"Hemos hecho un largo viaje. Nuestra independencia nos ha costado la vida de más de 220.000 personas, pero ahora estamos contentos de haberla obtenido", dice el pastor Francisco de Vasconcelos, presidente de la Iglesia Protestante de Timor Oriental, durante su reciente visita al Consejo Mundial de Iglesias (CMI). "Somos una iglesia pequeña; no tenemos una "iglesia madre"; por ello acudimos a nuestra familia ecuménica".

Durante más de veinte años de lucha, esta pequeña iglesia protestante se enfrentó con un problema. La mitad de la congregación era de origen indonesio y la otra mitad era nativa de Timor. Los fieles consideraban que formaban parte de una iglesia ecuménica y no querían que el conflicto político los dividiera. "Para nosotros era importante permanecer unidos en tanto comunidad de oración. No queríamos pelearnos unos con otros", dice Vasconcelos. Y es la razón, en parte, por la que la comunidad internacional casi nunca escuchó la voz de la iglesia protestante durante esos años de lucha. Se optó por trabajar con la iglesia mayoritaria, la Iglesia Católica, explica Vasconcelos, cuyo líder es el Obispo Belo.

Fue, sin duda, un período lleno de tensión para la pequeña comunidad de la iglesia, aunque en 1994 se había tomado la decisión de apoyar abiertamente la libre determinación. Así se lo comunicaron a sus interlocutores ecuménicos en una reunión en Hong Kong el mismo año. "Sabíamos que muchos de nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo estaban preocupados por nosotros, y estamos agradecidos de que nos hayan apoyado", afirma Vasconcelos.

Algunos de los pastores, entre ellos Vasconcelos, habían tomado la decisión personal de trabajar con el movimiento clandestino por la independencia. En septiembre de 1999, se informó que el pastor Vasconcelos había sido asesinado por grupos de la milicia que en aquella época causaba estragos en todo el territorio. Tras recibir varias amenazas de muerte, se divulgó la noticia de que había sido asesinado junto con otros dirigentes de iglesia cuando se dirigían por carretera de la capital Dili a Baucau, guiando a un grupo de gente que intentaba escapar de la milicia que merodeaba en la región. En un comunicado de prensa del CMI en el que lamentaba su pérdida, se elogiaba a Vasconcelos calificándolo de "valiente dirigente de iglesia que había optado por permanecer con los miembros de su iglesia".

Un mes después, se comunicó que estaba vivo y que estaba trabajando en regiones de Timor Oriental cuya población "sigue tensa con miedo y aprehensión ante eventuales brotes de violencia". En ese entonces, sólo quedaban 4 de los 27 pastores en Timor Oriental: los demás habían huido a Timor Occidental.

Justicia y reconciliación

¿Y qué hay de los desafíos ante los que se encuentran las iglesias de Timor Oriental en la actualidad? Las Naciones Unidas, cuya presencia todavía es necesaria por razones de seguridad en las zonas fronterizas, ha dejado el país en manos del nuevo gobierno. Ahora empieza la tarea de reconstrucción de la infraestructura gubernamental casi totalmente destruida en 1999 a consecuencia de actos de violencia. Es necesario que vuelvan a funcionar la economía, las escuelas y los servicios de salud, y aún durante cierto tiempo deberemos recurrir a la ayuda de las organizaciones internacionales.

La independencia ha asignado una nueva tarea a las iglesias: la tarea de reconciliación. Hay muchos poblados e incluso familias divididos porque apoyaban bandos diferentes en la lucha. Algunos de los que huyeron a Timor Occidental consiguieron reunir algunos recursos. ¿Cómo volver y dar la cara a sus hermanos y hermanas que optaron por permanecer en Timor Oriental, haciendo frente a las amenazas casi diarias a sus vidas y sus bienes, y padeciendo hambre y enfermedades?

El nuevo gobierno ya ha establecido una comisión de verdad y reconciliación. "¿Es la reconciliación parte de la justicia, o la justicia parte de la reconciliación?, pregunta el pastor Vasconcelos. "Tenemos que ir despacio. Tenemos que hablar de justicia, pero también de cicatrizar las heridas. Tenemos que aceptar que la reconciliación es un proceso": un "proceso de justicia social" en el que no sólo se hace justicia por el derecho, sino también mediante las relaciones en la comunidad. El anhelo de paz es, indiscutiblemente, muy fuerte. "Estamos cansados de las matanzas. Vivimos 24 años de conflicto", dice Vasconcelos. "Ahora nuestra tarea es la reconstrucción".

Su visita tenía como objetivo pedir ayuda a la familia ecuménica para las iglesias y el pueblo de Timor Oriental. "No tenemos relaciones directas con ninguna iglesia ni organismo de cooperación en Europa. En este sentido, somos independientes. No necesitamos misioneros, pues sabemos cuál es la vocación de nuestra iglesia en Timor Oriental. Pero sí necesitamos gente que nos ayude a restaurar la capacidad de la iglesia de servir al pueblo," dice el pastor Vasconcelos.

El pastor Vasconcelos ha pedido que se organicen programas de intercambio para dirigentes de iglesia, dado que, durante el período de dominación colonial portuguesa, no se envió a nadie de la comunidad protestante a un seminario teológico. Esto explica que la mayoría de los pastores de Timor Oriental sean comparativamente jóvenes. Vasconcelos cree que los pastores necesitan ahora conocer la forma en que otras iglesias llevan a cabo su ministerio; participar en los debates y las preocupaciones de sus hermanos y hermanas en el extranjero. Una primera respuesta del CMI ha sido empezar a elaborar una propuesta de intercambios con las iglesias de Timor Oriental y de Portugal.

Un pequeño grupo ha empezado a examinar la posibilidad de formar un consejo nacional de iglesias. Miembros de la Iglesia Pentecostal y de las Asambleas de Dios ya participan en ese diálogo, que coordina el CMI.

"Como Iglesia, queremos desempeñar un papel profético en la nación más joven de este nuevo milenio", dice Vasconcelos, "aunque sea muy difícil. No falta gente que presenta sugerencias y propuestas. Pero necesitamos un gobierno y una sociedad civil fuertes, y la iglesia debe participar en su construcción".

Bob Scott, de Aotearoa- Nueva Zelandia, es encargado de comunicación en el Equipo de Información del CMI. Entrevistó al pastor Francisco de Vasconcelos durante su última visita al CMI en mayo de 2002.

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