La ACT Alianza, la Federación Luterana Mundial (FLM) y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) reafirmamos nuestro compromiso de desempeñar un papel esencial en la protección de la biodiversidad y la salud del planeta. Entendemos la urgente necesidad de actuar ante la crisis climática que está devastando nuestros ecosistemas. Creemos que promover relaciones justas requiere un diálogo ético y constructivo entre las ciencias naturales, sociales y teológicas, así como los conocimientos y formas de saber tradicionales. Cada campo de conocimiento contribuye a nuestra reflexión colectiva sobre lo que significa ser humano y cómo debemos actuar para salvaguardar la paz y el bienestar de todas las criaturas, tanto para esta generación como para las futuras.
En este sentido, la protección de la biodiversidad debe ser una prioridad inquebrantable para los gobiernos, subrayando su papel central en el enfrentamiento de los desafíos ambientales y climáticos, así como en la construcción de la paz. Este compromiso debe estar alineado con el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, jóvenes, mujeres, niñas en toda su diversidad y comunidades históricamente marginadas, utilizando un enfoque basado en los derechos humanos. Estas comunidades no solo experimentan de primera mano las consecuencias del cambio climático, sino que también son las custodias de la biodiversidad. Su liderazgo es crucial para preservar la vida en nuestro planeta. Instamos a los gobiernos a garantizar un diálogo inclusivo que asegure la participación efectiva de todas las partes interesadas. Solo de esta manera se podrán desarrollar soluciones justas y sostenibles para el bienestar de nuestro hogar común.
Limitar el calentamiento global a 1.5°C es crítico, ya que el cambio climático no solo es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, sino que también agrava esta crisis. Para lograr este objetivo, es crucial eliminar el uso de combustibles fósiles de manera justa y equitativa, ya que representan una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Solo a través de una transición hacia fuentes de energía renovables y sostenibles, combinada con políticas firmes y compromisos globales sobre la necesidad de hacer que los flujos financieros sean coherentes con el Acuerdo de París, podremos mitigar efectivamente los efectos del cambio climático y proteger la biodiversidad.
Además, movilizar los recursos necesarios para enfrentar la crisis de la naturaleza y el clima requiere liderazgo político y acción, particularmente por parte de los países desarrollados. Es vital aumentar la financiación para abordar estas dos crisis ambientales globales. La capacidad de cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y el Marco Global de Biodiversidad dependerá directamente de la provisión y movilización de flujos financieros.
Asimismo, es crucial que todos los gobiernos presenten sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAPs), asegurando que estos no sean documentos aislados, sino que estén efectivamente vinculados a las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs) y a los Planes de Adaptación Nacional (NAPs). Estas sinergias son necesarias para permitir un enfoque coherente y eficiente en el abordaje tanto de la acción climática como de la protección de la biodiversidad.
Finalmente, como iglesias y organizaciones basadas en la fe, promovemos los objetivos de la Convención sobre la Diversidad Biológica y hacemos un llamado a una urgente reestructuración de las relaciones de poder, al reconocimiento de los derechos de la naturaleza y a la transformación del actual modelo económico extractivista, que ha contribuido a la degradación de la biodiversidad y ha exacerbado aún más la crisis climática. Un nuevo pacto social es imperativo para abordar las causas profundas de la destrucción que estamos presenciando.
Esta COP16 debe resultar en acciones concretas para restaurar nuestra relación con la naturaleza. Acciones para nosotros, para las otras especies con las que compartimos el planeta y para las generaciones futuras. Es nuestro turno. Hoy es nuestro momento.