Introducción 

El proceso de evaluación de la Asamblea comenzó en Porto Alegre. El Comité de Dirección distribuyó formularios de evaluación entre los participantes pidiéndoles que valoraran los diversos elementos constitutivos del programa de la Asamblea. Las respuestas proporcionan unas estadísticas básicas sobre la satisfacción relativa de los participantes. Los resultados de la evaluación de los participantes figuran en la sección VII de este documento. 

Tras volver a Ginebra, el Secretario General convocó a todo el personal para una evaluación a la que siguió una reunión de evaluación del grupo del personal de la Asamblea, que supervisó los preparativos del acontecimiento. 

Cada uno de los catorce grupos de tareas del personal a quienes se confió la preparación de varios aspectos de la Asamblea presentó una evaluación escrita de su trabajo que documentaba lo siguiente:

  • Breve resumen de la fase de planificación.

  • Evaluación de cómo la/s tarea/s fue/fueron implementadas en la Asamblea.

  • Evaluación del impacto de esta/s tarea/s en la dinámica general de la Asamblea.

  • Evaluación de la dinámica de equipo experimentada por quienes trabajaron en la/s tarea/s, incluyendo el personal, el personal cooptado, los stewards y los voluntarios locales.

  • Sugerencias útiles para los futuros organizadores.

Varias iglesias, consejos, agencias y participantes individuales han enviado evaluaciones escritas. 

El Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (CREAS) llevó a cabo una evaluación entre las iglesias anfitrionas y los asociados de toda América Latina.  

En mayo de 2006, se puso en conocimiento del Comité Ejecutivo una versión preliminar de esta evaluación. La reacción del comité permitió identificar los elementos adicionales y las conclusiones clave que debían ser incorporados a esta evaluación. 

 

Información de la Asamblea

El sitio web de la Asamblea contiene las versiones aprobadas de los informes de los comités de la Asamblea. Una breve reseña de la Asamblea con palabras e imágenes, que incluye el mensaje de la Asamblea, está disponible en inglés. 

El informe oficial de la Asamblea será publicado en inglés en noviembre de 2006. Contendrá una introducción narrativa de la Asamblea, las principales alocuciones, los informes de los comités y otros documentos y listas clave. Un CD con las actas de las reuniones en el plenario, material adicional y las traducciones de los principales discursos y de los informes de los comités al español, francés y alemán acompañará al informe. 

Los informes archivados por los relatores de las conversaciones ecuménicas han sido recopilados y están disponibles bajo petición. Las actas presentadas desde los talleres del Mutirão han sido sintetizadas para proporcionar una perspectiva general de las discusiones que tuvieron lugar y también están disponibles bajo petición.

Propósito de esta evaluación 

La importancia de evaluar la Asamblea radica en aprender de nuestra experiencia en Porto Alegre a fin de fortalecer el compromiso y testimonio de las iglesias hacia la unidad visible de la iglesia. La evaluación debe interpretarse a la luz del propósito y los objetivos que han sido expresados de acuerdo con el Comité Central (véanse Gen Sec 4, Comité Central de 2005, Programa de la Asamblea, Manual de la Asamblea). 

Los detalles de lo que salió bien, lo que salió mal y cómo mejorar los preparativos en el futuro constan en las evaluaciones escritas mencionadas con anterioridad. Estas evaluaciones están a disposición de todos los interesados y serán incluidas en el archivo de la Asamblea para que puedan utilizarlas los futuros organizadores. 

La evaluación busca examinar los nuevos elementos introducidos por la 9ª Asamblea. También trata de evaluar la Asamblea con respecto a algunas de las expectativas expresadas. Propone igualmente que se estudien algunas conclusiones importantes. Por último, la evaluación propone algunas medidas a tomar en consideración para preparar la 10ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias.

 

Informes preliminares 

Según todos los informes preliminares, la 9ª Asamblea fue un éxito, como atestigua lo siguiente: 

  • Las iglesias miembros y los asociados del Consejo Mundial de Iglesias llegaron a Porto Alegre comprometidos a consolidar sus relaciones ecuménicas y a avivar su visión del movimiento ecuménico en el siglo XXI. 

  • El programa, los asuntos a tratar y la logística de la Asamblea estaban bien planificados y fueron fortalecidos significativamente gracias al apoyo de las iglesias anfitrionas.

La Asamblea anuncia una nueva era en la historia ecuménica marcada por una atención creciente hacia la fortaleza espiritual del ecumenismo que contrasta con las preocupaciones institucionales del movimiento ecuménico. Esto queda demostrado por: 

  • Las iglesias que se desarrollan en un nuevo espíritu de comunidad, diálogo y discernimiento espiritual como el acuerdo mediante el cual buscan hacer visible su unidad en Cristo. El cambio a la toma de decisiones por consenso se realizó sin grandes complicaciones, recordándonos la importancia del CMI como un espacio, ante todo, de diálogo. 

  • Los participantes que llegaron a la Asamblea buscando la renovación espiritual de su testimonio ecuménico. Esto se hizo evidente por el elevado número de asistentes que acudían a las oraciones matutinas y vespertinas y a los estudios bíblicos. 

  • El mandato de la Asamblea para la cooperación estratégica entre los asociados ecuménicos con el propósito de fortalecer la misión, la diaconía y el servicio.

