"Creo que ha llegado el momento de revisar la organización y estructuras del Movimiento Ecuménico Mundial, que hemos heredado de las generaciones que nos han precedido y de concebir una nueva configuración ecuménica que pueda responder eficazmente a los desafíos que plantea el siglo XXI", expresó el Dr. Konrad Raiser, Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias ante el Comité Central de la organización reunido en Ginebra, Suiza.

Al describir la situación actual del ecumenismo, Raiser destacó el compromiso mantenido por la mayoría de las iglesias, pero apuntó también a la postura de un menor número de iglesias que "se oponen al llamamiento de formar parte de una comunidad más amplia". Enfatizó también en la situación de los jóvenes en el movimiento ecuménico quienes "se sienten cada vez menos atraídos por la búsqueda de formas institucionales visibles de la unidad de la Iglesia y de la cooperación entre las iglesias".

En una referencia histórica, recordó que en los años sesenta el modelo del CMI parecía idóneo, sin embargo, con la posterior emergencia de las organizaciones regionales, la situación cambió, provocando así un proceso de regionalización que en ocasiones ha establecido cierta competencia con el CMI.

"Es evidente que ese modelo de organización ecuménica que hemos heredado carece de una integración global", sin embargo, apuntó que la falta de respuesta de las iglesias hasta el momento "no puede y no debe tener como consecuencia que el CMI ceda a las presiones que quieren que adopte el modelo de las ONGs ajustando la orientación de sus programas a la lógica política y empresarial".

En su informe, Raiser propuso la sustitución de una organización vertical por la de una horizontal "de redes interconectadas". "En sus dos dimensiones, o sea mundial y local, la nueva configuración ecuménica debería tener por objetivo construir una comunidad y fomentar una nueva cultura de diálogo y de solidaridad, de compartir y de comunicación, de no-violencia y de reconciliación".

Raiser, también insistió en la necesidad de relacionar al CMI con otras organizaciones ecuménicas mundiales. "Habría que sustituir la sucesión de grandes asambleas de cada uno de esos organismos , que prácticamente no están nunca coordinadas, con miras a elaborar un marco que intente responder la visión de un concilio verdaderamente universal", apuntó.

"Para ayudar a crear la nueva configuración ecuménica, será necesario estimular a los consejos nacionales de iglesias y otros organismos ecuménicos locales para que, reflexionando sobre su carácter eclesial, lleguen a ser espacios de testimonio común y de vida compartida. En muchos casos, la participación de la Iglesia Católica Romana en los consejos de iglesias a nivel nacional y regional ha favorecido a esa evolución, que, a su vez, abre la posibilidad de asociar más directamente a la Iglesia Católica Romana a una futura configuración ecuménica", concluyó.

El Comité Central del CMI está formado por representantes de iglesias miembros de todas las regiones, se reúne cada 12 a 18 meses y está encargado de analizar, examinar y supervisar la ejecución de los programas del CMI, así como aprobar el presupuesto del organismo. La reunión del Comité Central, iniciada en el día de ayer se extenderá hasta el próximo 3 de septiembre.