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© CMI/Marianne Ejdersten

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Los dirigentes y representantes de la Alianza Evangélica Mundial (AEM) y del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se reunieron en el Instituto Ecuménico de Bossey (Suiza) para estudiar y discutir sobre posibles áreas de futura cooperación.

En la reunión del 20 de mayo se ofrecieron presentaciones sobre la labor respectiva de la AEM y del CMI, y los asistentes reflexionaron juntos sobre la situación actual de la sociedad y de las iglesias, así como sobre los movimientos evangélico y ecuménico. En la reunión estuvieron presentes los secretarios generales de ambas organizaciones, las cuales hablaron de sus planes actuales y de las posibilidades de establecer una colaboración más estrecha en ciertas áreas temáticas, tales como el  “testimonio público y la consolidación de la paz en contextos interreligiosos” y “la reflexión, la educación y la formación teológicas”.

Esta ha sido la segunda reunión entre los dirigentes y representantes del CMI y la AEM, aunque esta fue la primera ocasión en que se contó con la asistencia de los jefes de sendas organizaciones y que se habló de la percepción que se tiene de estas.

El Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, Secretario General del CMI, dijo: “los cristianos del mundo y sus comunidades son hoy más conscientes que nunca de que la vida misma está en peligro. Hay tantos peligros –el cambio climático, sin duda; pero también la pobreza y la injusticia económica, los peligros para la salud y el bienestar, la violencia y la guerra– que amenazan a la humanidad y que pueden agotar nuestra esperanza”.

Tveit señaló que “la labor ecuménica y la colaboración en las actividades de defensa y sensibilización –luchando junto a quienes necesitan acompañamiento en su búsqueda de justicia y paz– son la auténtica misión de una comunidad de iglesias que expresan unidas su fe en el Dios trino de la vida”.

“Esta dimensión de la fe en la defensa de la justicia y la paz debería transmitir esperanza. A mi entender, el compromiso de transmitir esperanza también debería considerarse un criterio en la crítica de la religión”.

Tveit destacó asimismo que “por eso mismo el Consejo Mundial de Iglesias insta a las iglesias de todo el mundo a caminar juntas, a ver sus vidas en común y sus recorridos de fe como parte de la peregrinación de justicia y paz, y a unirse a los demás para hacer realidad tareas concretas que transformen el mundo. Debemos reunirnos para hablar, escuchar y orar”.

El secretario general de la AEM, el obispo Efraim Tendero, coincidió en la necesidad de establecer una cooperación más estrecha entre la AEM y el CMI: “Nuestra creciente cooperación puede basarse en años de diálogo y entendimiento mutuo. No estamos adaptándonos precipitadamente a un nuevo contexto, este es un paso bien meditado hacia una mayor cooperación entre los cristianos a escala mundial. Nuestras iglesias miembros y consejos asociados merecen que hablemos con los dirigentes de las organizaciones cristianas mundiales y que, siempre que sea posible, busquemos entendernos mejor y cooperar más estrechamente”.

Un asunto importante que también se trató en la reunión fue la creciente preocupación en lo relativo a la religión y a la violencia en diferentes partes del mundo.

“Todas las religiones pueden generar extremistas”, comentó Tendero, “pero las enseñanzas cristianas sobre la salvación a través de Cristo rechazan todo tipo de violencia religiosa”.

Sin embargo, añadió, “las afirmaciones respecto a la verdad, a lo que existe o no existe y a la forma en que las personas deben relacionarse con lo divino forman parte de la naturaleza de las religiones”.

“Una religión se vuelve extremista cuando utiliza la fuerza o la violencia para imponer a los demás sus verdades o para aplicar esas verdades a sus propios miembros. Como líderes religiosos es nuestro deber y nuestra misión impulsar, enseñar y fomentar la paz en nuestras tradiciones”.

