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Campo de refugiados de Moria, isla de Lesbos (Grecia), septiembre de 2020. Fotografías: Lampros Demertzis/CMI

Campo de refugiados de Moria, isla de Lesbos (Grecia), septiembre de 2020. Fotografías: Lampros Demertzis/CMI

Una docena de organizaciones religiosas mundiales y regionales han publicado una declaración sobre la promoción de derechos en relación con la situación de los migrantes y refugiados en Europa que define su vocación como cristianos de “acoger al extranjero” e insta a la creación de un mundo en el que “nos hagamos humanos juntos”.

“La solidaridad debería ser el principio rector de la migración y, en particular, de la recepción de refugiados”, afirma la declaración. “Esperamos que la UE rechace el discurso y la política del miedo y la obstrucción, y que adopte una posición basada en principios y una práctica compasiva basada en los valores fundamentales de la UE”.

Las organizaciones emitieron la declaración antes de que la Comisión de la UE presentase su nuevo Pacto sobre migración el 23 de septiembre.

“Nuestras organizaciones representan a las iglesias de toda Europa y del mundo, así como a los organismos eclesiásticos que se ocupan especialmente de los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo”, afirma la declaración. “Como organizaciones cristianas, estamos profundamente comprometidas con la dignidad inviolable del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, así como con los conceptos de bien común, de solidaridad mundial y de promoción de una sociedad que acoja a los extranjeros, atienda a los que huyen del peligro y proteja a los vulnerables”.

La declaración hace referencia al reciente incendio en el campo de Moria, que dejó a

13 000 migrantes sin hogar.

“Los acontecimientos de la noche del 8 de septiembre de 2020 en el campo de Moria y durante los días siguientes han puesto de manifiesto una vez más el estado fundamentalmente deficiente de la política europea de migración y asilo y el sufrimiento que ha creado”, afirma la declaración, señalando “la desesperación de las personas que buscan protección y que a menudo se han visto obligadas a vivir durante años en condiciones inhumanas, así como la cólera y la frustración de los habitantes locales, que sienten que Europa los ha dejado solos con el desafío de la acogida y la atención a los refugiados”. También apuntan al hecho de que la respuesta actual ha abordado los síntomas de un problema mayor, pero no la causa real, y a una reacción de la UE que expresa empatía, pero muestra una profunda falta de responsabilidad y ningún compromiso real de ayudar a los que necesitan protección, así como al Estado griego y a la población local que los acoge.

La COVID-19 ha exacerbado las ya inhumanas condiciones de vida de los migrantes, señala la declaración. “La COVID-19 y sus consecuencias han hecho que en muchos lugares la ya difícil situación de estos países y de las poblaciones desplazadas que acogen sea aún más precaria: ya sea por la falta de higiene en las instalaciones o por los dramáticos recortes de las raciones de alimentos y otras ayudas a su disposición”, prosigue. “Las restricciones generalizadas de los desplazamientos internos y transfronterizos a raíz de la pandemia han reducido aún más el acceso de las personas a un entorno protegido. Además, la supervivencia económica de muchas personas en situación de desplazamiento, así como la de sus anfitriones, se ha visto amenazada por las medidas de confinamiento y otras medidas relacionadas, que han afectado especialmente a las personas empleadas en el sector informal y han tenido un efecto desproporcionado en las mujeres y sus medios de subsistencia”.

Las organizaciones religiosas se comprometen a “abogar por un enfoque más digno de la recepción, protección y cuidado de las personas en situación de desplazamiento”. Afirma que “las iglesias y los organismos eclesiásticos han sido y serán proactivos a la hora de ofrecer una acogida compasiva y promover la integración social y una convivencia justa y pacífica en Grecia, en toda Europa y más allá”.

En la declaración también se aborda el discurso público en el que “los migrantes y los refugiados suelen ser objeto de los discursos de incitación al odio en las redes sociales, así como de las representaciones distorsionadas y deshumanizantes en los medios de comunicación”, y se pide a los medios de comunicación que “respeten la dignidad humana de los migrantes y los refugiados, garanticen una cobertura equilibrada de sus historias, se comprometan con los migrantes y los refugiados y les permitan contar sus propias historias, y eviten las expresiones estereotipadas y negativas, así como la victimización y la simplificación excesiva”.

“También compartimos la convicción de que los valores fundamentales de la Unión Europea en materia de dignidad humana y respeto de los derechos humanos deben reflejarse en su política cotidiana”, afirma la declaración.

La declaración está firmada conjuntamente por ACT Alianza, la Comunión Anglicana, la Comisión de las Iglesias para los Migrantes en Europa, la Conferencia de Iglesias Europeas, la Iglesia Evangélica Griega, el Centro de Integración de los Trabajadores Migrantes - Programa Ecuménico de Refugiados, organización sin fines de lucro de la Iglesia de Grecia, la Federación Luterana Mundial, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, la Asociación Mundial de Comunicación Cristiana, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (Región de Europa), el Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo Metodista Mundial.

Leer la declaración completa del 22 de septiembre de 2020

Galería de imágenes: La labor de las iglesias para prestar apoyo a los refugiados en Europa

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