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Ceremonia de relevo en la Basílica de Santa Ana, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Foto: Albin Hillert/CMI

Ceremonia de relevo en la Basílica de Santa Ana, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Foto: Albin Hillert/CMI

Por Albin Hillert*

“Guíanos de la desesperación a la esperanza, del miedo al amor, y que la paz esté en nuestros corazones”, dijo la Rev. Gabrielle Zander, de la Iglesia Augusta Victoria, en la oración de apertura que pronunció durante una reunión de los participantes en el Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel del Consejo Mundial de Iglesias (CMI-PEAPI) en la Basílica de Santa Ana, en Jerusalén, a mediados de abril.

Desde 2002, los grupos de acompañantes ecuménicos han venido proporcionando una presencia internacional protectora a las comunidades locales, han documentado violaciones a los derechos humanos y han sido testigos presenciales de las situaciones que se viven bajo la ocupación, historias que se llevan consigo y comparten con su entorno cuando regresan a sus países de origen.

En Santa Ana, en la ceremonia de mediados de abril, un grupo de acompañantes pasó el testigo de su ministerio al siguiente grupo.

Algunos de ellos ya llevan tres meses en Tierra Santa, otros acaban de llegar. Pero todos ellos comparten el mismo ministerio: de testimonio, de acompañamiento, de servicio.

“Como seres humanos, Dios nos creó con muchas diferencias, y estas diferencias han creado tensiones, conflictos y malentendidos”, reflexionó el Rev. Dave Sullivan, en nombre de los Misioneros de África del Monasterio y la Basílica de Santa Ana. “Pero el sueño de Dios es que todos vivamos en armonía. Diferentes, pero en armonía”.

“Jesús nos enseñó que ‘bienaventurados son los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos e hijas de Dios’, aquellos que construyen la paz, los que fomentan el diálogo”, continuó Sullivan. “Cada uno de ustedes está bendecido, pues han entregado su tiempo, su energía y sus recursos para contribuir a la paz”.

“Durante su estancia aquí, no resolverán todos los problemas. Pero están aquí para hacer su contribución al sueño de paz de Dios”, dijo.

Con una simbólica ceremonia con velas, el grupo saliente de acompañantes entregó la luz de la paz, pues ahora la responsabilidad del testimonio recae en los nuevos acompañantes.

“Que caminen con amabilidad, esperanza, paciencia y amor para que sean bendecidos, y sean una bendición para todos”, dijo el grupo saliente.

“Aceptamos el desafío de vivir y dar testimonio como acompañantes ecuménicos”, respondió el nuevo grupo.

Por un lado, los miembros de un grupo vuelven a sus respectivos hogares, para compartir con su entorno lo que han visto, oído y experimentado; por otro lado, los nuevos acompañantes ya han comenzado su servicio en el terreno.

Miles de cristianos de Jerusalén y de otros lugares marcharon el 14 de abril desde el Monte de los Olivos hasta la Ciudad Vieja de Jerusalén, siguiendo los pasos de Jesús el Domingo de Ramos.

Los acompañantes estuvieron allí durante todo el día, acompañando la procesión en su recorrido por la ciudad.

“Pasar las velas, pasar la responsabilidad de trabajar por la paz y comunicarse con la gente aquí, ha sido una experiencia muy emotiva”, dijo una de las integrantes del grupo saliente, de Argentina: “Creo que hemos estamos haciendo un gran trabajo, y hemos intentamos dejar todo dispuesto de manera que puedan ayudar a consolidar cada vez más esta labor”.

Los acompañantes salientes encienden las velas antes de salir de la Basílica de Santa Ana, listos para regresar a casa.

“Agradecí lo que se dijo”, añadió uno de los miembros del grupo entrante, de Finlandia. “Y aunque, en realidad, no soy una persona muy religiosa, durante la ceremonia de relevo sentí que era real. Fue real para mí”.

Desde 2002, el Programa de Acompañamiento Ecuménico en Palestina e Israel ofrece la presencia continua de 25 a 30 acompañantes ecuménicos, con la esperanza de lograr una paz justa para todas las personas en Tierra Santa.

Durante tres meses, los participantes acompañan a las comunidades locales, ofreciendo presencia protectora, recopilando documentación y presenciando las luchas y esperanzas diarias; ya sean de los pastores del valle del Jordán, de los niños que van a la escuela bajo el riesgo de ser acosados por los colonos, de las personas que pasan por los puntos de control en la barrera de separación, o de las comunidades que viven bajo amenaza de demolición.

Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel

'No es una página en un libro': los acompañantes escuchan los testimonios de los palestinos de la aldea de Ma'alul (comunicado de prensa del CMI del 27 de marzo de 2019) (en inglés)

Una cena de Sabbat 'ayuda a humanizar ambos lados de la historia' (comunicado de prensa del CMI del 27 de marzo de 2019)

Vida matutina y resistencia bajo la ocupación: los acompañantes ecuménicos son testigos en los puestos de control de Jerusalén y de la Ribera Occidental (noticia del CMI del 9 de octubre de 2018)

Labores matutinas: Los acompañantes ecuménicos hacen compañía a los pastores en el valle del Jordán (noticia del CMI del 7 de octubre de 2018)

*Albin Hillert trabaja para el departamento de comunicación del Consejo Mundial de Iglesias.