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© Marcelo Schneider/CMI

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De París a Pakistán, de Orlando a Myanmar, de Iraq a Nigeria, cada día somos testigos del conflicto y la violencia perpetrados en nombre de la religión o cometidos contra las personas por su identidad religiosa.

¿Qué es lo que ocurre con la religión que a menudo conduce a la violencia? ¿Cómo podemos entender y abordar esa combinación letal, ya sea en la violencia que se inspira en la religión, la violencia contra personas religiosas o la violencia entre grupos religiosos?

Para abordar estas cuestiones, se convocó una sesión plenaria del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) el 26 de junio de 2016 en Trondheim (Noruega) bajo el título de “Religión: ¿sendero de guerra o camino de paz?”. En la sesión se analizaron los aspectos geopolíticos, interreligiosos y teológicos de la religión y la violencia con la intención de elaborar políticas.

El moderador Mark MacDonald, obispo de la Iglesia Anglicana del Canadá y presidente del CMI para la región de América del Norte, pidió a los participantes que escucharan atentamente en busca de una manera ecuménica constructiva de abordar la cuestión a través de los programas de la peregrinación de justicia y paz.

Las raíces de la violencia

El Dr. Sathianathan Clarke, de la Iglesia de la India Meridional, que es profesor de Teología, Cultura y Misión en el Seminario Teológico Wesley, en Washington, D. C., habló con contundencia de la consternación y la lucha teológica que supone el fenómeno de la religión y la violencia.

“El vínculo entre religión y violencia no es nuevo para quienes miran atrás en la historia. Pero la magnitud e intensidad de la violencia con la que se asocia a las religiones ya está afectando gravemente a nuestro bienestar común. Los fundamentalismos religiosos o los extremismos religiosos operan peligrosamente en lugares clave de todo el mundo, convirtiéndose en una diversidad de expresiones locales violentas”, dijo Clarke.

“La violencia en nombre de Dios puede no ser la intención ni la acción de Dios, pero su maldición nos rodea; y nosotros, que conocemos y servimos a Dios, tenemos que hacer algo para afrontar su propensión a la destrucción y reducir su promoción de la muerte”.

La geopolítica y la conciencia autocrítica

El embajador Knut Vollebæk, ex ministro de Relaciones Exteriores de Noruega y miembro de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales, recordó los orígenes del cristianismo en la violenta vorágine del mundo antiguo, y advirtió sobre lo siguiente: “aunque hoy en día resulte gratificante saber que las organizaciones internacionales y las Naciones Unidas están más interesadas en trabajar con las organizaciones religiosas, este nuevo interés no surge de una larga experiencia con respecto a lo útiles que han sido los dirigentes religiosos para resolver conflictos y reducir la violencia en la política mundial sino que, por el contrario, nace del uso de la religión como pretexto del terrorismo que atormenta al mundo hoy”.

De hecho, dijo Vollebæk, “en un foro como este es fundamental que hagamos un examen de conciencia en vez de señalar a otros. ¿Cómo podemos evitar que se repita en África Central lo que ocurrió en Ruanda, donde las iglesias fueron escenarios de masacres, y los sacerdotes y pastores participaron en el genocidio? ¿Y qué pueden hacer las iglesias para prevenir los conflictos, tender puentes y decir a las autoridades que dejen de abusar del poder?”.

Vollebæk instó a la vigilancia y la claridad. Defender los derechos de los otros a sus convicciones, incluso cuando no coincidan con las propias. Oponerse a la discriminación y exclusión de las minorías, que es el caldo de cultivo de la violencia. Apoyar la libertad de religión sin reservas, oponerse a la pena capital y hacer frente a las autoridades cuando crucen estas líneas. “La discriminación, la exclusión y la violencia en nombre de la religión nunca pueden ser la voluntad de Dios”.

Más cerca de nosotros

Berit Hagen Agøy, secretaria general del Consejo de Relaciones Ecuménicas e Internacionales de la Iglesia de Noruega y miembro del Grupo de Referencia de la Peregrinación de Justicia y Paz del CMI, aportó otra perspectiva cristiana autocrítica. Hablando de la intersección frecuentemente letal entre la religión y la violencia sobre las mujeres, instó al Comité Central a que examinase primero las relaciones familiares íntimas en busca de las raíces del extremismo violento.