Nuevos elementos introducidos por la 9ª Asamblea

1. Delegaciones menos numerosas
En un esfuerzo por garantizar una Asamblea más asequible, el Comité Central, reunido en 2004, redujo el número total de delegados invitando al 45% de las iglesias miembros a enviar un único delegado. 

A raíz de esta decisión, el número de mujeres, jóvenes y personas laicas que fueron nombrados delegados se situó considerablemente por debajo de las expectativas. El "proceso del 15%", del que se vale el Comité Central para corregir los desequilibrios, sólo pudo as egurar que el 36% de delegados fueran mujeres, el 15% jóvenes y un 39%, personas laicas. 

A pesar de los esfuerzos para asegurar que los líderes de la Asamblea contaban entre sus filas con la mitad de mujeres y una cuarta parte de jóvenes, el coste de una Asamblea más asequible resultó ser una Asamblea menos representativa. 

Es preciso meditar constantemente sobre la mejor manera de potenciar al máximo tanto la participación como la representación, teniendo en cuenta que la fuerza de una Asamblea proviene de la participación plena de las delegaciones de las iglesias miembros y la representación de otras iglesias y del movimiento ecuménico más amplio. 

2. Nuevas categorías de participación

En la 9ª Asamblea se introdujeron dos nuevas categorías de participación: "asesor de la delegación" y "representante delegado" de ministerios especializados. 

Se invitó a las iglesias miembros a enviar un/a asesor/a que acompañara a su delegación. Las setenta y cinco personas que asistieron a la Asamblea en calidad de asesores de las delegaciones tenían derecho a voz y estaban sentados con sus respectivas iglesias. Muchos de estos asesores sirven en su iglesia como dirigentes ecuménicos. Las iglesias que enviaron asesores expresaron su agradecimiento pues este hecho afianzaba su participación y ayudaba a algunas de ellas a superar la sensación de que su delegación había sido ‘reducida' . Por desgracia, únicamente las iglesias que podían financiar el coste del vuelo, la comida y el alojamiento de sus asesores pudieron aprovechar esta invitación. 

Con las modificaciones del Reglamento del CMI, se invitó a los ministerios especializados que mantienen una sólida relación con el Consejo Mundial a enviar un/a representante delegado/a. Aunque la categoría de representante delegado no es nueva, es la primera vez que los representantes de los ministerios especializados han sido invitados a asistir a una Asamblea con derecho a voz. Los ministerios especializados que respondieron a la invitación agradecieron la oportunidad de sumarse, con esta categoría, a los consejos afiliados y los organismos ecuménicos en condiciones similares. 

3. Toma de decisiones por consenso

El cambio a la toma de decisiones por consenso fue el resultado de una importante decisión de política del Comité Central que pretendía fortalecer el diálogo ecuménico y la toma de decisiones. El cambio se realizó sin grandes complicaciones, especialmente teniendo en cuenta que ésta era solamente la segunda vez que el Consejo experimentaba con el modelo. La presencia de mentores expertos, los distintos niveles de orientación/capacitación para los participantes y la reunión previa a la Asamblea de los líderes del comité contribuyeron considerablemente a que la Asamblea tomara las decisiones que tomó. 

La Asamblea subrayó la necesidad de una mayor reflexión acerca de cómo lograr una dinámica más positiva entre presentación, debate y toma de decisiones. Se pueden observar tres cuestiones fundamentales para fortalecer el espíritu del consenso: 

  • Las cuestiones más importantes deben presentarse admitiendo no sólo la diversidad de opiniones, sino también la variedad de opiniones y posturas que mantienen los miembros de la comunidad. 

  • La presentación de los temas principales en las sesiones plenarias siempre debe brindar a los asistentes la oportunidad de una reacción inmediata. 

  • Las oportunidades para el diálogo sobre cuestiones importantes y las expectativas sobre cómo ese diálogo informará al proceso de toma de decisiones deben ser tan claras y simples como sea posible.

4. El diálogo como metodología
Esta Asamblea introdujo las "conversaciones ecuménicas" en un intento de que los delegados y otros participantes principales debatieran cuestiones de gran importancia. Lo esencial de la metodología era que los participantes no tenían la presión de producir un informe o ponerse de acuerdo formalmente sobre las recomendaciones. En la mayoría de las conversaciones, donde los líderes estaban bien preparados, la experiencia resultó liberadora y prosperó el diálogo. De igual modo, el hecho de que el Comité Central invitara a los participantes menores de 30 años a unirse a las conversaciones independientemente de su categoría dentro de la Asamblea contribuyó a la formación ecuménica de todos cuantos participaron. 

Fue difícil gestionar el proceso previsto para garantizar que las conversaciones fueran ‘escuchadas' por los comités de la Asamblea debido a la enorme cantidad de trabajo de los comités y el amplio número de conversaciones. 

Podían haberse realizado menos conversaciones. Se cuestionó la simultaneidad de algunas conversaciones y la especificidad de otras. De nuevo, la relación entre los plenarios temáticos y las conversaciones ecuménicas podía haber sido más precisa a fin de favorecer el proceso de toma de decisiones. 

5. El Mutirão y la mayor integración de asociados y redes

En cada Asamblea, es necesario lograr un equilibrio dinámico entre los asuntos administrativos confiados a los delegados, representantes y asesores por un lado, y el testimonio hacia el contexto ecuménico más amplio por otro. Se introdujo el Mutirão para ayudar a conseguir este equilibrio. 

