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Foto: Athena Peralta/CMI

Foto: Athena Peralta/CMI

Los participantes de la 4ª Escuela Ecuménica de Gobernanza, Economía y Gestión para una Economía de la Vida celebrada en Bogor (Indonesia), que representaban a 15 países y procedían de contextos diversos, reflexionaron sobre esta experiencia “reveladora” de dos semanas, tras concluir esta el pasado 30 de agosto.

La escuela contribuyó a desarrollar un entendimiento crítico de la economía, el funcionamiento de los mercados internacionales, los procesos de globalización y financiarización, y las estructuras de gobierno global imperantes en personas con formación en ética y teología.

“Proporcionó herramientas y lenguajes para la promoción de una nueva arquitectura financiera y económica internacional”, afirmó Athena Peralta, responsable del programa sobre justicia económica y ecológica del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

Los participantes con formación en economía consideraron que la escuela, a través de aportes teológicos y una serie de estudios bíblicos, había transformado profundamente su “comprensión teológica de los temas financieros y económicos”.

“De hecho, la economía es una cuestión de fe”, afirmó Admire Mutizwa, un joven economista que trabaja con el Consejo de Iglesias de Zimbabue.

La Escuela de Gobernanza, Economía y Gestión relaciona la teología y la economía desde el punto de vista analítico y metódico. Además, es “un espacio importante para el aprendizaje ecuménico en torno a un debate muy necesario sobre alternativas” a nuestras estructuras económicas fragmentadas y disfuncionales, señaló Thomas Frenz, un pastor de Alemania.

“La Escuela de Gobernanza, Economía y Gestión es tan prolífica que hemos aprendido economía desde una perspectiva feminista, ecológica e islámica” con vistas configurar una economía de sostenibilidad y justicia con todas las criaturas de la Tierra, afirmó Li U-ping, de Taiwán, durante la ceremonia de graduación.

Como parte de la escuela, los participantes desarrollaron y presentaron una serie de propuestas de proyectos, tales como campañas para la justicia fiscal en contextos variados, un programa de capacitación interreligiosa para líderes religiosos que trabajan con los responsables de la formulación de políticas, y la acreditación de Nueva Arquitectura Financiera y Económica Internacional para organizaciones y empresas que contribuyen a la construcción de un tipo diferente de economía. Los proyectos desbordaban esperanza, energía y compromiso para hacer avanzar la Economía de la Vida.

“Al confrontarnos con nuestras propias complejidades y realidades”, la escuela “nos acercó mucho más la economía”, compartió Gloria Pua, de Colombia. “Ahora somos una comunidad de cristianos deseosos de cambiar el mundo”.