“La deshumanización lleva a autorizar la violencia”, explicó, y quizá el ejemplo primordial de la deshumanización es la otredad de las personas que uno ama. Agøy destacó “el mal uso de las tradiciones religiosas para legitimar la violencia en la familia” y, así, pidió a quienes la escuchaban que “empezaran con la justicia de género para luego abordar la violencia” en las esferas sociales y geopolíticas más amplias.

Un llamamiento al diálogo interreligioso

El rabino David Sandmel, miembro del Grupo de Referencia de la Peregrinación de Justicia y Paz que colabora desde hace mucho tiempo en el diálogo interreligioso, ofreció una perspectiva judía sobre la cuestión de la violencia interreligiosa, en particular la violencia aún frecuente del antisemitismo.

Sandmel elogió el papel que ha desempeñado el movimiento ecuménico al reconocer y repudiar el antisemitismo. “En 1948, mucho antes de la declaración Nostra aetate del Vaticano, el CMI reconoció una relación especial entre el judaísmo y el cristianismo, y repudió el antisemitismo como un ‘pecado contra Dios y el hombre’”.

“El CMI intenta mantener relaciones positivas con la comunidad judía, alienta el diálogo y rechaza el antisemitismo”, afirmó Sandmel. “Pero no ha examinado, y mucho menos resuelto, todos los aspectos de la relación entre judíos y cristianos, ni tampoco ha interiorizado siempre en la práctica lo que ha predicado”.

“Se trata de retos morales, teológicos y políticos complejos”, reconoció. “Solo se resolverán si siguen tratándolos entre ustedes y en conversación con nosotros. Han estado en esta peregrinación de justicia y paz hacia y con el pueblo judío desde 1948. Oro por que prosigan esta peregrinación”, dijo Sandmel.

Examinar los pasajes problemáticos

Después de que los miembros del Comité Central examinaran pasajes bíblicos problemáticos que valorizan la violencia, el Dr. Mohamed Elsanousi, de la Sociedad Islámica de América del Norte y FinnChurchAid, habló de las mismas cuestiones hermenéuticas en el Corán y las sociedades musulmanas.

Elsanousi describió el notable proceso que condujo a la “Declaración de Marrakech”, la declaración de enero de 2016 en la que más de trescientos eruditos, activistas y políticos musulmanes afirman los derechos de las minorías y condenan las justificaciones religiosas de la violencia.

Según afirmó, esta declaración es “un autodenominado llamamiento a la acción que se basa en la histórica Carta de Medina, ideada por el profeta Mahoma (la paz sea con él) como una forma de ciudadanía contractual que garantiza que todas las personas reciban el mismo trato en una sociedad multicultural”.

“La Declaración de Marrakech tiene el potencial de repercutir de manera significativa en cómo se aborda un problema acuciante de derechos humanos”, concluyó Elsanousi.

Una búsqueda constante de entendimiento

El Comité Central del CMI también ha estado revisando el documento de estudio “La religión y la violencia”, que investiga los fenómenos de la violencia inspirada por la religión, la violencia contra la religión y la violencia interreligiosa, junto con los factores relacionados del extremismo religioso y los ataques contra la libertad de religión. El documento analiza el significado de la religión, la violencia, el fundamentalismo y la espiritualidad antes de examinar algunos ejemplos complejos, los motivos de la frecuente conjunción de la religión y la violencia, y las perspectivas bíblicas y teológicas que podrían determinar la respuesta cristiana al fenómeno a medida que el movimiento ecuménico realiza su peregrinación de justicia y paz. El documento también ofrece sugerencias específicas para las conversaciones con seguidores del judaísmo, del islam y de las religiones orientales, y para una conversación entre los cristianos sobre estos aspectos.

Conozca el programa de Diálogo y Cooperación Interreligiosos del CMI

Centro Internacional para la Paz y la Armonía Interreligiosas, Kaduna (Nigeria) (en inglés)