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Servicio de apertura de la I Asamblea del CMI en Ámsterdam, 1948. De izquierda a derecha: Dr. S. Germanos, Dr. D.T. Niles, Dr. John Mott, Dr. K.H.E. Gravemeyer, Dr. G.F. Fisher, arzobispo de Canterbury, Dr.  Marc Boegner y Dr. E. Eidem.

Servicio de apertura de la I Asamblea del CMI en Ámsterdam, 1948. De izquierda a derecha: Dr. S. Germanos, Dr. D.T. Niles, Dr. John Mott, Dr. K.H.E. Gravemeyer, Dr. G.F. Fisher, arzobispo de Canterbury, Dr. Marc Boegner y Dr. E. Eidem.

Odair Pedroso Mateus*

Plaza Dam, Ámsterdam, 22 de agosto, 15 horas. Una multitud apreciable está reunida fuera de la Iglesia Nueva, que, a diferencia de lo que su nombre pueda sugerir, fue construida a finales del siglo XIV y dedicada en 1409. El tiempo ha mejorado después de una mañana gris de nubes bajas y lluvia ligera.

Una procesión avanza lentamente desde el extremo occidental de la iglesia. Los clérigos llevan puestas las vestimentas oficiales. Predomina el negro, pero los jerarcas del Este hacen la procesión más colorida; los laicos van vestidos de una gran variedad de trajes nacionales; los profesores llevan trajes académicos y birretes de diferentes colores. Hay 351 delegados, que representan a 145 iglesias de 44 países de todos los continentes.

En la Iglesia Nueva, que los anfitriones del acontecimiento han descrito como “un símbolo para nosotros en Holanda de lo mejor y más bello de nuestra fe”, el servicio de apertura de la I Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) está a punto de comenzar.

Celebrarán el servicio los miembros del “Comité Provisional”, que en los últimos diez años ha dirigido el CMI en el proceso de su creación: el pastor reformado francés, Marc Boegner; el líder espiritual de los anglicanos en todo el mundo y arzobispo de Canterbury, Geoffrey Fisher; el metropolitano ortodoxo Germanos de Tiatira, del Patriarcado de Constantinopla; y el arzobispo luterano de Uppsala, Erling Eidem. El pastor K. H. E. Gravemeyer se suma a ellos en representación de la Iglesia Reformada Neerlandesa y otros anfitriones locales.

La congregación, que reunía según describió un texto del CMI de 1948 a “los rostros de todas las razas de la humanidad”, canta en francés “todas las personas que en la tierra habitan”, el bien conocido Salmo 100, una melodía del salterio de Ginebra. Será un servicio que exprese con su música una diversidad basada en la experiencia de la unión en Cristo y la determinación de establecer un pacto en arrepentimiento por la división, y en aras de la renovación y la unidad visible: El himno ortodoxo “Oikoumenikos” alaba “el reino del Hijo más amplio que la nación, más profundo aún que la raza”; un joven pastor telugu canta un tevaram indio tradicional antes del segundo sermón; al final del servicio, la congregación canta el himno católico alemán del siglo XVIII “Dios santo, tu nombre bendecimos” a partir del himnario estudiantil Cantate Domino.

El predicador hablará después de John R. Mott, quien 53 años antes fue el precursor de la creación de la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos. Se distingue por su túnica blanca, su edad, su confianza en sí mismo y sus orígenes. Se trata del metodista de Sri Lanka Daniel Thambyrajah Niles, bien conocido en los círculos ecuménicos de jóvenes como “D. T.”. John Mott encarna el pasado del movimiento ecuménico. D. T. Niles es un símbolo de su futuro.

Niles, el futuro secretario general de la actual Conferencia Cristiana de Asia, predicará sobre la respuesta de Moisés a la llamada de Dios desde la zarza que ardía: “¿Quién soy yo para ir al faraón?”. Su sermón, que se movía entre Moisés en la zarza ardiente y los cristianos en la cruz, sería descrito más tarde como “una intervención destacable, incisiva, teológica, esperanzadora...”. Niles también predicará en el servicio de apertura de la IV Asamblea del CMI, celebrada veinte años más tarde en Uppsala.

Ámsterdam 1948 quedará estructurada en torno a la oración. Los servicios de apertura y clausura apuntarán deliberadamente a una comunidad en Cristo real aunque imperfecta, a pesar de las divisiones existentes entre las iglesias.

Las oraciones de cada mañana se celebrarán en la Iglesia Koepel, la iglesia de planta circular con la cúpula de cobre que ha sido el hogar de la comunidad luterana de Ámsterdam hasta 1935. Manifestarán una diversidad de tradiciones y culturas confesionales: conducirán los servicios delegados de diferentes continentes y tradiciones.

El trabajo cotidiano de la Asamblea concluirá cada día con un breve servicio centrado en “la unidad y el sosiego”, inspirado por la tradición anglicana de las vísperas, predominantemente musical.

Común a la vida espiritual de la Asamblea será el foco en la confesión de los pecados por la persistente división que es inseparable de la determinación de establecer un pacto por la renovación y la unidad.

Un servicio interconfesional de penitencia y preparación de la sagrada comunión tendrá lugar en la noche del sábado, 28 de agosto. El domingo 29 de agosto, la Santa Cena será celebrada en la Iglesia Nueva conjuntamente por diez ministros de diferentes iglesias de la Reforma y orígenes. Estará abierta a los miembros bautizados y comulgantes de otras iglesias.

En los próximos días, la eucaristía será celebrada sucesivamente por anglicanos, ortodoxos y luteranos. De esta manera, los participantes de la Asamblea podrán recibir la comunión según su tradición, y orar por el arrepentimiento, la renovación y la unidad mientras visitan los servicios eucarísticos de otras tradiciones.

A pesar de lo que sugieren la procesión de apertura, los cánticos y la predicación del servicio de apertura, la I Asamblea del CMI no será tan representativa de la oikoumene cristiana como sus organizadores habían soñado, aunque han orado y trabajado porque así fuera.

El metropolitano Nikolai, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia de Rusia, acaba de informar al secretario general del CMI, W. A. Visser‘t Hooft, que, por razones que Ginebra consideró intrigantes, las iglesias ortodoxas de Rusia, Bulgaria, Rumanía y Yugoslavia no asistirán a la Asamblea. A finales de la primavera, el Santo Oficio del Vaticano había emitido en Roma un monitum contra la participación no autorizada de los católicos romanos en reuniones ecuménicas.

Un tercer factor limitará el carácter mundial de la I Asamblea. El reducido número de delegados de las iglesias “más jóvenes” que surgieron de la descolonización hace que en la práctica apenas se oiga su voz, a pesar del número de iglesias que ya están unidas –como la Iglesia de la India Meridional un año antes– o que participan en negociaciones para la unión de iglesias en Asia y otros lugares.

Dentro de cuarenta años, uno de los participantes de la Asamblea escribirá en referencia a las personas reunidas en la Iglesia Nueva que “entre las ruinas de la guerra, se embarcaron en una nueva aventura”. En realidad, la decisión oficial sobre la nueva aventura se tomará mañana por la mañana, el 23 de agosto de 1948, cuando la Asamblea se reunirá en sesión plenaria en el Concertgebouw, la famosa sala de conciertos de Ámsterdam.

*Odair Pedroso Mateus, director de la Comisión de Fe y Constitución del CMI.

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