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Al finalizar una reunión celebrada del 15 al 17 de agosto en Lusaka (Zambia), el Consejo de Iglesias de Sudán del Sur hizo pública una declaración en la que reflexionaba sobre la guerra y el conflicto violento que siguen asolando la nación.
“La muerte, el desplazamiento, el hambre y el empobrecimiento han puesto de rodillas a nuestro pueblo, que está sumamente cansado de esta situación insoportable”, recoge la declaración. “A pesar de los marcos y los acuerdos firmados, no parece que las partes de los conflictos estén más cerca de una solución, lo cual expone a nuestro hermoso territorio a su total destrucción”.
El Consejo de Iglesias de Sudán del Sur determinó la responsabilidad moral colectiva de frenar la violencia y evitar el uso indebido del poder y de las armas. “¡La guerra debe terminar!”, puede leerse en la declaración. “Se deben poner en primer lugar los intereses nacionales y los intereses del pueblo sursudanés, se deben deponer las armas y aquellos que en Sudán del Sur y los alrededores apoyan la violencia deben dejar de avivar las llamas”.
En la declaración del consejo se pide además a las personas que denuncien las tendencias tribales y políticas negativas. “¡Apelamos a ustedes para que resistan la tentación de ser atraídos hacia caminos divididos y negativos y para que se mantengan unidos por la paz!”, se dice en la declaración. “Les pedimos a todos ustedes como personas íntegras que busquen el camino del diálogo, el perdón y la reconciliación”.
En la declaración se instaba a las personas a armarse de valor. “Creemos que si todos los habitantes de Sudán del Sur hacen los mismos esfuerzos por la paz, ¡podemos tener paz!”, recoge la declaración. “Debemos resolver nuestros problemas con palabras, no con balas”.
