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El padre Ioan Sauca dispensando la “gran bendición de las aguas” al personal del CMI. Foto: Grégoire de Fombelle/CMI

El padre Ioan Sauca dispensando la “gran bendición de las aguas” al personal del CMI. Foto: Grégoire de Fombelle/CMI

El padre Ioan Sauca recorrió las cuarenta y dos oficinas del Consejo Mundial de Iglesias, el 13 de enero, dispensando a un agradecido personal la “gran bendición de las aguas”, según la tradición ortodoxa.

En una sesión de meditación matutina, Sauca, director del Instituto de Bossey y subsecretario general del CMI, habló del significado del servicio, que una vez al año conmemora el bautismo de Jesús en el río Jordán.

“Se llama 'gran' bendición porque, durante la oración de bendición, se hace una doble invocación al Espíritu Santo”, explicó Sauca; “estas aguas se utiliza para la consagración de nuevas iglesias y de sus altares, de las vestimentas y objetos utilizados en la liturgia, o en el aceite para la confirmación”.

Los fieles se llevan el agua a casa y la guardan durante todo el año, rociando y bendiciendo con ella sus casas, a las personas, las fuentes de agua, los animales y todas sus pertenencias.

“El evento del bautismo de Cristo en Jordania se retrata como un evento cósmico dentro de la Creación”, contó Sauca; “el Hijo de Dios desciende a las aguas para ser bautizado; se abren los cielos, se escucha la voz del Padre y desciende el Espíritu Santo”.

En una profunda demostración de la ecoteología de Dios, la vida emerge de la Creación existente, lo que demuestra que todo el cosmos está interrelacionado y que sus diferentes segmentos no pueden existir por separado, agregó Sauca. “Cualquier criatura viva, en particular los humanos, somos parte del cosmos, y nuestra propia existencia está interrelacionada y mutuamente condicionada”.

 

Lea la reflexión del padre Ioan Sauca (en inglés)

Galería de fotos de la bendición de las oficinas del CMI