En muchos sentidos, la diversidad de la oferta a través del Mutirão y el espíritu de los participantes crearon un ambiente positivo y concreto para que los delegados lograran sus metas. Entre las razones asociadas con ello figuran las siguientes: 

  • El Mutirão supuso un alejamiento del tradicional "programa de visitantes", admitiendo las limitaciones de ser un ‘visitante' en contraposición a ser un participante a quien se anima a fortalecer la labor de la Asamblea. 

  • El Mutirão trató de aprender de la experiencia del Padare en la Asamblea de Harare estableciendo un marco razonable, integrando las contribuciones en la vida diaria de la Asamblea y limitando su número total para potenciar al máximo la participación. 

  • El programa no fue simplemente preparado, sino también desarrollado, en estrecha colaboración con redes y asociados ecuménicos de Brasil, América Latina y el mundo, en pie de igualdad. 

  • Con más propuestas de las que podían ser aceptadas, muchos talleres sólo podían aceptarse si los patrocinadores consentían trabajar en cooperación con otros que hacían ofertas parecidas, por esto, la colaboración entre muchos participantes del Mutirão comenzó antes de la Asamblea.

Entre los retos de programas similares en el futuro están cómo fortalecer la dinámica entre el Mutirão y la Asamblea. Una sugerencia sería introducir una sesión plenaria sobre el tema "Desde el Mutirão a la Asamblea". Otro desafío futuro es cómo hacer que las iglesias miembros contribuyan más directamente al ambiente creado por un Mutirão. 

Grandes expectativas

1. Una Asamblea que ora

El informe de la Comisión Especial sobre la Participación de los Ortodoxos en el CMI determinó de manera significativa el desarrollo de la vida de oración de la 9ª Asamblea. Basándose en lo acertado del informe y centrándose en el tema de la Asamblea, el Comité de Cultos intentó preparar una reunión profundamente arraigada en la oración. 

El equilibrio entre la oración interconfesional, las liturgias confesionales y la invitación abierta a las comuniones e iglesias para que celebrasen oficios religiosos si así lo deseaban fortaleció considerablemente el espíritu de la Asamblea. La rica vida de oración, unida al sentimiento de comunidad engendrado a través de los estudios bíblicos diarios y el compartir de los grupos hogareños, fue la parte más enriquecedora de la Asamblea para la mayoría de sus participantes. 

Porto Alegre fue una Asamblea de oración. Para garantizarlo, fue de importancia fundamental que la Asamblea se cimentara sobre el tema "Dios, en tu gracia, transforma el mundo", una oración en sí misma. La experiencia en Porto Alegre indica la necesidad de seguir reflexionando acerca de las siguientes paradojas: 

  • Una distinción clara entre la oración confesional e interconfesional supone con frecuencia un reto para el propio compromiso confesional de algunas iglesias de "ser" interconfesionales. 

  • La creencia de que es más apropiado que sean las "familias confesionales" quienes celebren las eucaristías en las reuniones ecuménicas se ve desafiado, asimismo, por los acuerdos de hospitalidad que ya existen entre algunas confesiones.

2. Una Asamblea que escucha
Como ya se ha mencionado, la toma de decisiones por consenso se implementó sin mayores problemas. El éxito relativo de este cambio es esencial a la hora de evaluar Porto Alegre como una Asamblea que escucha. 

El Comité Central lideró significativamente la preparación para el cambio al consenso, que se vio reforzado con nuevos elementos de preparación, entre los que figuraban la capacitación de líderes, la orientación general y el dotar a la Asamblea de mentores y mediadores especialistas en el consenso. También exigió el uso de nuevas metodologías como las conversaciones ecuménicas o el papel de los miembros de los comités de la Asamblea como ‘escuchadores'. 

A pesar de que la Asamblea dedicó gran parte de su tiempo al debate, se mostró un descontento general respecto a la calidad del tiempo de que disponían los delegados para hablar, y por tanto, para ser escuchados. 

Este descontento se dejó sentir con mayor fuerza en relación con los plenarios temáticos. Aunque el Comité de Planificación de la Asamblea estructuró estos plenarios de forma que no incluyesen la oportunidad de responder por parte de los asistentes, la reacción de los delegados deja claro que esta decisión fue un error. 

La experiencia en Porto Alegre indica que se debe reservar espacio para la escucha en todos los aspectos de la vida de la Asamblea. 

3. Una Asamblea joven

El Comité Central, reunido en 2005, se propuso hacer de ésta la Asamblea más joven de la historia del CMI. Asistieron a ella más de 700 jóvenes. Los delegados y asesores jóvenes que pronunciaron discursos en los plenarios temáticos representaban el 25% de los líderes de la Asamblea y de los miembros de los comités. Tres delegados jóvenes integraban el Comité de Dirección. El programa de stewards, el campamento joven, el Mutirão y la invitación de unirse a las conversaciones ecuménicas pretendían favorecer la participación de los jóvenes. Para muchos de ellos, la Asamblea fue una experiencia transformadora. 

A pesar de ello, muchos jóvenes expresaron su frustración por lo mal que se integra el liderazgo de los jóvenes en la vida de las iglesias y en el movimiento ecuménico. Mientras algunos jóvenes sintieron que podían participar en la Asamblea y que eran escuchados, otros experimentaron confrontaciones hostiles en las que se les menospreciaba y silenciaba por el hecho de ser jóvenes. 

