placeholder image

El siguiente mensaje fue enviado por el pastor Dwain C. Epps, Director de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI a las iglesias hermanas de Colombia ante la matanza en la Iglesia de Bellavista :

De diversas fuentes nos ha llegado la noticia de la muerte, el pasado 2 de mayo, de más de cien civiles refugiados (entre ellos unos cuarenta niños) en una iglesia de Bellavista, Municipio de Bojayá - Chocó, en enfrentamientos entre los paramilitares y las FARC. Una vez más, vuelve a nuestra memoria el claro precepto bíblico "No matarás" (Exodo 20, 13), cuyo incumplimiento ha llegado a ser algo habitual, lamentablemente, en diferentes partes de Colombia.

La magnitud de la tragedia pone en evidencia, una vez más, las repercusiones del conflicto armado en la población civil. Nuestro corazón se acongoja ante una violencia que trasciende los límites de lo imaginable. Pensamos en los familiares de los niños, jóvenes, mujeres y hombres muertos o gravemente heridos y nos solidarizamos con su dolor.

En reiteradas ocasiones hemos expresado nuestra preocupación por la agudización de la confrontación armada, que también tiene ahora como objetivo las iglesias, que históricamente han cumplido el papel de santuarios en diferentes conflictos en todo el mundo y cuya función ha sido preservada en el derecho humanitario internacional.

Una vez más apelamos a la paz, sabiendo que es un anhelo profundo del pueblo colombiano. Rechazamos enérgicamente las posiciones de quienes reclaman una salida armada al conflicto. Los últimos años han demostrado, en la práctica, que la aplicación del Plan Colombia ha hecho recrudecer la violencia en varias regiones. Reconocemos y apoyamos en este contexto el esfuerzo que las iglesias cristianas hacen en aras de la paz y la reconciliación. Por ello, les pedimos que transmitan a los familiares de las víctimas nuestro sentido pésame.

También les pedimos que compartan nuestro mensaje con los protagonistas involucrados, FARC y paramilitares, así como con el Gobierno, al que varias ONG, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Defensor del Pueblo habían comunicado alarmados previamente el peligro que acechaba a las poblaciones de Bojayá y Vigía del Fuerte.

A la vez que oramos por la paz para el pueblo colombiano hemos de seguir acompañando las diferentes iniciativas ecuménicas que se esfuerzan por superar la situación actual. Empeñados en el "Decenio para Superar la Violencia: las iglesias en pos de reconciliación y de paz", pondremos todas nuestras energías en seguir empecinada y creativamente el mandamiento del salmista "busca la paz y sigue tras ella" (Salmo 34,14).