Por Joel (*),

voluntario del Programa Ecuménico de Acompañamiento del CMI en Palestina e Israel.

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Es fácil olvidar que Cisjordania (o Ribera Occidental), escenario hoy de tanta injusticia y violencia, fue antaño escenario de otros acontecimientos. Fue allí -exactamente en Belén- donde nació Jesús. Y en Cisjordania han vivido cristianos durante cerca de 2000 años. Todavía hoy, en muchas ciudades y aldeas palestinas los campanarios de las iglesias recuerdan al visitante la larga historia de los cristianos palestinos en esta castigada tierra.

Sus vidas no han sido fáciles. El último siglo ha presenciado un impresionante descenso del número de cristianos que viven en los Territorios Ocupados (tanto en Cisjordania como en Gaza). La causa es que han emigrado en grandes números. Hoy la población cristiana no llega al dos por ciento, cuando en 1948 llegaba al 20 por ciento. La población de ciudades como Belén y Ramallah era antaño cristiana en más del 90 por ciento, pero hoy el porcentaje es inferior al 25 por ciento en Belén, y en Ramallah es todavía más bajo. De hecho, hay más cristianos originarios de Belén en Chile y en el Brasil que en la propia Belén. Análogamente, hay más cristianos procedentes de Ramallah en las ciudades estadounidenses de Detroit y Jacksonville que en Ramallah.

Actualmente menos de 50 mil cristianos viven todavía en Cisjordania (hay también unos dos mil que viven en Gaza). Mes tras mes, especialmente durante la actual intifada, su número se va reduciendo. Muchos temen que éste sea el siglo en que la comunidad cristiana bimilenaria desaparezca de Cisjordania y de Gaza.

Sin restar importancia a estas inquietudes, es importante recalcar que la iglesia está todavía viva. Hay cristianos que contribuyen intensamente al funcionamiento de escuelas y hospitales. Otros organizan centros que promueven actividades culturales y ofrecen un marco positivo en el que los jóvenes pueden reunirse. Cada domingo, se llenan los bancos de las iglesias católicas, ortodoxas y protestantes. Y en esos santuarios, los fieles dan culto a un Señor que pasó por las mismas ciudades que muchos palestinos siguen considerando su hogar hoy en día.

Angustia y abusos

Aunque los cristianos en Palestina constituyan una pequeña porción de la población, si se les pregunta sobre sus vidas en los Territorios Ocupados expresarán opiniones muy diversas. Muchos, desde luego, tendrán perspectivas comunes sobre la ocupación israelí. De acuerdo a testimonios recogidos en el terreno, docenas de cristianos han sido muertos por las fuerzas israelíes durante esta intifada, principalmente en la zona de Belén. Otros conocen bien lo que son los interrogatorios y las prisiones en Israel. Relatos de angustia y abusos a manos de soldados israelíes pueden escucharse en cada iglesia, y probablemente en cada banco de iglesia.

Por ejemplo, hace dos meses en la aldea de Zababdeh, en el norte de Cisjordania, un mecánico de 33 años, miembro de una comunidad católica romana fue capturado y utilizado como escudo humano por un jeep militar mientras los soldados disparaban junto a su cabeza en respuesta a un cóctel Molotov que alguien les había arrojado. Ese día su esposa cumplía 24 años. La práctica de utilizar escudos humanos es ilegal según el derecho internacional, y los cristianos -como sus vecinos musulmanes- sienten temor y rabia cuando son víctimas de abusos por soldados israelíes que violan la ley y se aprovechan de los palestinos.

Uno de los sacerdotes de Zababdeh, el padre Aktham, señala otro aspecto en el que la ocupación israelí perturba a la comunidad cristiana de Palestina. El Partido Shas, que constituye el ala derecha del gobierno del primer ministro Sharon, se hizo cargo el año pasado del Ministerio del Interior. Muchos sacerdotes y monjas que ejercen sus ministerios en congregaciones palestinas necesitan un permiso de trabajo para permanecer dentro de la legalidad en Cisjordania. El pasado año, el ministro se negó a renovar esos permisos, dejando a unos ochenta sacerdotes y monjas en una posición muy incómoda: queriendo ser fieles a sus respectivas congregaciones, no tenían ya autorización legal para permanecer en Israel o en Cisjordania. El ministerio está ahora en manos de otro partido que promete rectificar la cuestión.

Los problemas de ser minoría

Aunque algunos cristianos señalan la ocupación como la cuestión que más condiciona hoy sus vidas, a otros les preocupa más el hecho de ser una minoría en un entorno predominantemente musulmán. Todos los cristianos están de acuerdo respecto a la injusticia y el abuso que la ocupación israelí ha traído a sus vidas, pero hay menos acuerdo sobre lo que significa ser una minoría en medio de una mayoría musulmana.