La expectativa de que Porto Alegre fuera la ‘asamblea joven' creó un ambiente de hipersensibilidad entre la gente joven sobre su papel en las iglesias y el movimiento ecuménico. Del mismo modo, la ‘asamblea joven' aumentó la sensibilidad de algunos dirigentes eclesiásticos (algunos de ellos expresaron su preocupación por compartir el liderazgo con jóvenes adultos). 

La divergencia de expectativas se vio agravada por el hecho de que, en términos generales, las iglesias miembros no dieron prioridad a las personas menores de 30 años a la hora de designar a sus delegaciones, lo que afectó ulteriormente a la capacidad del Comité de Candidaturas de proponer para su elección al Comité Central delegados jóvenes que contaran con el apoyo de las iglesias de su región. 

La Asamblea puso en evidencia una de las ‘líneas defectuosas' en las relaciones ecuménicas. Los jóvenes de esta asamblea no sólo se mostraron preocupados por la representación numérica sino que también desafiaron la relación disfuncional que aún se produce con frecuencia entre generaciones en la iglesia y la vida ecuménica. 

En reconocimiento a esta frustración, la Asamblea ordenó al Comité Central que nombrara un órgano permanente de gente joven que trabaje con el Consejo para fortalecer la participación de los jóvenes en todos los programas del CMI y en la vida de la iglesia. La necesidad de crear oportunidad reales para los jóvenes adultos y de establecer relaciones saludables y enriquecedoras entre generaciones es uno de los desafíos que surgieron en la Asamblea de Porto Alegre. 

4. Una Asamblea latinoamericana

Ésta fue la primera Asamblea que se reunió en América Latina. Hubo mucha expectación tanto en la región como en la comunidad con respecto al contexto. Desde las primeras etapas, la región estaba profundamente integrada en el proceso de planificación de la Asamblea y del Mutirão. Las iglesias anfitrionas intentaron compartir un mensaje de esperanza y celebración sobre su vida y ministerio. La Asamblea ayudó a revitalizar el ecumenismo en América Latina. 

Todas las presentaciones de los plenarios temáticos contaron con oradores de la región, lo que ayudó a la Asamblea a comprender la realidad socioeconómica, eclesial y ecuménica del contexto. El plenario y los acontecimientos culturales organizados por las iglesias anfitrionas fueron bien recibidos por la Asamblea y las visitas a las congregaciones locales fueron para muchos uno de los puntos a destacar. La declaración sobre América Latina pone de relieve algunos de los principales logros y retos de la región. 

Aunque la participación de la Iglesia Católica Romana fue intensa, las iglesias pentecostales participaron menos de lo que esperaban las iglesias de la región. De igual modo, algunos participantes latinoamericanos sintieron que la Asamblea no trató suficientemente las cuestiones de la pobreza y la deuda externa. 

El desafío más difícil que había que superar para hacer de ésta una Asamblea latinoamericana era la barrera idiomática entre una Asamblea donde la comunicación se realizaba fundamentalmente en inglés y un entorno de acogida donde se hablaba portugués y español. A pesar de esta barrera, lo que verdaderamente hizo de Porto Alegre una Asamblea latinoamericana fue la participación activa de más de 2.000 personas de la región. 

5. Una Asamblea para la formación ecuménica

Una Asamblea es un momento singular en la vida del movimiento ecuménico. Reúne a miles de personas en oración y diálogo durante casi dos semanas. Son numerosas las oportunidades para la formación ecuménica. Esta Asamblea trató de aprovechar al máximo este potencial, contemplando el acontecimiento como un espacio en el que puede prosperar el compartir religioso. 

Los cambios metódicos en el diálogo, la variedad de la oferta del Mutirão, la rica vida espiritual y la diversidad de participantes fueron las bases de la formación ecuménica. Las reuniones previas a la Asamblea, el programa de stewards, el campamento joven, el grupo de ecumenistas jóvenes, el congreso ecuménico, el café teológico y la presencia de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas Discapacitadas (EDAN, por su sigla en inglés) son ejemplos de cómo se favoreció la formación ecuménica. Las discusiones del grupo hogareño de estudios bíblicos fueron fundamentales para la formación ecuménica de delegados, representantes y observadores. 

El proceso de acoger la Asamblea fue, en sí mismo, una experiencia de formación ecuménica para los cientos de miembros de las iglesias locales que contribuyeron en más de veinte grupos de trabajo y participaron en la vida diaria de la Asamblea. La Asamblea unió a las iglesias locales de maneras innovadoras e incluso preparó el camino para mayores muestras de unidad. 

El reto más significativo para las próximas reuniones es cómo dar forma y energía a las cuestiones administrativas de la Asamblea con los encuentros creativos que surgen mediante la formación ecuménica. 

Para los asistentes, la 9ª Asamblea fue un momento significativo en el permanente viaje de la formación ecuménica. Lo que se conoce como el ‘espíritu de la Asamblea', un sentido de compromiso y esperanza entusiasta que impregnó casi todos sus rincones, expresó esto de la manera más intensa. 

Algunas conclusiones clave 

1. ¿Cómo se vivió la comunidad de iglesias en la Asamblea?

El sentimiento de comunidad entre las iglesias se dejó sentir de manera más intensa en la vida espiritual de la Asamblea. Los participantes confirmaron que la labor de una asamblea depende de que se base en la oración común y el estudio bíblico en comunidad. 

