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La Dra. Agnes Abuom durante una reunión del Comité Ejecutivo del CMI en China, 2016. Foto: © Consejo Cristiano de China

La Dra. Agnes Abuom durante una reunión del Comité Ejecutivo del CMI en China, 2016. Foto: © Consejo Cristiano de China

Hace 70 años que se fundó el Consejo Mundial de Iglesias en Ámsterdam, el 23 de agosto. Además de un servicio de conmemoración que tendrá lugar en Ámsterdam el 23 de agosto, el CMI, sus iglesias miembros y asociados ecuménicos están preparando varios eventos para seguir avanzando en nuestra actual peregrinación de justicia y paz, y, al mismo tiempo, rendir homenaje a estos 70 años de labor ecuménica y aprender de ellos.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, la Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización, la reunión del Comité Central del CMI en Ginebra –en junio–, una consulta conjunta sobre desarrollo sostenible con ACT Alianza en Uppsala, exactamente 50 años después de la Asamblea del CMI celebrada allí. Este año 2018 será un año de conmemoraciones que ofrecerá muchas oportunidades para centrarnos firmemente en imaginar nuestro futuro común: unidos en la fe, deseando dar testimonio y llenos de valor para luchar por la justicia y la paz.

La Dra. Abuom, de la Iglesia Anglicana de Kenya, es la moderadora del Comité Central del CMI. Obtuvo un doctorado sobre el papel de las ONG en el trabajo de desarrollo. Inició sus estudios en la Universidad de Nairobi. Posteriormente, a causa de la persecución política, se mudó a Suecia, donde obtuvo su doctorado en misiología en la Universidad de Uppsala, con su tesis sobre “La aportación de los organismos no gubernamentales al desarrollo”.

La Dra. Abuom fue elegida moderadora del Comité Central del CMI por unanimidad por la 10ª Asamblea del CMI. Es la primera mujer y la primera africana que ocupa ese puesto en la historia del Consejo.

Recientemente, la universidad VID Specialized University, una de las universidades privadas más grandes de Noruega, la ha nombrado Doctora Honoris Causa.

P: ¿Qué balance puede hacer de la evolución del CMI en los últimos 70 años?

Dra. Abuom: El viaje de estos 70 años ha sido un viaje para conmemorar, celebrar e ir construyendo sobre logros y lecciones para cimentar el futuro. El movimiento ecuménico ha pasado a ser un fenómeno verdaderamente mundial. Desde 1961, se han integrado más las cuestiones de la unidad, la misión y la justicia. La Comunidad justa de mujeres y hombres se hace cada vez más visible en la vida de la iglesia, a medida que las mujeres van asumiendo funciones de liderazgo. Tal vez, en el ámbito de la justicia social, lo que mayor repercusión ha tenido ha sido el Programa de Lucha contra el Racismo (el acompañamiento de las iglesias a las personas en su lucha por la libertad en el África del Sur). Otro ejemplo es el apoyo a los derechos humanos en América Latina.

En su función de convocación, el CMI proporcionó un espacio para que las iglesias de los antiguos países comunistas y socialistas conectaran con el resto del mundo. El documento de Fe y Constitución de Lima, conocido popularmente como: “Bautismo, Eucaristía y Ministerio” marcó un hito.

También debemos recordar el trabajo humanitario que se llevó a cabo en Europa y los esfuerzos de reconciliación. En cuestiones de desarrollo socioeconómico, el CMI ha sido y sigue siendo una voz audible en el espacio público. Su labor en la iglesia de los pobres sentó las bases del desarrollo participativo y centrado en las personas. De esto modo, el CMI hizo que los organismos multilaterales, incluidas las Naciones Unidas, asumieran su responsabilidad.

P: ¿Qué le gustaría que ocurriera en los próximos 40 años?

Dra. Abuom: En los próximos 40 años, debemos desacreditar la teología de dominación del consumismo, que ha relegado a la “madre tierra” a ser un instrumento de explotación para unos pocos individuos empujados ​​por la codicia. Debemos aceptar la ciudadanía y la comunidad mundiales, y debemos cuidarnos mutuamente y cuidar la Tierra, en pro de la posteridad. Deseo que, en los próximos 40 años, la humanidad reconozca la vida como peregrinación y, además, que la espiritualidad, y no el materialismo, sea la piedra angular de las generaciones futuras.

P: ¿Qué más desea para el futuro?

Dra. Abuom: También sueño con un mundo donde se respete la dignidad de cada hombre y cada mujer. Un mundo donde las necesidades básicas de todas las personas estén garantizadas. Sueño con un mundo donde no haya discriminación racial, negatividad étnica o xenofobia, ni ninguna de las formas de violencia asociadas. Sin duda, un mundo libre de violencia sexual y de género.

