entre las iniciativas locales y regionales.

25. El COP recomienda que continúe el enfoque regional; que se promueva el intercambio de ejemplos que hayan tenido éxito para estimular a las iglesias y las congregaciones locales a responder a la exhortación de erradicar la violencia en los respectivos contextos; que se emprenda un proceso amplio de consultas con objeto de elaborar una declaración ecuménica sobre la "paz justa"; y, por último, que la conclusión del DSV en 2010 se celebre con iniciativas importantes y significativas.

26. El COP recomienda que la 9ª Asamblea afirme estos cuatro ámbitos de compromiso al decidir acerca de la vida y la labor futuras del CMI.

Planificación después de la Asamblea

27. El período entre la conclusión de la Asamblea y la reunión del Comité Central de 2006 será un tiempo de intensa reflexión bajo la conducción de los responsables del CMI en consulta con las iglesias y las organizaciones ecuménicas clave con objeto de tener en cuenta la orientación de política recibida de la Asamblea y dar forma a la labor programática del CMI.

28. Habida cuenta de su tarea de elaborar el futuro programa del CMI, el COP recomienda que la 9ª Asamblea apruebe el proceso siguiente:

  • que se pida a un pequeño grupo integrado por los responsables del Comité de Orientación Programática de la Asamblea, el Comité de Examen, y el Comité de Finanzas que acompañe a la dirección del CMI en la formulación de recomendaciones para los programas;

  • que se establezcan en cada programa mecanismos claros y eficaces de planificación supervisión y evaluación;

  • que se establezca una clara distinción entre las cuestiones que son a largo plazo, que tienen un plazo fijo y las que son especialmente urgentes;

  • que se elabore para cada programa una estrategia de comunicación en dos sentidos y se aplique con los diversos interlocutores;

  • que se establezcan estrategias claras de salida a la hora de concluir progresivamente, reconfigurar o reformular los programas, teniendo en cuenta los recursos humanos y financieros limitados del CMI así como las posibilidades de cooperar y de compartir la responsabilidad con otros colaboradores ecuménicos.

29. El COP recomienda que el CMI reivindique una imagen pública más clara y firme en su testimonio al mundo. Para ello se espera que el CMI centre sus energías y su atención en una cantidad limitada de problemas que necesitan de forma patente una respuesta concertada por parte de las iglesias. Uno de estos problemas es el VIH/SIDA (en particular las consecuencias eclesiológicas de esta pandemia en la mayoría de las partes del mundo).