La comunidad también se experimentó en el diálogo: puede que incluso más de lo que se esperaba. El diálogo prosperó donde las metodologías intentaron lograr que se compartieran experiencias antes que posturas. También progresó donde la meta común era el enriquecimiento mutuo, más que un informe conjunto. 

La comunidad prosperó de igual manera en sus deliberaciones. La labor de los comités de la Asamblea fue crucial: debían dar voz a la Asamblea y, a pesar de las inmensas presiones a las que se enfrentaban, consiguieron cumplir su tarea. 

La experiencia de los comités en Porto Alegre indica la necesidad de moderar la presión del tiempo en las futuras reuniones para permitir que la comunidad trabaje de manera más eficiente. Los asesores ecuménicos fortalecieron la labor del comité en Porto Alegre, reconociendo las dinámicas de la comunidad que van más allá de la condición de miembro. 

A pesar de su deseo de contar con más tiempo para deliberar cuestiones en el plenario, la Asamblea demostró tener muchísima paciencia en sus deliberaciones. También demostró una considerable madurez y expresó su agradecimiento por el método de consenso en la toma de decisiones. El número significativo de opiniones minoritarias que ahora acompañan a los informes aprobados indican la importancia de las ‘ válvulas de escape' que proporcionan los procedimientos en el mantenimiento de la comunidad. 

2. ¿Intensificó la Asamblea la participación de iglesias y asociados ecuménicos?

Desde todo punto de vista, la Asamblea intensificó la participación de las iglesias y los asociados ecuménicos en la vida del Consejo Mundial. El gran interés que despertó la Asamblea y la manifestación de un espíritu de compromiso e inspiración entre los participantes así lo demuestran. 

Esto también se manifiesta en los esfuerzos de muchas iglesias por compartir la experiencia de su delegación con los que no fueron a Porto Alegre y dejar constancia de ella. El mensaje de la Asamblea, en particular, ha sido traducido a muchos idiomas y está siendo utilizado por congregaciones de todo el mundo. 

El Mutirão proporcionó los medios para que se intensificara la participación mutua de iglesias y asociados. El Mutirão invitó al movimiento ecuménico más amplio a participar en la vida de la Asamblea y ofreció un espacio para el intercambio entre los líderes de las iglesias y los ministerios del movimiento. 

Los informes de la Asamblea indican de manera más clara la dirección que se necesita tomar para fomentar aún más la participación de las iglesias y los asociados ecuménicos en la vida del CMI. Además de confirmar los compromisos en curso, estos informes establecen nuevas instrucciones y despiertan grandes expectativas. 

La Asamblea confirmó firmemente los esfuerzos del pasado decenio para fortalecer un entendimiento y una visión comunes del ecumenismo en el siglo XXI. Por un lado, el compromiso central de los miembros con la unidad visible de la iglesia fue desafiado y fortalecido. Por otro, se articuló más claramente el papel único del CMI como ‘fideicomisario' del movimiento ecuménico. 

La Asamblea ordenó al CMI que hiciera menos y que lo hiciera mejor, y trazó las líneas de la filosofía y metodología de gestión mediante la que espera que esto se haga. 

Aunque la Asamblea intensificó claramente la participación de las iglesias y los asociados que asistieron, también suscitó serias expectativas. Únicamente si se cumplen estas expectativas, el CMI podrá fomentar la participación más significativa de sus iglesias y asociados ecuménicos. 

3. ¿Puede promoverse la participación de iglesias no miembros en la vida de una Asamblea?
Existía bastante expectación en torno a la participación oficial y no oficial de la Iglesia Católica Romana y de las iglesias pentecostales que no son miembros del CMI, que juntas representan a la mayoría de cristianos y cristianas del mundo. Este interés se vio acentuado por el hecho de que la 9ª Asamblea se celebrase en una región que es abrumadoramente católico romana y en un país con la mayor población nacional de cristianos pentecostales. 

La participación oficial de la Iglesia Católica Romana fue intensa, tal como manifiesta el equipo de observadores delegados enviado por el Vaticano, el mensaje a la Asamblea del Papa Benedicto XVI y la afirmación de la Asamblea del ‘Octavo Informe del Grupo Mixto de Trabajo de la Iglesia Católica Romana y el Consejo Mundial de Iglesias'. 

La participación menos oficial de la Iglesia Católica Romana también fue significativa, en particular, la relación con la Pontificia Universidad Católica donde tuvo lugar la Asamblea, y los cientos de líderes y voluntarios de iglesias católico romanas locales que ayudaron a preparar, acoger y compartir durante la Asamblea. 

La participación oficial de las iglesias pentecostales que no son miembros del CMI fue menos significativa que lo que se esperaba, pese a la presencia de algunos líderes clave de América Latina, América del Norte y África, y la afirmación de la Asamblea de la labor del Grupo Consultivo Mixto del CMI y los Pentecostales. 

Aunque había menos observadores delegados de las iglesias pentecostales de lo esperado, la 9ª Asamblea contó con más cristianos pentecostales que ninguna otra en la historia del CMI. Esto se debe fundamentalmente a la participación activa de las iglesias pentecostales miembros del CMI en Chile y Argentina a través del programa del Mutirão. 

Independientemente de la representación oficial o no oficial de la Iglesia Católica Romana y las iglesias pentecostales que no son miembros del CMI, la estructura de la reunión limitó en gran medida la capacidad de los delegados de la Asamblea de entrar en diálogo con estas iglesias. Los debates de los estudios bíblicos de los grupos hogareños entre los participantes principales surgió de un número limitado de participantes oficiales católico romanos o pentecostales. La misma dicotomía entre los participantes principales y otros limitó la diversidad de la representación eclesiológica en las veintidós conversaciones ecuménicas. 

