Un llamamiento al amor y la acción

versión pdf del llamamiento

version pdf del appendice

AGAPE - Un documento de referencia

Este documento es el resultado del trabajo sobre globalización económica realizado de Harare a Porto Alegre. Ha sido preparado por la Comisión de Justicia, Paz y Creación bajo la dirección del Comité Central. Su versión final fue recibida en septiembre de 2005 por el Comité Ejecutivo; éste último también aprobó la utilización del documento en el plenario sobre justicia económica.

Introducción

Nosotros, los representantes de las iglesias reunidos en la 9ª Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), insistimos en que un mundo sin pobreza no sólo es posible, sino es también una exigencia de la gracia de Dios para el mundo. Esta convicción se basa en la rica tradición del pensamiento y la acción sociales ecuménicos, que se centra en la opción de Dios en favor de los pobres como imperativo de nuestra fe. Recoge los resultados de un proceso de siete años de estudios mundiales sobre las respuestas de las iglesias a la globalización económica, con contribuciones de todas las regiones del mundo y con la participación de varias comunidades cristianas mundiales, especialmente a través de la Asamblea de 2003 de la Federación Luterana Mundial (FLM) y el Consejo General de 2004 de la Alianza Reformada Mundial (ARM). (Véase el apéndice).

En este proceso se ha examinado el proyecto de globalización económica, dirigido por la ideología defensora de unas fuerzas de mercado sin restricciones y que beneficia a los intereses políticos y económicos dominantes. Las instituciones financieras internacionales y, entre ellas, la Organización Mundial del Comercio, promueven la globalización económica. Los participantes en el proceso de la AGAPE compartieron sus preocupaciones por el aumento de las desigualdades, de la concentración de la riqueza y el poder en las manos de unos pocos y de la destrucción de la tierra, todo lo cual agrava el escándalo de la pobreza en el Sur y, cada vez más, en el Norte. En los últimos años se está viendo claramente la función creciente del poder político y militar. Las poblaciones de todo el mundo experimentan en sus comunidades los efectos de formas imperiales del poder.

Al reunirnos en Porto Alegre, Brasil, la patria del Foro Social Mundial (FSM), nos alienta el mensaje constructivo y positivo de los movimientos que se reunieron en él propugnando que hay alternativas posibles. Afirmamos que podemos y debemos construir algo nuevo llegando a ser comunidades transformadoras al servicio de las personas y la tierra.

Reconocemos que las divisiones del mundo se hallan también presentes entre nosotros. Sin embargo, nos atrevemos a creer y a confesar que estamos llamados a ser uno en Cristo y a ser transformados por la gracia de Dios en beneficio de todas las formas de vida sobre la tierra. Confrontados con la necesidad de vigilar la globalización económica y transformarla, nos hacemos a nosotros mismos un llamamiento a la acción, como iglesias que trabajan junto con las personas de otras comunidades y movimientos de fe.

El llamamiento de AGAPE: al amor y la acción

Dios, Creador, que has dotado de integridad a tu creación y de dignidad a los seres humanos;
Dios, Redentor y Liberador, que nos liberas de la esclavitud y la muerte;
Dios, Espíritu Santo, que nos transformas y nos das energía.
Padre, Hijo y Espíritu Santo, haz que seamos testigos de tu amor, de tu vida y de tu gracia transformadora.

Todos: Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Hemos llegado a hacernos insensibles ante el sufrimiento y la injusticia. Hay entre nosotros quienes sufren las consecuencias de la globalización económica: mujeres sometidas a abusos, pero que están al servicio de la vida; niños a quienes se les niegan sus derechos; jóvenes que viven en la inseguridad económica y el desempleo; trabajadores que trabajan en condiciones de explotación; muchas personas atenazadas por relaciones comerciales injustas y la esclavitud de la deuda. Personas con discapacidades y personas que viven al margen de la sociedad, personas de color que son frecuentemente quienes primero y más duramente sufren el azote de la pobreza, personas que han sido expulsadas y se han visto privadas de sus tierras; la misma tierra, maltratada, agotada y explotada. Estas personas, a las que se niegan sus medios de subsistencia, son con frecuencia las más vulnerables a enfermedades como el VIH/SIDA. Confesamos que muchos de nosotros no hemos sabido responder con solidaridad.

Todos: Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Tenemos la tentación de ceder a las comodidades y a sus vanas promesas cuando deberíamos elegir un discipulado y un cambio que resultan duros. Estamos inclinados a aceptar la opresión y el sufrimiento como algo dado, cuando deberíamos mantener nuestra esperanza en defender la justicia y la liberación.

Confesamos que muchos de nosotros no hemos sabido adoptar una postura en nuestra fe ni actuar contra la injusticia económica y sus consecuencias destructivas para las personas y la tierra. Estamos tentados a ceder al materialismo y al reino del dinero. Nos prestamos al juego del dinero y aceptamos el poder político y militar, cuando deberíamos alinearnos con las personas pobres y excluidas.

Todos: Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Dios, te pedimos perdón.
Todos: Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Dios, haz que nuestras estructuras económicas estén inspiradas por las normas de tu hogar de vida, y se rijan por el amor, la justicia y la gracia.
Que no temamos el cambio y busquemos alternativas.
Que trabajemos por la justicia enfrentándonos a estructuras económicas destructivas,
proclamando con esperanza el Año de Gracia del Señor, la cancelación de la deuda, la liberación de los cautivos y el descanso para la tierra, que trabajemos en favor de una economía de solidaridad de la agape.
Todos: Dios, en tu gracia, transforma el mundo.

