Image
Photo: Albin Hillert/CMI

Photo: Albin Hillert/CMI

En un discurso pronunciado durante la reunión del Comité de Planificación de la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que se celebra esta semana en Chipre, el secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, reflexionó sobre el tema de la próxima XI Asamblea del CMI: “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”.

En este sentido, Tveit afirmó que es oportuno y necesario considerar detenidamente el papel vital que desempeña el amor como imperativo moral.

“Las leyes y los derechos son medios para establecer el orden social y resolver los conflictos de intereses y de poder pacíficamente”, dijo Tveit. “El amor, por su parte, es un valor fundamental que guía los modos de comportamiento que permiten establecer un marco y una base fiables para el reconocimiento de los derechos y la dignidad de todos los miembros de la comunidad”.

La afirmación de la justicia y la libertad basadas en el amor conduce a adoptar medidas correctivas y transformadoras en situaciones en las que la vida se ve amenazada y los derechos violados, observó el secretario general. “Esto es de suma importancia en la lucha por la liberación de la injusticia estructural y la opresión”, indicó. “La injusticia estructural no deja espacio para las relaciones basadas en el amor, sino que favorece e impone modelos de intercambio que se caracterizan por la explotación y el anonimato”.

Las leyes y la moralidad, los derechos y el amor se apoyan mutuamente en el ansia de vida de las comunidades viables y sostenibles, prosiguió Tveit. “Tradicionalmente, ambos aspectos están profundamente arraigados en el patrimonio cultural y religioso y en el ethos de cada comunidad”, sostuvo. “No obstante, demasiado a menudo hay una tendencia a limitar y reservar los dones de los derechos y el amor solo a la propia comunidad y a no extenderlos a las demás”.

Hoy, vemos esto en el rechazo a los refugiados y los migrantes y en las reivindicaciones de privilegios y superioridad que están envenenando cada vez más las relaciones entre las naciones y dentro de ellas, apuntó. “Frente a estas realidades, entendemos la importancia crucial de los derechos y del amor mutuo, que conjuntamente afirman la dignidad humana por encima de las fronteras e impulsan la lucha por la liberación y las relaciones justas”.

Setenta años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos por las Naciones Unidas y cincuenta años después del asesinato del Dr. Martin Luther King, Jr., Tveit dijo que está convencido de que la lucha por la libertad y la justicia debe continuar. “Motivados por nuestra fe y guiados por el imperativo moral del amor, luchamos por el cambio estructural y el establecimiento de leyes a favor de las personas marginadas y excluidas, así como de la creación que sufre”, afirmó. “Aunque imperfecta, nuestra unidad tiene dimensiones impulsadas por el amor de Cristo por nosotros, por la humanidad entera y por toda la creación”.

El secretario general del CMI indicó que el tema propuesto para la XI Asamblea nos devuelve a nuestro origen común en Cristo. “También nos conecta con la peregrinación de justicia y paz como una forma de describir el movimiento ecuménico”, observó.

La Asamblea del CMI