La experiencia en Porto Alegre señala que el CMI debe esforzarse más en alentar y facilitar la participación de las iglesias no miembros en una Asamblea. En especial, son esenciales las relaciones cultivadas mediante un contacto regular con los líderes de la respectiva iglesia. 

También se precisan más esfuerzos para alentar y facilitar la participación del clero, los teólogos y los miembros laicos de las iglesias católico romanas y pentecostales, no sólo a través de programas como el Mutirão, sino mediante el testimonio espiritual de estas tradiciones y las oportunidades adecuadas para el diálogo sobre un amplio abanico de cuestiones a debate. 

4. ¿Qué impacto tuvo la Asamblea sobre los medios de comunicación eclesiásticos e internacionales?
Los medios de comunicación del CMI distribuyeron más de 160 noticias, entrevistas y artículos en cinco idiomas a 15.000 personas, que incluyeron a unos 2.000 canales de televisión y emisoras de radio. Las retransmisiones diarias en la web llevaron la Asamblea a los hogares de quienes no estaban en Brasil. 

Los medios de comunicación internacionales acreditados, tanto laicos como religiosos, contaban con 154 periodistas. Los países más representados fueron Alemania, EE. UU., Suiza, los Países Bajos, Italia, Reino Unido, la India, Suecia, Austria y Canadá. Las principales agencias de noticias (AP, Reuters, AFP, DPA, EFE) estaban representadas. La prensa brasileña estuvo representada por más de 160 periodistas, que produjeron diariamente material impreso y cubrieron el acontecimiento por radio y televisión en Porto Alegre y, en menor medida, en los medios nacionales. 

La cobertura de los medios de comunicación fue muy extensa, principalmente en los medios impresos, con cientos de artículos en varios idiomas y regiones. Se informó ampliamente de la Asamblea en los medios protestantes durante y después del acontecimiento; los medios de comunicación ortodoxos y católicos realizaron una cobertura más limitada. La cobertura de los medios de comunicación laicos varió dependiendo del contexto. Se registró una cobertura significativa en Francia, el Líbano, la India, Grecia y Rusia en la medida en que alcanzaron grandes audiencias no religiosas. 

En general, las cuestiones que cubrieron los medios fueron sustanciales, incluso cuando la cobertura criticaba algunos aspectos de la Asamblea. Los asuntos principales que cubrieron los medios laicos fueron, por orden de importancia: la unidad cristiana, la pobreza, la paz, la antiviolencia, la guerra, las relaciones interreligiosas, la libertad de expresión (caricaturas de Mahoma), el CMI y su estructura, la identidad cristiana, la globalización, la juventud, el tema de la Asamblea, las mujeres, el conflicto de Israel/Palestina. (Véase el análisis cualitativo a continuación). La cobertura hostil se limitó a los grupos que históricamente cubren de manera negativa al CMI. 

Un breve análisis cualitativo de la cobertura de la Asamblea en los medios laicos indica que:

  • Se vinculó el tema de la Asamblea con la promoción del diálogo interreligioso o con las medidas para mejorar las realidades sociales y políticas (o en algunos casos, con ambas). 

  • La cuestión de la unidad cristiana fue enmarcada con frecuencia en términos de diferencias, por ejemplo, el Este frente al Oeste, los católicos frente a los protestantes, los conservadores frente a los liberales, los carismáticos frente a los miembros del CMI, los protestantes frente a los ortodoxos. 

  • Se resaltó el carácter mundial de la Asamblea: 348 iglesias en todo el mundo, de más de cien países, "trabajando juntas para construir un mundo más justo". También se planteó, sin embargo, la urgencia de realizar mayores progresos, y se cubrió considerablemente la necesidad de colaborar con denominaciones no representadas en el CMI. 

  • La relación con la Iglesia Católica sigue siendo un tema recurrente: apoya al CMI pero no es miembro; su estructura centralizada "no se mezcla", pero la distancia ha disminuido. 

  • La atención prestada al problema de la pobreza fue de índole más política. Algunos medios sacaron jugo al desacuerdo entre los miembros del CMI sobre cómo afrontar la globalización económica. 

  • La cobertura de la pobreza muestra que las historias contadas poco antes de la Asamblea y durante los primeros días de ésta crearon una gran expectación, mientras al final algunos se llevaron una desilusión. 

  • La conmoción mundial causada por la publicación de las caricaturas del profeta Mahoma poco antes de la Asamblea dominó el debate sobre la libertad de palabra y expresión. 

  • La carta de arrepentimiento de la Conferencia de Estados Unidos para la 9ª Asamblea del CMI recibió mucha atención de los medios, pero no todos la aceptaron. 

  • Se criticó el hecho de que no se alcanzaran las cifras fijadas para la representación de mujeres y jóvenes en el Comité Central del CMI. 

  • Se informó de asuntos de gobierno del CMI: se cubrieron ciertamente las citas nacionales, y el modelo del consenso fue mencionado una serie de veces, en algunas ocasiones, de manera crítica. 

  • Los medios de comunicación reflexionaron sobre una serie de cuestiones locales, por ejemplo, las problemáticas relaciones interreligiosas en Indonesia, las relaciones entre cristianos y judíos en Oriente Medio, y la situación de las iglesias en América Latina.

