"El desafío pasado, presente y futuro de las iglesias se trata de enfrentar el racismo en el interior de las iglesias", expresó Marilia Shüller, encargada del Programa en un encuentro con la prensa durante la celebración del Comité Central del CMI, que se celebra en Ginebra desde el 26 de agosto hasta el próximo 3 de septiembre. .

En este sentido, el CMI se ha propuesto nuevas directrices de trabajo dentro del Programa de Lucha contra el Racismo, con un nuevo énfasis en la lucha contra el racismo en el interior de las comunidades y estructuras eclesiales, prestando atención a las minorías oprimidas en materia racial y étnica, a la situación de los pueblos indígenas, la cuestión de género y el sistema de castas.

"Queremos que las iglesias comprendan la dinámica del racismo, que entiendan que el racismo prevalece en Sudáfrica, Estados Unidos y otros lugares, aunque a veces de formas sutiles", añadió la Sra. Shüller.

Algunos de los elementos fundamentales relacionados con la práctica del racismo en las iglesias pueden ubicarse en sus labores misioneras, las estructuras eclesiales y los procesos de decisiones, cuestiones estas incluidas en el documento titulado "Ser Iglesia y Superar el Racismo: Ha llegado el momento de la justicia transformadora", que está siendo analizado en estos días por los miembros del Comité central del CMI. El estudio incluye el enfrentamiento que con su pasado histórico han realizado iglesias como la Unida de Canadá y la Metodista Unida en los Estados Unidos, las cuales han dedicado esfuerzos a analizar la empresa misionera y las consecuencias que trajo el esfuerzo de "cristianizar" y "occidentalizar" pueblos indígenas. Estas iglesias también han pedido perdón a los afectados, dando inicio así al proceso de sanidad y reconciliación.

A pesar de todos los esfuerzos que hacen las iglesias Naboth Muchopa, de Zimbabwe y actual secretario conexional para Justicia Racial en la Iglesia Metodista de Gran Bretaña considera que todavía no son suficientes, e insta a las iglesias europeas a que coloquen recursos para poder luchar contra las diversas formas de manifestación del racismo. "Estoy cansado de que la gente nos pidan perdón, yo quiero acciones", expresó Muchopa, quien también se refirió a las cada vez más crecientes fronteras diseñadas en Europa para proteger su territorio de inmigrantes.

Uno de los objetivos en este momento del programa es el de otorgarle un nuevo ímpetu basado en acciones concretas, dejando a un lado las múltiples declaraciones y resoluciones que en la mayoría de los casos no han conducido a nada. Un nuevo estilo de trabajo que se espera conduzca a un cambio radical será el de instar a las iglesias a crear un espacio en las comunidades para contar las historias de unos y otros, donde las víctimas y los perpetradores se sienten juntos alrededor de la mesa para dialogar.

El CMI continuará trabajando con las Organizaciones No Gubernamentales y otros instituciones, sin embargo, gran parte de los esfuerzos del programa estarán dedicados a trabajar con las iglesias. "Queremos ser más eficaces, radicales y hacer que la gente se sientas incómodos porque no hay otra manera de luchar contra el racismo", añadió Marilia Shüller.

Según Muchopa el racismo no es cuestión de vida o muerte, es cuestión de muerte. Es por ello que el gran reto para el CMI es continuar luchando por la vida: la vida plena y abundante para toda la raza humana.