Disponible en:
Image
De izquierda a derecha, Stephen Heintz, el Rev. Henrik Grape y James Randerson en la Conferencia internacional sobre desinversión en París. © Christian Bothe

De izquierda a derecha, Stephen Heintz, el Rev. Henrik Grape y James Randerson en la Conferencia internacional sobre desinversión en París. © Christian Bothe

Fotografía:

A tan solo dos meses de la decisiva Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, el 1 de septiembre tuvo lugar en París una Conferencia internacional sobre desinversión, en la que el Rev. Henrik Grape representó al Consejo Mundial de Iglesias (CMI) como orador principal.

“La lógica de la desinversión no podría ser más simple: si está mal destrozar el clima, está mal obtener beneficios de ese destrozo”, afirmó Grape.

La conferencia se centró en el creciente movimiento a favor de retirar las inversiones en combustibles fósiles que generan las emisiones responsables del cambio climático e invertir en energía sostenible.

La certeza de que si llegan a quemarse las reservas mundiales conocidas de combustibles fósiles se emitiría el triple de las emisiones máximas que el clima es capaz de soportar, provocando aumentos catastróficos en los niveles del mar, fenómenos meteorológicos extremos y el colapso de la pesca y la agricultura constituyó la base de la conferencia. Por la seguridad de la humanidad, estos combustibles fósiles deben quedarse bajo tierra, aseveraron los participantes en la conferencia.

Grape declaró que especialmente “los países más pobres de los trópicos ya están padeciendo los desastres del cambio climático, y las iglesias miembros del CMI de todo el mundo dan testimonio de ello. No obstante, las sequías prolongadas y los eventos meteorológicos extremos están afectando también a otras regiones del mundo”.

Grape, de la Iglesia de Suecia, participó en una mesa redonda de la conferencia junto a Stephen Heintz, presidente del Fondo de los Hermanos Rockefeller (Rockefeller Brothers Fund) y James Randerson, del periódico The Guardian, entre otros.

Grape explica: “El 1 de septiembre empieza el Tiempo para la Creación, un período de oración por la Creación. Toda la familia ecuménica de comunidades religiosas se une para orar y tomar medidas por un mundo más sostenible”.

“También es el día de la campaña Ayuna por el Clima, que reúne a comunidades religiosas de todo mundo para actuar ante el cambio climático. Estas acciones no son insignificantes, orar y ayunar nos anima a emprender acciones concretas. Nuestras oraciones y acciones deben ser coherentes, debemos actuar de acuerdo con nuestro discurso”, añadió.

“La desinversión es una cuestión de ética y, basándose en criterios éticos, el CMI decidió no invertir en combustibles fósiles. Algunas iglesias miembros han hecho lo mismo; como es el caso, por ejemplo, de la Iglesia de Suecia. Y desde que hicimos la desinversión la rentabilidad de nuestras inversiones ha mejorado. Por tercer año consecutivo, la rentabilidad total de nuestra cartera de inversiones ha superado los beneficios de la cartera de referencia”.

Y prosiguió afirmando: “El cambio climático es el principal desafío de nuestra era. Debemos hacer un verdadero cambio para evitar que las próximas generaciones tengan que afrontar un futuro difícil”.

“La justicia y la equidad forman parte de la visión espiritual que aportan las comunidades religiosas”.

Grape añadió que “la esperanza es un primer paso para recorrer el camino de la transformación”; y citó a San Agustín: “La esperanza tiene dos hermosas hijas. Sus nombres son ira y valentía; ira ante el estado de las cosas y valentía para lograr que dejen de ser como son”.

Grape concluyó diciendo: “Las religiones pueden ser portadoras de la esperanza y de sus hermosas hijas, la ira por las desigualdades y la codicia que destruye la Tierra y las posibilidades de las generaciones futuras, y la valentía de iniciar la transformación necesaria para crear un mundo más justo y equitativo”.

Las iglesias oran por el cuidado de la Creación (comunicado de prensa del CMI del 20 de agosto de 2015)

Trabajo del CMI sobre justicia climática y el cuidado de la Creación