Evaluación de los participantes  

Los participantes de la Asamblea devolvieron un total de 538 formularios de evaluación de los distribuidos en Porto Alegre por el Comité de Dirección. De estos 538 formularios, 306 fueron entregados por delegados (57%). 

Aunque el número total de respuestas representa un porcentaje pequeño de los participantes, las siguientes estadísticas incluyen la opinión de la mitad de los delegados presentes en la Asamblea. 

Elementos constitutivos de la Asamblea

Bueno

Satisfactorio

Insatisfactorio

 

 

 

 

Vida de oración

59%

33%

8%

Estudios bíblicos

67%

25%

9%

Conversaciones ecuménicas

49%

40%

12%

Plenarios temáticos

37%

46%

17%

Plenarios administrativos

25%

61%

14%

Reuniones de los comités

51%

40%

9%

Reuniones regionales y confesionales

34%

49%

16%

 

 

 

 

Plenario de América Latina y velada cultural

60%

32%

8%

Visitas a iglesias locales

66%

26%

8%

 

 

 

 

Talleres del Mutirão

55%

41%

4%

Exposiciones y presentaciones culturales

57%

40%

2%

Formación ecuménica

48%

47%

5%

 

 

 

 

Alojamiento

68%

29%

3%

Logística

61%

34%

5%

Otros aspectos prácticos

50%

44%

5%

En base a estas estadísticas, los participantes se mostraron más satisfechos con los estudios bíblicos, los acontecimientos del día de América Latina y las visitas a las iglesias locales. Los participantes se mostraron menos entusiastas con respecto a los plenarios temáticos, los plenarios administrativos y las reuniones regionales y confesionales. Los índices de insatisfacción señalan que debe prestarse más atención a las actividades en los plenarios y a la manera de tratar cuestiones administrativas. 

También se pidió a los participantes que hicieran comentarios pertinentes mientras evaluaban la Asamblea. Sus comenta rios señalan las siguientes observaciones generales: 

Contenido: plenarios temáticos, conversaciones ecuménicas y diálogo.

  • Las presentaciones y el diálogo necesitan una base teológica más profunda.

  • Se prefieren las presentaciones y el diálogo en los plenarios a los enfoques multimedia.

  • Se precisa más interacción con los asistentes y entre los participantes.

  • Suelen evitarse las cuestiones difíciles.

  • Se espera una asamblea más integrada, manteniendo unidos la celebración, el diálogo y lo administrativo.

  • Se precisa una política para recibir y limitar la presentación de mensajes.

  • Se observó repetidas veces la falta de atención prestada a la comunidad afrobrasileña.

Vida espiritual: oración y estudios bíblicos

  • Deseo de un análisis más explicativo en el material de los estudios bíblicos.

  • Más diversidad en el culto.

  • La necesidad de silencio durante la oración.

  • Más espacio para la oración y la intercesión en toda la vida de la Asamblea.

Administración: consenso, moderación, informes, candidaturas y elecciones

  • Se precisa más claridad sobre los procedimientos, el orden del día administrativo y la presentación de informes de los comités.

  • Los moderadores deben ser especialistas, estar preparados y bien capacitados.

  • Se necesita más tiempo y diálogo para llegar al consenso.

  • Necesita prestarse más atención a las candidaturas y los procesos de elección.

  • Los documentos y las traducciones deben estar disponibles antes del debate.

  • Las opiniones de los delegados deben tomarse más en serio.

  • Sería útil contar con un día completo de orientación al principio de la Asamblea.

A continuación, citamos al pie de la letra algunos comentarios de los delegados: 

  • "Me habría gustado que hubiera más teología en el programa de estudios bíblicos. Se centraron en la sociedad y los efectos de la globalización en nuestras respectivas sociedades; habrían sido más amenos si se hubiera puesto más énfasis en la religión". 

  • "Se dijo muy poco de las luchas de la población africana en el Brasil y el racismo al que se enfrentan, al igual que la pobreza de esta comunidad". 

  • "La toma de decisiones por consenso precisa que se dedique más tiempo a los asuntos administrativos y que la consulta sobre las diversas cuestiones comience, por lo menos, con un año de antelación". 

  • "Sugeriría que, en el futuro, el Moderador y el Secretario General se consulten para que no se repitan los temas. Yo sugeriría que el Moderador ofrezca una visión de futuro (como hizo), y que el Secretario General presente una perspectiva general del período transcurrido desde la última Asamblea, resalte cuestiones y medidas específicas". 

  • "Me pareció que no se ponía en práctica el énfasis de la participación de los jóvenes. Su participación en el CMI debería estar estructurada para que pudieran crecer en responsabilidad y actividad, y, de ese modo, conseguir los puestos relevantes que desean. También sentí que no estaban claramente definidas las bases para una mayor participación de los jóvenes". 

  • "Fue una gran empresa. Gracias a todos". 

  • "Por favor, sigan orando ‘Dios, en tu gracia, transforma el mundo'". 

Resultados financieros

Las cuentas finales de la Asamblea serán auditadas en 2007. Se presentará un informe sobre los ingresos y gastos de la Asamblea a través del Comité de Finanzas del Comité Central. 

