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Foto: UMC

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La Junta General de Ministerios Globales de la Iglesia Metodista Unida celebra su 200 aniversario, centrándose en el futuro de la misión metodista en tiempos de cambio. Thomas Kemper, secretario general de los Ministerios Globales de la Iglesia Metodista Unida, reflexionó sobre cómo la misión puede ser fuente de unidad, y cómo la colaboración ecuménica es esencial para la misión.

Pregunta: Como líder, ¿cómo contribuye reflexionar sobre la historia de la labor misionera de la Iglesia Metodista Unida a conformar su visión para el futuro?

Thomas Kemper: Lo primero que habría que decir es que la misión cristiana (toda la misión, en el pasado, en el presente y en el futuro) es la misión de Dios. Nos volvemos hacia la historia tanto para identificar las iniciativas de Dios como nuestra respuesta humana a la Missio Dei, incluyendo las ocasiones en las que no hemos logrado asimilar y seguir los ejemplos de misión y las normas establecidas por Dios en Jesucristo. La celebración del bicentenario de la Misión Metodista constituye una ocasión para reflexionar sobre las oportunidades para un testimonio y servicio semejantes al de Cristo que Dios nos proporciona a través de su gracia y en nuestras respuestas inspiradas en la fe. La conciencia de la presencia de Dios en el pasado y la evaluación de la eficacia de nuestras respuestas misioneras nos ayudan a actuar con fidelidad en el presente y nos preparan para el futuro. En resumen, el pasado nos ofrece una herramienta de medición de nuestro compromiso con la misión de Dios, y nos inspira a alinearnos mejor con los propósitos de Dios en el futuro.

Pregunta: ¿Cómo puede la misión ser fuente de unidad para la iglesia hoy?

Thomas Kemper: La misión sustenta la iglesia, comprendiendo “iglesia” como la expresión congregacional, denominacional y universal del cuerpo de Cristo. Por ejemplo, el propio metodismo, así como la Iglesia Metodista Unida, conforma un movimiento de misión con el objetivo de lograr la santidad personal y social: la vida a imagen del amor abnegado de Dios. Esta reflexión de Emil Brunner lo resume muy bien: “la iglesia surge de la misión como el fuego surge de la quema”, queriendo decir que, sin misión, no hay iglesia. La misión del metodismo, la misión del cristianismo, no es transmitir un mensaje sobre el amor de Dios, sino mostrar el verdadero amor de Dios y compartirlo con todas las personas.

Pregunta: ¿Cuál es su visión de trabajar de manera ecuménica, ahora y en el futuro?

Thomas Kemper: La colaboración ecuménica en la misión es fundamental para alinearnos fielmente con la misión de Dios. En Juan 17:20-21, Jesús rogó para que sus primeros creyentes y aquellos que habían de creer en él “sean uno”. Por desgracia, en los siglos pasados, las actividades misioneras han sido demasiadas veces causa de competición entre cristianos e, incluso, de violencia. El movimiento ecuménico contemporáneo, incluyendo la labor de la Comisión de Misión Mundial y Evangelización del Consejo Mundial de Iglesias, nos ha enseñado el valor de la confianza y la reciprocidad misioneras. Ha sido especialmente instrumental al integrar las dimensiones de "misión desde los márgenes" y salud holística en el planteamiento de la sensibilización misionera. Nuestra conferencia del bicentenario incluyó sesiones sobre las dimensiones ecuménicas de la misión.

Pregunta: ¿Hay un lugar especial para los jóvenes en el corazón de la misión?

Thomas Kemper: Sí, y es un hecho reconocido en el evento del bicentenario con el discurso de la sesión plenaria de clausura que pronunció una de nuestras jóvenes misioneras, Joy Eva Bohol, miembro del personal en comisión de servicios del Programa del CMI para la Participación de la Juventud. El tema del discurso fue “Cambiar el orden de ______”, y su desafío a la iglesia fue encontrar maneras creativas de entrar en contacto con los jóvenes en particular, allí donde estén y se reúnan, y escucharlos, prestando especial atención a su llamado a la iglesia a “dar testimonio, salir de su zona de confort, ser profética, decir la verdad a los poderosos, ser incluyentes, estar del lado de los oprimidos y los que están en los márgenes”, comunicando de esta manera el evangelio y cambiando el orden de las cosas. El papel especial de la juventud en la misión es ser testimonio del hecho de que Dios siempre está transformando la iglesia y enviándonos a una nueva misión.

Ministerios Globales de la Iglesia Metodista Unida