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Foto: Albin Hillert/CMI

Foto: Albin Hillert/CMI

La directora de comunicación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), Marianne Ejdersten, está siendo amenazada por un grupo que se identifica como “El Grupo de expertos chinos”.

En un contacto inicial, el 17 de abril, el grupo hackeó la cuenta privada de correo electrónico de Ejdersten, haciéndose con una colección de fotos familiares privadas, tras lo que solicitó el pago de 159 000 dólares estadounidenses en un plazo de 72 horas. El grupo amenazó además con compartir las fotos en todo el mundo y luego piratear el sitio web y las cuentas en las redes sociales del CMI.

El secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, condenó el ataque criminal. “Es terrible que a uno le pasen cosas como esta, pero desempeñar un puesto público conlleva el riesgo de padecer ataques como este”, dijo; “el CMI nunca cederá ante tales amenazas”.

Marianne Ejdersten y el CMI continúan tomando las medidas necesarias para proteger su seguridad y ya han informado a la policía. “Continuaremos nuestro trabajo”, dijo Tveit.

Las amenazas, recibidas por correo electrónico y por teléfono celular, establecen una fecha límite para la recepción del dinero. “No toleraremos ningún retraso en la transferencia de la cantidad exigida hoy”, dice una parte de la amenaza. “Si incumples el plazo, haremos lo máximo que se pueda hacer para hundir tu imagen, y si actúas de forma inadecuada en contra de esta instrucción que te hemos dado, verás nuestra supremacía”.

Ejdersten dijo que está impactada, pero no asustada. “Esto es un ataque contra mí, mi familia, el Consejo Mundial de Iglesias y la libertad de expresión”, dijo. “Es inaceptable que utilicen material privado para chantajearme. Nunca jamás pagaré por mi derecho a mantener comunicaciones privadas con mis familiares y amigos”.

Marianne Ejdersten cree que la amenaza podría ser un intento de silenciar o atenuar la resonancia de la voz pública y profética del CMI, que contribuye a sacar a la luz noticias sobre de los más vulnerables del mundo.  

“Después de esto, estoy más que nunca convencida de que necesitamos una voz que hable bien alto en favor de la justicia y la paz”, dijo Ejdersten.