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“Veo en este modelo de 'iglesia sana' un entorno que, con suerte, se globalizará”, dice la Dra. Suzanne Jackson, de la Universidad de Toronto, que dirige el Centro Colaborador para la Promoción de la Salud de la Organización Mundial de la Salud.
Reunido en Charlotte, Carolina del Norte, del 3 al 5 de diciembre, un grupo internacional convocado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha trabajado para mejorar las iniciativas y las herramientas para las iglesias promotoras de la salud, especialmente para ayudar a las iglesias a integrar las labores sanitarias en su ministerio principal.
Haciendo balance de la reciente resonancia en temas de salud y sanación entre las iglesias de todo el mundo, el secretario ejecutivo del programa de Salud y Sanación del CMI, el Dr. Mwai Makoka, reflexionó: “Tenemos una base teológica muy buena para trabajar en el ámbito de la salud. No estamos en un punto en el que nos planteemos si las iglesias y los cristianos deben o no trabajar en la salud. Estamos mucho más avanzados”.
“Las iglesias están preparadas. Ya han cogido impulso. Por ello, ahora queremos desarrollar herramientas para asegurarnos de que las iglesias y los líderes religiosos que tengan buenas intenciones, pero que aún carezcan de un ministerio de salud, puedan servirse de nuestra ayuda para diseñar las diferentes intervenciones que podrían hacer”, agregó el Dr. Makoka.
Basándose en el ejemplo de las iglesias que participan activamente en esfuerzos de promoción de la salud, en Jamaica, los EE. UU. y en Tonga, el grupo se esforzó en buscar modelos que faciliten la implicación de las congregaciones en temas de salud, especialmente en vista del aumento de las enfermedades no transmisibles, para cuya prevención las iglesias han demostrado ser muy efectivas a la hora de involucrar activamente a las congregaciones y a las comunidades que las rodean.
“En la OMS, ha habido movimientos a escala mundial en favor de escuelas saludables, municipios saludables, comunidades saludables, lugares de trabajo saludables, hospitales saludables y cada uno de estos entornos ha inspirado a las personas a asumir este tipo de reto”, dijo el Rev. Jackson. “Considerar que las iglesias son un entorno apropiado para aportar una visión holística de la salud, y así realmente promover la salud, es una tarea muy importante que debemos emprender. No es solo cuestión de hablar con las personas cuando ya están enfermas, sino de hablar sobre salud para evitar que las personas enfermen”.
“Durante demasiado tiempo, según mi experiencia, muchas iglesias han tenido que elegir entre trabajar en un ministerio de salud o en otra cosa. Así que, lo que hace que estos esfuerzos en las iglesias que promueven la salud sean únicos es que están alentando a las comunidades eclesiales a hacer de la salud una parte integral de la vida de la iglesia”, reflexionó la Rev. Everdith Landrau, gerente de relaciones ecuménicas y redes con la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.), y miembro del Comité Central del CMI.
“También puede ayudar a fomentar comunidades más inclusivas para nuestros hermanos y hermanas con diferentes capacidades y discapacidades, y también para aquellos en nuestras comunidades que están luchando contra desafíos concretos, creará una mayor conciencia de sus luchas y de cómo se puede viajar con ellas”, concluyó la Rev. Landrau.
De conformidad con este objetivo, se quiere apoyar la función de las congregaciones como comunidades sanadoras, para que tomen medidas integrales en materia de salud, en particular en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, en colaboración con otros actores.
El evento en Charlotte fue organizado por el Departamento de Salud del Condado de Mecklenburg y por los líderes de la iglesia local.
El CMI está elaborando un juego de herramientas para las iglesias promotoras de la salud (comunicado de prensa del CMI del 2 de agosto de 2018, en inglés)