El Dr. Wilf Gasser, secretario general adjunto de la AEM, añadió que la cuestión de la religión y la violencia también es importante en el marco de la creciente ola de refugiados: “Nos alegra saber que muchos refugiados están encontrando paz a través de la fe en Jesús. Al mismo tiempo, estamos valorando la forma en que las iglesias podrían ofrecer apoyo sin alimentar las tensiones entre religiones. Estamos trabajando con un código de conducta que define la relación ética entre la misión y el apoyo práctico”.

Hace casi cinco años la AEM, el CMI y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso publicaron un documento histórico sobre la ética de la misión cristiana titulado “Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso: Recomendaciones sobre la práctica del testimonio”.

El Rev. Dr. Hielke Wolters, secretario general adjunto del programa del CMI sobre unidad, misión y relaciones ecuménicas, dijo: “Este histórico documento es en parte una respuesta a las críticas dirigidas contra los cristianos por algunas comunidades religiosas sobre aspectos de la práctica de la misión que ellos consideraban poco éticos”.

“En algunos casos esas objeciones a la misión han dado lugar a episodios de violencia o a leyes contra la conversión. Las tres principales organizaciones cristianas del mundo pudieron responder con este documento, que no solo identifica la llamada bíblica a la evangelización sino que esboza los preceptos éticos vinculados al Evangelio”.

La Dra. Clare Amos, secretaria ejecutiva del Programa de Cooperación y Diálogo Interreligiosos del CMI, sugirió que no a todas las tradiciones religiosas les resulta fácil reconocer que su propia religión podría ser cómplice de la violencia.

“Existe una tendencia a tratar de proteger la religión en sí misma de semejante acusación, aduciendo que los artífices de esos actos de violencia no representan verdaderamente a esa tradición religiosa concreta”, dijo Amos.

El eje central de la presentación ofrecida por el Prof. Dr. Thomas Schirrmacher en la reunión fue la idea fundamental de que una visión cristiana del mundo debe poner los derechos humanos “en el lugar que corresponde”. Destacando que “los derechos humanos tienen su origen en la creación de Dios de los seres humanos y no solo en su redención; por lo que todas las personas tienen los mismos derechos y la necesidad de proteger los derechos humanos es ajena a la fe que se profese”.

Schirrmacher, por su parte, afirmó que “Dado que el fundamento primordial de los derechos humanos está en la obra de Dios como Creador, todas las personas tienen dignidad humana, que es la base de los derechos humanos, o pueden saber algo al respecto”.

La reunión entre los dirigentes del CMI y de la AEM ha supuesto un importante paso adelante en la relación y la cooperación entre las dos organizaciones. El encuentro estuvo marcado por el convencimiento de que las delicadas situaciones que se viven hoy en varias regiones del mundo requieren que hablemos con una sola voz cristiana que apoye todos los esfuerzos para construir la justicia y la paz.

Los representantes de la AEM que asistieron a la reunión fueron: el
obispo Efraim Tendero, secretario general/director ejecutivo; el Dr. Wilf Gasser, secretario general adjunto; el Prof. Dr. Thomas K. Johnson, embajador de la AEM en el Vaticano y asesor principal de la Comisión Teológica; y el Prof. Dr. Thomas Schirrmacher, presidente de la Comisión teológica de la AEM y moderador de relaciones intrareligiosas e interreligiosas de la AEM.

Los representantes del CMI que asistieron a la reunión fueron: el
Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general; Georges Lemopoulos, secretario general adjunto;  la Prof. Dra. Isabel Apawo Phiri, secretaria general adjunta del programa sobre Testimonio Público y Diaconía; el Rev. Dr. Hielke Wolters, secretario general adjunto del programa sobre Unidad, Misión y Relaciones Ecuménicas; la Dra. Clare Amos, secretaria ejecutiva del programa sobre Cooperación y Diálogo Interreligiosos; y el Prof. Dr. Odair Pedroso Mateus, Director de Fe y Constitución.