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Rev. Jenne Pieter, pastora de la Iglesia Protestante de Maluku, Indonesia.  Foto: Kristine Greenaway/CMI

Rev. Jenne Pieter, pastora de la Iglesia Protestante de Maluku, Indonesia. Foto: Kristine Greenaway/CMI

Las relaciones entre católicos y protestantes a nivel local en Indonesia oriental no son tan complejas como el hecho de hablar sobre el dogma a niveles más altos de la iglesia, comenta una pastora de la Iglesia Protestante de Maluku.

“Las relaciones ecuménicas a nivel de las bases son más puras y naturales. No es tan complejo. Estamos en relación unos con otros porque nos vemos unos a otros como uno solo. Cuando el papa visita no hay brecha alguna; es como si lo oficial se mezclara con lo práctico”, comenta la Rev. Jenne Pieter.

Graduada reciente del Instituto Ecuménico de Bossey, Jenne forma parte del grupo de estudiantes que se reunió con el papa durante su visita a Bossey, el 21 de junio. Dicho instituto es el centro internacional del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) para el diálogo y la formación de estudiantes e investigadores que se están especializando en teología, misiología y ética social ecuménicas. La parada en Bossey formaba parte del programa organizado por el CMI para la visita papal.

La joven pastora, cuya abuela materna pertenecía a los eri, uno de los pueblos indígenas de Indonesia, comparte la preocupación del papa por el cuidado de la creación. Jenne ha trabajado con los nómadas indígenas de la provincia de Maluku que se ven afectados por la afluencia de migrantes, enviados de otras partes de Indonesia para crear plantaciones de arroz y aceite de palma que destruyen las fuentes de alimentos tradicionales. Eso llevó a la iglesia de Jenne a entablar el diálogo interreligioso, entre los pueblos cristianos nómadas y los musulmanes recién llegados, acerca de las ideas indígenas sobre el medio ambiente y la naturaleza.

“Al respecto, la visita del papa es importante para mí que soy protestante, porque ofrece un testimonio cristiano común al servicio de la humanidad y el cuidado de la creación”, explica Jenne refiriéndose a la preocupación bien conocida del papa por el medio ambiente, tal como lo expresara en Laudato Si’, la carta encíclica papal de 2015 sobre la creación.

Cuando el papa estuvo con los estudiantes, profesores y miembros del personal de Bossey, era la tercera reunión de Jenne con Su Santidad. Meses atrás cuando estudiantes de Bossey visitaron el Vaticano, fue elegida para ofrecerle al Santo Padre, un regalo de chocolates. Después, durante la visita, los estudiantes fueron invitados a unirse al papa en un servicio ecuménico.

“Al visitarnos unos a otros mostramos nuestra unidad. Cuando uno abre la puerta a los invitados, es como si la abriera a la vida de ellos y a la suya propia”, concluye Jenne.

WCC’s Ecumenical Institute at Bossey

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