Una declaración preparada por la Red Ecuménica de Defensa de los Discapacitados (EDAN, según su sigla en inglés), fue presentada ante el Comité Central del CMI reunido en Ginebra del 26 de agosto al 2 de septiembre. El documento, que insta a la reconsideración de la parábola de Jesús del gran banquete, en Mateo 22, expresa: "Cuando todos sean invitados a esta fiesta, a esta iglesia, la lista incluirá a los que padecen de minusvalías físicas y mentales y enfermedades crónicas". 

Aceptar una afirmación de este tipo tiene consecuencias, por ejemplo en materia de culto. Entre ellas: que las personas con dificultades de aprendizaje no sean excluidas porque "no comprenden"; ser cuidadosos con la utilización de metáforas, como por ejemplo "el pecado desfigura nuestro rostro"; e incluir una variedad de experiencias sensoriales en vez de concentrarse únicamente en palabras. 

El documento incluye sugerencias prácticas sobe diversas maneras de incluir a las personas discapacitadas en la comunidad, como por ejemplo: crear espacio para sillas de ruedas, utilizar libros con letras de gran tamaño y proveer dispositivos que faciliten la escucha a quienes tiene problemas de audición. 

Sin embargo, en una conversación con la prensa posterior a la presentación del documento, el Rev. Dr. Martin Robra, encargado del programa de ética y ecología del CMI, alertó contra la tentación de concentrarse en la "solución tecnológica". "La cuestión central", dijo Robra, "es qué pierde una comunidad que no permite una completa participación de personas discapacitas". 

Teología de la discapacidad

La declaración, titulada "La Iglesia de Todos y para Todos", contiene una serie de aportes pastorales y teológicos que son el resultado de las contribuciones de discapacitados, familiares y otros que conviven con ellos.  

Subrayando la vulnerabilidad de las personas discapacitadas, tanto frente a la discriminación social como a la manipulación de algunos grupos religiosos, el documento afirma que los discapacitados cristianos "encuentran fuerza en el amor de Cristo", aunque muchos consideran que "la enseñanza de la iglesia sobre esta verdad ha sido muy limitada". 

"Afirmamos que Dios ama a todos los discapacitados y da a todos la oportunidad de responder a ese amor. Creemos que toda persona discapacitada tiene la oportunidad de encontrar la paz con Dios", afirma la declaración. 

El informe identifica una serie de formas "discriminatorias y opresivas" que se han utilizado para tratar a los discapacitados, aunque también reconoce que en muchas iglesias esta actitud ha pasado de "la caridad" al "reconocimiento de sus derechos humanos".  

Por otro lado, se critica que únicamente la mente o el alma sean consideradas imagen de Dios. "Esta manera de entender la naturaleza es a la vez elitista y dualista. En último término tiende a excluir a aquellos cuyas capacidades mentales o físicas afectan profundamente a toda su personalidad y a su existencia". 

"Si Cristo es la verdadera imagen de Dios, hay que plantearse entonces preguntas radicales sobre la naturaleza del Dios del que es imagen. En el corazón de la teología cristiana hay una crítica del éxito, el poder y la perfección, y un homenaje a la debilidad, el fracaso y la vulnerabilidad", afirma la declaración. 

Esta presenta una teología más apropiada de la discapacidad y toma en cuenta el significado de ser parte del Cuerpo de Cristo. "Cristo fue maltratado, incapacitado y condenado a muerte. Algunos aspectos de la imagen de Dios en Cristo solo pueden reflejarse en la Iglesia como Cuerpo de Cristo incluyendo plenamente y honrando a aquellos cuyos cuerpos están de la misma manera dañados". 

La declaración también menciona los dones que los discapacitados traen a la comunidad. "Hemos aprendido a adaptarnos y ser innovadores, a usar nuestras imaginaciones para resolver nuestros problemas. (...) Hemos llegado a ser expertos sin pretender serlo con competencias y experiencias prácticas que podemos ofrecer a la comunidad en general y a la iglesia".  

"Es lamentable que las iglesias de todo el mundo no se hayan ocupado con mayor ahínco de los sufrimientos de los marginados, los pobres, los ciegos, sordos y los disminuidos física y mentalmente", afirma el documento, que insta a las iglesias a no tener lástima de los discapacitados "ni misericordia, sino comprensión afectiva y oportunidades para desarrollar nuestras vocaciones, posibilidades y aptitudes". 

El texto completo de la declaración "Una Iglesia de Todos y para Todos" se encuentra disponible en:

www2.wcc-coe.org/ccdocuments2003.nsf/index/plen-1.1-sp.html