Al igual que en tiempos de Abraham y de los pueblos de la antigüedad, un mundo donde las fronteras no priven a nadie del derecho de moverse libremente sin ser fichado. Sino que, por el contrario, los sistemas legales y el estado de derecho se ocuparían eficientemente de los criminales. Sueño con un mundo global, sin fronteras que, al mismo tiempo, sea seguro para las personas que quieran o necesiten desplazarse.

P: ¿Cuando habla con la gente joven que conoce en sus viajes, ve diferencias claras entre sus intereses?

Dra. Abuom: Esencialmente, lo que veo es que los jóvenes de todo el mundo están buscando esperanza y un rumbo que dirija sus destinos. Hay algunas diferencias, como los niveles de desempleo y de desesperación. Pero, en general, los jóvenes están luchando por encontrar un lugar en nuestros organismos eclesiales, en el espacio público y en la definición de sus propios destinos. La diferencia radica en sus formas de afrontar las dificultades.

P: ¿Cuál debería ser el resultado de las reuniones juveniles de 2018?

Dra. Abuom: En primer lugar, debemos empoderar a los jóvenes para que celebren los íconos del movimiento ecuménico que, en su juventud, alcanzaron hitos e hicieron posible que estemos aquí hoy. No solo se debe conmemorar a estos íconos, sino que deben servir de inspiración a los jóvenes. En segundo lugar, los jóvenes pueden reencarnar la solidaridad entre ellos, pues cada vez crean redes más amplias a nivel mundial pero no están conectados de forma activa. En tercer lugar, necesitamos discernir claramente el rol y el rumbo de los jóvenes en la era de la tecnología y en la lucha contra el nacionalismo y la xenofobia.

P: ¿Qué influencias la marcaron a usted cuando tenía unos 20 años?

Dra. Abuom: La lucha de liberación de África del Sur me ayudó durante las protestas organizadas por el Consejo Nacional de Iglesias en Kenya. Mi experiencia en una escuela secundaria multirracial también me influyó en gran medida, la escuela de niñas de Limuru me enseñó a apreciar a los blancos, a los indios y a los kenianos de otras culturas y lenguas. Finalmente, mi etapa como líder estudiantil que luchaba contra la injusticia en Kenya me privó de la oportunidad de completar mi educación universitaria. Por supuesto, mi encarcelamiento en 1989 por luchar por los derechos humanos, consolidaron mis objetivos, mi compromiso y mi respeto por la dignidad humana.

Breve oración por el futuro del mundo,
por la Dra. Agnes Abuom

Dios Todopoderoso, gracias por hacernos a cada uno de nosotros a tu imagen y semejanza, a los del sur, del norte, del este y del oeste. Sin embargo, Dios, cuando miro a mi alrededor, veo heridas, comunidades rotas y muros de separación. Me duelen los ojos cuando se abusa de la Creación que tanto amas y valoras. Puedo oír los lamentos de hombres y mujeres; de niños y niñas desde los mercados de esclavos, huyendo de la violencia; gritando: “¿Dónde está Dios?”

Dios Todopoderoso, perdónanos porque nos negamos a verte en nuestros prójimos, en los rostros de los extraños. Dios Todopoderoso, ayúdanos a abrir nuestros corazones y nuestras puertas para compartir tu amor con quienes sufren la pobreza material, para decir la verdad con humildad a los ricos que son pobres; a acompañar a las personas mayores y a las que están solas. Dios Creador, escucha nuestra oración y ten piedad.

Dios de amor, te damos las gracias por tu iglesia y por la comunidad que vivimos dentro del movimiento ecuménico. Te damos las gracias por el valor y la sabiduría que concediste a los padres y madres fundadores. Concédenos la inspiración y el conocimiento para trabajar por la unidad de tu iglesia en virtud de tu oración: “que todos sean uno, para que el mundo crea”. Perdónanos por comercializar tu palabra, y transforma y renueva nuestras mentes, para que podamos ser agentes y servidores de la buena nueva en un mundo lleno de dolor y sufrimiento. Guíanos para que llevemos esperanza en medio de la desesperanza, amor, en lugar de odio y paz, en lugar de conflicto. Rompe los muros y exorciza a los demonios de la codicia y la división. ¡Que brille tu luz!

[Nota del editor: El material aquí presentado fue preparado originalmente para el Consejo de Iglesias de los Países Bajos, para promover su celebración jubilar de 2018, parte de la cual se centra en reconocer las esperanzas y aspiraciones de los jóvenes. El departamento de comunicación del CMI ha transformado ese material en una entrevista para divulgarlo a nivel mundial].

Más información sobre el 70° aniversario del CMI: www.oikoumene.org/es/wcc70