Un cristiano, por ejemplo, puede quejarse de las innumerables formas de discriminación de los musulmanes contra los cristianos. Según él, los funcionarios que contratan a maestros para la escuela pública darán preferencia a un musulmán sobre un cristiano, pues optarán por un correligionario antes que por un cristiano, tal vez más calificado, que pudiera influir sobre las vidas de los niños. Pero un vecino discrepa, y cita numerosos ejemplos de cristianos que han recibido un trato igualitario. Incluso señala formas de trato preferencial recibido por cristianos. Por ejemplo, Yasser Arafat tiene en su gobierno un porcentaje de cristianos más alto que el que existe en la población en general.

Algunos cristianos hablan también sobre el impacto en sus vidas de los medios de comunicación occidentales. A menudo los musulmanes interpretan los filmes y las comedias televisadas que llegan a los receptores palestinos como pruebas de las deficiencias morales del cristianismo. Una pareja de occidentales no casados que aparecen retozando desnudos en un receptor de televisión en la Palestina musulmana contribuye al estereotipo de que los cristianos son gente indecente e impía. Los cristianos palestinos tienen entonces que enfrentarse a estas asociaciones que algunos musulmanes hacen con el cristianismo. "La TV occidental nos hace daño", dice un sacerdote palestino.

Los musulmanes palestinos que viven en zonas donde no hay población cristiana pueden ignorar tanto la historia como la presencia de cristianos palestinos. Por ejemplo, algunos estudiantes de primer año de la Universidad Americana Árabe, ubicada en las afueras de la aldea predominantemente cristiana de Zababdeh, se sorprenden al descubrir que algunos palestinos no son musulmanes. Pese al importante papel que los cristianos han desempeñado en la sociedad palestina, algunos palestinos no aprecian sus contribuciones a la historia del país, a menudo porque nunca se les ha enseñado nada sobre ellos.

Algunos musulmanes acusan a los cristianos de no participar en la lucha contra la ocupación israelí; dicen que los musulmanes sufren por la causa mientras los cristianos llevan una vida fácil. Para los cristianos, no obstante, esta acusación es dolorosa y falsa. También ellos son a veces muertos, encarcelados y maltratados, igual que los musulmanes. También los cristianos quedan recluidos en sus casas cuando se instaura el toque de queda en una ciudad. También los cristianos tienen dificultades en los puestos militares de control y se les prohíbe utilizar los atajos que emplean los colonos israelíes. También ellos padecen por el desempleo y se inquietan por el futuro de sus hijos.

Aun teniendo en cuenta algunas de las dificultades antedichas, los cristianos palestinos reconocen y se sienten orgullosos de las muchas formas en que musulmanes y cristianos conviven positivamente en los Territorios Ocupados. En Zababdeh y en otras comunidades, musulmanes y cristianos van a la escuela juntos, y aprenden de maestros tanto musulmanes como cristianos. Jeques y sacerdotes se visitan recíprocamente en ocasión de algunas festividades religiosas importantes, o para debatir sobre asuntos de la comunidad. La Constitución palestina, actualmente en preparación, ha sido enviada a los dirigentes de las iglesias para que la revisen y la comenten. Yasser Arafat, cuando no está confinado en Ramallah, asiste cada año a la misa de Nochebuena en Belén.

Cristianos y musulmanes están unidos en su oposición a la ocupación israelí. Hay cierta aprensión, sin embargo, respecto a lo que podría ser un estado palestino independiente una vez que termine la ocupación. Los movimientos islámicos han asumido un papel cada vez más preponderante en la cultura política palestina, y en general aspiran al establecimiento de un estado islámico en Palestina. Por otra parte los cristianos, junto con muchos otros musulmanes, están unidos en su aspiración a un sistema político más secular y abierto a todos. Para ellos, sería un dudoso progreso pasar de una ocupación israelí a un estado islámico.

La vida de los cristianos en los Territorios Ocupados es compleja. Viven en medio de las realidades de una ocupación militar. Viven también como una pequeña minoría en una sociedad predominantemente musulmana. Y en muchos aspectos viven aislados de la iglesia en otros países, donde los cristianos a menudo se interesan más por los viejos lugares bíblicos en ciudades como Belén que por las comunidades vivas allí presentes hoy.

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(*) El estadounidense Joel, de 29 años, acaba de servir como acompañante ecuménico en Zabadeh en el marco del Programa Ecuménico de Acompañamiento del CMI en Palestina e Israel (PEAPI). En la pequeña aldea de Zababdeh, predominantemente cristiana, Joel y otros dos acompañantes ecuménicos trabajaron dentro de una amplia red de iglesias y organizaciones, entre ellas un convento y escuela secundaria del Patriarcado Latino, iglesias Ortodoxa Griega, Melquita Griega y Anglicana. Desde su base en Zababdeh, los tres acompañantes ecuménicos participaron en clases en la Universidad Americana Árabe, acompañaron autobuses escolares y ayudaron a la Asociación Cristiana de Jóvenes de Jenin a suministrar alimentos y agua al municipio mientras estaba bajo toque de queda. Joel tiene una licenciatura en Ciencia Política y Sociología y un Master en Historia de la Iglesia con una tesis sobre Palestina bajo dominio israelí. (Los nombres de los acompañantes ecuménicos no se mencionan por razones de seguridad.)

Véanse fotos en:

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