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Durante el sermón que dio el 7 de enero, el secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, reflexiona sobre los magos que visitaron a Jesús. Foto: Ivars Kupcis/CMI

Durante el sermón que dio el 7 de enero, el secretario general del CMI, el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, reflexiona sobre los magos que visitaron a Jesús. Foto: Ivars Kupcis/CMI

Durante un sermón pronunciado el 7 de enero, en el Centro Ecuménico, el secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Dr. Olav Fykse Tveit, inauguró el 2019 dedicando unas palabras a los magos o sabios, de identidad desconocida, que fueron a adorar a Jesús recién nacido.

Su sermón formó parte de los tradicionales servicios de oración del CMI.

“La historia de los ‘magos’, astrólogos o científicos de aquellos días –o los ‘sabios’, como solemos traducirlo– nos une a todos”, dijo. “Lo que la historia revela es verdaderamente una unidad en la diversidad”.

A lo largo de los siglos, y en todas las culturas y continentes, se han ido añadiendo nuevos colores, nombres, tradiciones e interpretaciones a la historia, señaló Tveit.

“Esta historia de interpretación realmente pertenece a la apertura de la tradición cristiana”, dijo, “la historia está abierta a esa riqueza de diversidad”.

La historia de los magos es un relato sobre toda la familia humana y para toda la familia humana, continuó. “Tiene lugar en el contexto de una familia humana real, tangible y sencilla, en un momento y en un lugar determinados, en una experiencia corriente de la vida de la gente común, pero sometida a una presión extraordinaria y bajo unas circunstancias peligrosas, al igual que muchas otras personas en aquel entonces, y también hoy en día”, dijo. “Esta es una reverencia ante el misterio de la vida, y una forma de honrar el misterio de ser humanos, y de ser humanos juntos en las relaciones cercanas que mantenemos, tal y como deberíamos estar juntos, con todas nuestras diferencias y toda nuestra diversidad”

Hoy, como antes, pero especialmente ahora, necesitamos reverenciar el misterio del don de la vida del ser humano, agregó Tveit. “Que Dios se haya vuelto humano es la mayor expresión posible de ese respeto, de esa dignidad, incluso de esa reverencia por la vida humana”, dijo.

Tveit concluyó: “Este es, por lo tanto, el llamado profético de las iglesias y de las iglesias unidas en el movimiento ecuménico: compartir la verdad sobre el amor de Cristo por el mundo, por toda la familia humana, en nuestras palabras y en nuestras obras”.

Lea el texto completo del sermón del Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general del CMI

Fotos de la oración matutina del 7 de enero en el Centro Ecuménico.

Ciclo Ecuménico de Oración