Sugerencias prácticas para la preparación de la 10ª Asamblea

Aunque aún es demasiado pronto para plantearse dónde se celebrará la próxima Asamblea o el tema bajo el cual congregará a sus asistentes, no es demasiado temprano para pensar en el calendario de preparativos y los medios para obtener los recursos necesarios para la preparación de la 10ª Asamblea. 

1. Calendario de preparativos

El siguiente calendario provisional de preparativos se basa en la suposición de que la 10ª Asamblea se celebrará a finales de 2013: 

Reunión del Comité Central en febrero de 2008

  • Elaborar las expectativas básicas para la 10ª Asamblea.

  • Nombrar un Comité de Planificación de la Asamblea.

  • Nombrar un Comité de Cultos de la Asamblea.

  • Iniciar la búsqueda del lugar de celebración.

Reunión del Comité Central en agosto de 2009

  • Decidir el tema de la Asamblea.

  • Decidir el lugar de celebración de la Asamblea.

  • Confirmar el presupuesto de la Asamblea.

  • Planear la distribución de los delegados.

Reunión del Comité Central en febrero de 2011

  • Confirmar el programa de la Asamblea y el orden del día preliminar.

  • Enviar las invitaciones.

  • Lanzar los recursos congregacionales.

Reunión del Comité Central en agosto de 2012

  • Confirmar las delegaciones de las iglesias miembros.

  • Nombrar a delegados adicionales según el proceso del 15%.

  • Nombrar a los líderes de la Asamblea.

  • Lanzar los materiales de estudio de la Asamblea.

Si la Asamblea se celebra a principios de 2013, todas las cuestiones que exijan medidas deben ser presentadas al Comité Central en su reunión de febrero de 2011. 

2. Obtener los recursos necesarios
Una Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias es, por un lado, la responsabilidad constitucional del CMI como institución y, por otro, la responsabilidad espiritual del CMI en cuanto una comunidad de iglesias.

Las siguientes sugerencias pueden resultar útiles para conseguir los recursos financieros y espirituales necesarios en la preparación de una Asamblea. 

El presupuesto de la Asamblea podría ser financiado anualmente con el diezmo (10%) del total de las contribuciones de las iglesias miembros. En un período de siete años, ese diezmo podría establecer una contribución de hasta 4,4 millones de francos suizos para los gastos de la Asamblea y aumentaría la confianza de los asociados a la hora de costear gastos adicionales. 

El ciclo de sínodos, asambleas, conferencias y otras reuniones importantes de las iglesias miembros, los consejos asociados y los asociados ecuménicos durante la fase de preparación podría fortalecer significativamente la Asamblea a través de la oración y un debate coordinado sobre las cuestiones principales que se espera figuren en la agenda de la Asamblea. 

Hacia una asamblea ecuménica 

La 9ª Asamblea recomendó que el CMI luche por una "asamblea ecuménica que reúna a todas las iglesias para celebrar su comunidad en Jesucristo y afrontar los desafíos comunes que se plantean a la iglesia y a la humanidad " (Informe del Comité de Examen, punto 5). 

La recomendación fue apoyada por la Asamblea principalmente como un testigo "hacia la unidad visible y hacia una Eucaristía compartida", pero también como un desafío práctico para que se "estudie la viabilidad de una estructura para las asambleas del CMI que permita ampliar el espacio de encuentro entre las comunidades cristianas mundiales y las familias confesionales, con el propósito de deliberar y/o debatir sobre el programa general de dichas asambleas" (Informe del Comité de Examen, punto 25d). 

La Asamblea pidió al Comité Central que deliberara más ampliamente sobre este punto a principios de su mandato. 

Esta recomendación es el fruto de muchos años de debate en torno a una asamblea ‘conjunta' o ‘común ' que permitiría a múltiples organizaciones ecuménicas celebrar sus respectivas asambleas en el mismo tiempo y espacio. 

Reflexionando sobre este debate, la 9ª Asamblea propuso una reunión más abierta, pues preferiría establecer como meta una ‘asamblea ecuménica' de celebración, más que un ‘acontecimiento común' en que cada organización atendiese a su propia agenda de trabajo. 

Esta decisión representa un impulso ecuménico importante y el compromiso explícito del CMI de investigar cómo una ‘asamblea ecuménica' puede ser una celebración de fe que vaya más allá de las fronteras ecuménicas, pero puede también proporcionar un espacio para que otros organismos cristianos prosigan las deliberaciones que más se adecuen a su propio entendimiento. 

Aunque la Asamblea mencionó específicamente trabajar con las Comuniones Cristianas Mundiales y otros organismos confesionales en la búsqueda de esta visión, no debemos olvidar las realidades ecuménicas regionales. Reconociendo la diversidad de las iglesias cristianas y el impacto positivo que la región de acogida tiene en un acontecimiento de estas características, es obvio que una ‘asamblea ecuménica' tendrá distinto sabor dependiendo de la parte del mundo donde se celebre. 

Una ‘asamblea ecuménica' sería, ante todo, un espacio para la celebración, la oración y el diálogo comunes. También sería un acontecimiento en que se ofrecería al CMI y otros organismos el espacio necesario para llevar a cabo sus deliberaciones respectivas. El acontecimiento en su conjunto sería un testimonio sin parangón de la unidad y espiritualidad cristianas. 

El CMI se compromete a colaborar con otros organismos cristianos que ven una ‘asamblea ecuménica' como una oportunidad de enriquecer su fe, una invitación a profundizar sus compromisos ecuménicos y un espacio para reunirse en consejo.