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Madre y niño apresurándose antes de que oscurezca, hacia el campo de refugiados ruandés de Benaco, en el distrito de Ngara, Tanzanía. © Don Edkins/CMI

Madre y niño apresurándose antes de que oscurezca, hacia el campo de refugiados ruandés de Benaco, en el distrito de Ngara, Tanzanía. © Don Edkins/CMI

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se ha sumado hoy a la iniciativa de más de treinta líderes de las principales religiones del mundo y jefes de organizaciones religiosas internacionales para lanzar un llamamiento a la acción para poner fin a la pobreza extrema antes de 2030, un objetivo que comparte con el Grupo del Banco Mundial.

La declaración, titulada Poner fin a la pobreza extrema: un imperativo moral y espiritual señala que se han hecho progresos notables en la reducción de la pobreza extrema. En 25 años el mundo ha pasado de tener dos mil millones de personas que viven en la pobreza extrema a menos de mil millones. Ahora, por primera vez en la historia de la humanidad, tenemos tanto la capacidad como la conciencia de nuestra responsabilidad moral de hacer lo que sea necesario para que nadie viva atrapado en la pobreza extrema.

Según la vasta información que nos han suministrado el Grupo del Banco Mundial y otras instituciones, hoy es posible eliminar la pobreza extrema en un lapso de 15 años. En 2015 nuestros Gobiernos se pondrán de acuerdo sobre un nuevo programa mundial de desarrollo sostenible que pueda basarse en nuestros valores compartidos para concluir la urgente tarea de eliminar ese flagelo.

Dentro de la comunidad religiosa, abrazamos este imperativo moral, pues compartimos la creencia de que la prueba moral de nuestra sociedad está dada por la situación en la que se encuentran los más débiles y los más vulnerables. Nuestros textos sagrados también nos instan a combatir la injusticia y a mejorar la condición de los más pobres dentro de nuestro ámbito."

Al invocar el imperativo moral se busca despertar la voluntad social y política necesarias e inspirar en los demás una mayor determinación para defender esta causa, recurriendo a muchos de los valores y creencias que comparten las principales religiones del mundo para unirlas en la lucha contra la pobreza.

El anuncio emitido hoy por los líderes de las religiones del mundo surge de la Mesa redonda de líderes religiosos celebrada por el Banco Mundial el 18 de febrero de 2015, que fue la primera reunión de alto nivel entre el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y líderes religiosos.

El Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, Secretario General del CMI, dijo que el movimiento ecuménico representado por el CMI está decidido a hacer una "peregrinación de justicia y paz". "Aún son demasiadas las personas y comunidades de este mundo para quienes no habrá justicia ni paz hasta que se ponga fin a la pobreza que las aqueja", declaró. Tveit ha implicado al CMI en una colaboración con otros asociados religiosos e intergubernamentales "para denunciar la injusticia económica y el consumo insostenible de la mayoría de los recursos del planeta por parte de una minoría privilegiada."

Los firmantes de la declaración del "imperativo moral" están decididos a lograr un mayor apoyo y acción en la comunidad de fe en todo el mundo y en todos los sectores para poner fin a la pobreza extrema.

Ruth Messinger, presidenta del Servicio Judío Norteamericano Mundial (AJWS), dijo que "para el AJWS es una enorme satisfacción firmar esta declaración conjunta porque, como organización inspirada en el compromiso judío para con la justicia, fundada en los valores y la historia de los judíos, estamos empeñados en lograr la plena observancia de los derechos humanos y el fin de la pobreza en el mundo en desarrollo".

David Beckmann, presidente de Pan para el Mundo, señaló que "ahora que ha quedado claro que es factible poner fin a la pobreza extrema, las comunidades de fe estamos haciendo un esfuerzo por reforzar nuestra labor de sensibilización para dar forma a un movimiento capaz de traducir esta posibilidad en compromiso político. Los progresos sin precedentes que el mundo está logrando en la lucha contra el hambre y la pobreza son una manifestación del amor de nuestro Dios en el mundo contemporáneo, y Dios nos está pidiendo a todos que nos pongamos las pilas."

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim respondió a la publicación de esta declaración afirmando que "los líderes religiosos y el Grupo del Banco Mundial comparten un objetivo común: lograr un mundo libre de pobreza extrema en solo 15 años. El imperativo moral puede dar el impulso necesario al movimiento para que acabe con la pobreza antes de 2030, inspirando a grandes comunidades a actuar sin demora y a exigir a los gobiernos a que hagan lo mismo. Este compromiso de los líderes religiosos llega en el momento idóneo, pues sus acciones pueden ayudar a cientos de millones de personas a salir de la pobreza.

La declaración termina formulando claramente lo esencial: "Es necesario poner fin a la prisión que la pobreza representa para más de mil millones de hombres, mujeres y niños. Ahora es el momento de actuar con audacia para liberar a la próxima generación de las garras de la pobreza extrema."

Declaración: Poner fin a la pobreza extrema:  un imperativo moral y espiritual

La peregrinación de justicia y paz del CMI