"Dios, en tu gracia, transforma el mundo"

Como representantes de todas las regiones del mundo
reunidos en Porto Alegre, Brasil,
en la primera década del tercer milenio de la era cristiana,
para celebrar la primera Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en América Latina,
nos unimos en oración: 

Dios, en tu gracia, has dado nacimiento al universo
y es a ti a quien pertenece toda la creación.
Nos volvemos a ti en una oración común, porque eres tú quien nos une:
eres el único Dios en el que creemos,
solo gracias a ti podemos hacer el bien,
tú nos envías por toda la tierra en misión y servicio.

Invitamos al mundo a confesar con nosotros:
Hemos sido siervos indignos. Hemos abusado de tus dones.
Somos a la vez autores y víctimas de la violencia.
En todas partes, las divisiones nos debilitan.
Hemos dilapidado y maltratado la creación.
No hemos sabido actuar con firmeza contra la pobreza, el racismo, la guerra y el genocidio
En todo esto, traicionamos a Jesucristo que vino para salvarnos y enseñarnos a amar.
Perdónanos, oh Dios, y enséñanos a perdonarnos unos a otros.

Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Dios, escucha el clamor de toda la creación,
los gemidos de las aguas, el aire y la tierra,
el llanto de quienes son explotados, marginados, abusados y perseguidos,
de los desposeídos y silenciados, cuya humanidad es menospreciada,
de quienes sufren a causa de una enfermedad o de la violencia de la guerra y los conflictos.

Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Te damos las gracias por los signos de esperanza que ya están presentes en el mundo:
en hombres y mujeres de todas las edades y en quienes nos han precedido en la fe;
en la profundidad y apertura de los diálogos que se entablan en nuestras iglesias y fuera de ellas;
en la búsqueda de comprensión y respeto mutuos entre todos los pueblos y todas las religiones;
en quienes colaboran por la paz y la justicia, en situaciones de excepción o en el día a día.
Te damos las gracias por las buenas nuevas de Jesucristo, y por la seguridad de la resurrección.

Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Por el poder y la orientación de tu Espíritu, oh Dios, que nuestras oraciones no sean palabras vanas, sino una respuesta diligente a tu Palabra viva
en actos audaces de solidaridad, liberación, sanación y compasión que todos puedan comprender.
Ayúdanos en nuestras oraciones para que abramos nuestros corazones y afirmemos la vida y la esperanza, y la certidumbre de tu amor perdurable.

Transfórmanos para que, ofreciéndonos a nosotros mismos, podamos ser tus colaboradores en la transformación,
buscando la unidad visible de la Iglesia una de Jesucristo,
siendo prójimos de todos,
en la espera fervorosa de la plena revelación de tu reino,
de la venida de un nuevo cielo y una nueva tierra.

Te damos las gracias y te alabamos, Dios eterno, Santísima Trinidad,
porque en ti, otro mundo es posible.

Dios, en tu gracia, transforma el mundo. En el nombre de Jesús: Amén.