Dios, envíanos,
a cuidar de la tierra y compartir todo lo que es necesario para vivir en comunidad,
a resistir y denunciar a todo el que niegue la vida,
a amar al prójimo y hacer lo que es justo,
de forma que donde había muerte, haya vida.

Nos exigimos unos a otros
responder a tu amor a todas las personas y la tierra
en nuestras propias acciones y en el testimonio y servicio de nuestras iglesias;
trabajar por la erradicación de la pobreza y la cancelación incondicional de las deudas;
cuidar de la tierra, el agua, el aire: de todo el entramado de la vida;
construir relaciones justas y sostenibles con la tierra.

En el mundo del trabajo, el comercio y las finanzas, estudiar e interpelar al poder en todas sus diferentes formas y manifestaciones, recordando que todo poder te debe rendir cuentas a ti, Dios. Dios, en tu gracia, ayúdanos a ser agentes de tu transformación y a escuchar tu llamamiento para actuar con valentía.

Todos: Dios Creador, que el poder de tu gracia nos transforme;
Cristo, danos valor y esperanza para compartir nuestra vida con los demás y con el mundo;
Espíritu Santo, fortalécenos para trabajar en favor de la justicia para las personas y la tierra.
Dios, en tu gracia, transforma el mundo. Amén.

En el espíritu de esta oración unificadora, nos interpelamos a nosotros mismos para tener la valentía de actuar. El llamamiento de la AGAPE nos invita a actuar unidos para transformar la injusticia económica y a continuar analizando y examinando los desafíos de la globalización económica y los vínculos entre la riqueza y la pobreza.

1. Erradicación de la pobreza
Nos comprometemos de nuevo a trabajar para erradicar la pobreza y la desigualdad mediante el establecimiento de economías de solidaridad y de comunidades sostenibles. Consideraremos que nuestros gobiernos y las instituciones internacionales son los responsables de cumplir sus compromisos sobre la erradicación de la pobreza y la sostenibilidad.

2. Comercio
Nos comprometemos de nuevo a trabajar por la justicia en las relaciones comerciales internacionales mediante un análisis crítico del comercio libre y las negociaciones comerciales, y a colaborar estrechamente con otros movimientos sociales para conseguir que estos acuerdos sean justos, equitativos y democráticos.

3. Finanzas
Nos comprometemos de nuevo a realizar campañas en favor de los préstamos responsables, de la cancelación incondicional de la deuda y del control y la reglamentación de los mercados financieros mundiales. Es preciso reorientar las inversiones hacia actividades empresariales que respeten la justicia social y ecológica o hacia bancos e instituciones que no participen en la especulación, ni fomenten la evasión fiscal.

4. Utilización sostenible de la tierra y los recursos naturales
Nos comprometemos de nuevo a participar en actividades en favor de sistemas sostenibles y justos de extracción y utilización de los recursos naturales, en solidaridad con los Pueblos Indígenas, los cuales tratan de proteger sus tierras, aguas y comunidades.

Nos comprometemos de nuevo a oponernos al consumo excesivo de las sociedades ricas para convertirlas a estilos de vida sobrios y sencillos.

5. Bienes y servicios públicos
Nos comprometemos de nuevo a unirnos a la lucha mundial contra la privatización impuesta de los bienes y servicios públicos, y a defender activamente los derechos de los países y los pueblos a definir y administrar sus propios bienes.

Nos comprometemos de nuevo a apoyar a movimientos, grupos e iniciativas internacionales que defienden elementos decisivos de la vida, como la biodiversidad, el agua y la atmósfera.

6. Agricultura que da la vida
Nos comprometemos de nuevo a trabajar en favor de las reformas agrarias en solidaridad con los trabajadores agrícolas sin tierras y los pequeños productores agrícolas, a defender las distintas formas de autodeterminación en relación con las necesidades de alimentos. Nos comprometemos a oponernos a la producción de organismos modificados genéticamente, así como a la liberalización del comercio como única norma. Nos comprometemos a promover prácticas agrícolas ecológicas y a solidarizarnos con las comunidades campesinas.

7. Trabajos decentes, trabajo emancipado y medios de subsistencia de la población
Nos comprometemos a crear alianzas con movimientos sociales y sindicatos que defienden trabajos decentes y salarios justos. Nos comprometemos a defender a los trabajadores que trabajan en condiciones de explotación y están privados de sus derechos a formar asociaciones sindicales.

8. Las iglesias y el poder del imperio
Nos comprometemos de nuevo a reflexionar sobre la cuestión del poder y el imperio desde la perspectiva bíblica y teológica, y a adoptar una firme postura de fe contra los poderes hegemónicos. Todo poder debe rendir cuentas a Dios.

Reconocemos que el proceso de transformación exige que nosotros, como iglesias, nos hagamos responsables ante las víctimas del proyecto de globalización económica. Sus voces y su experiencia deben determinar cómo hemos de analizar y juzgar este proyecto, de acuerdo con el evangelio. Esto implica que nosotros, en cuanto iglesias de diferentes regiones, nos hagamos responsables unos de otros y que aquellos de entre nosotros que se hallen más próximos a los centros del poder pongan en práctica en sus vidas nuestra primera lealtad para con nuestras hermanas y hermanos que, cada día, experimentan en sus vidas los efectos negativos de la injusticia económica mundial.

 


 

 

Appendice 1