Introducción

Todas y cada una de las personas tienen una identidad. Podemos heredar nuestra identidad de nuestra familia, de nuestra religión, o de ambas. Los cristianos creemos que nuestra identidad es sagrada porque cada uno de nosotros fue hecho a imagen y semejanza de Dios y ha recibido dones y un propósito en este mundo. Sin embargo, más allá de la afirmación religiosa, la identidad debe mantenerse sagrada y ser tratada como tal. A pesar de que podemos pensar que la identidad es una característica humana, la identidad no se limita a las personas. Los lugares y las ciudades también tienen identidades, como es el caso de Jerusalén: una ciudad única con una identidad sagrada.

 

Texto bíblico

Jeremías 1:5

Antes que yo te formara en el vientre, te conocí;

y antes que salieras de la matriz, te consagré

y te di por profeta a las naciones.

 

Reflexión

Nuestro Dios amoroso nos creó con mucha intención y cuidado. Dios nos conoce a todos por nuestro nombre y tiene una misión para cada uno. Nuestro deber es escuchar su amable voz y esforzarnos por llevar una vida modelada según el propósito que Dios tiene para nosotros.

El profeta Jeremías ofrece un ejemplo extraordinario del cuidado de Dios. Jeremías asevera que obtuvo la identidad de santidad incluso antes de haber dejado el vientre materno, pero también actuó en respuesta al llamado de Dios, porque la justicia de Dios permite que todos elijamos. Jeremías escuchó la voz divina de Dios en su vida y siguió este llamado, incluso cuando le resultó difícil. La identidad sagrada de Jeremías y su buena disposición para aceptar y encarnar esta identidad hicieron de él el profeta que difundió la palabra del Señor por todo el mundo. Juan el Bautista, Pedro y muchos otros tuvieron una historia de vida similar.

No todos nosotros estamos llamados a ser profetas o predicadores, pero todos recibimos un llamado. Dios nos da una identidad sagrada y un propósito particular. Actualmente, con todo el ruido que nos rodea, debemos encontrar un tiempo de calma y reflexión profunda para discernir la voz de Dios y descubrir su plan de manera que podamos responder de acuerdo a su voluntad para con nosotros y nuestros semejantes.

Pero la identidad sagrada no se limita a las personas o seres humanos. En todo el mundo hay lugares que se distinguen y son reconocidos como lugares especiales, sagrados y con un propósito. Jerusalén es un claro ejemplo. Siendo el corazón de la Tierra Santa, la ciudad de Jerusalén es un lugar de oración para tres de las religiones principales del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Esta identidad multireligiosa es única. Por su santidad, muchos sueñan con visitar esta ciudad. De hecho, a menudo, la ciudad está llena de peregrinos religiosos venidos de todo el mundo que elevan sus plegarias a Dios en muchos idiomas distintos.

Pero la sacralidad de Jerusalén no siempre se ofrece a todos de manera equitativa. Mientras que los visitantes de otras naciones viajan libremente en Jerusalén, la ciudad sagrada está rodeada por un muro de separación que limita o impide la entrada de los palestinos. Los cristianos y musulmanes que han vivido en la Tierra Santa toda su vida y por muchas generaciones reivindican una identidad arraigada en esta tierra y en su identidad sagrada, pero muchos de ellos no pueden recorrer la corta distancia hacia Jerusalén para rendir culto. Algunos tratan a la identidad palestina como una identidad sospechosa y, en algunos casos, niegan la identidad palestina o la consideran ilegítima, como “una identidad irreal”. Sin embargo, junto con el profeta Jeremías, ¡proclamamos que la identidad palestina también es sagrada! Y la identidad de Jerusalén, igualmente sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, debe ser protegida.

Nuestras huellas dactilares humanas son testigos de la verdad de que cada uno de nosotros es único a los ojos de Dios. Dios ama y cuida a cada persona como si fuera la única en la tierra. Todas las personas están llamadas a enorgullecerse de la identidad que Dios les dio y a trabajar para proteger la identidad sagrada de nuestros semejantes. En este esfuerzo, recorreremos el camino de la justicia, la paz y el amor.

 

Preguntas

  1. ¿Por qué cree usted que la identidad es sagrada?
  2. ¿Cree que los lugares tienen identidades únicas? ¿Qué hace que un lugar en particular sea sagrado?

 

Oración

Dios nuestro, vivo y santo, te damos gracias por tu gran amor por nosotros, por tenernos en tu corazón y crearnos con un llamado y un propósito. Te pedimos que nos ayudes a expresar nuestra identidad cristiana con orgullo y a ser un ejemplo de tu amor en esta tierra. Quédate con nosotros, ahora y por siempre. Amén.