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Fotografía: Peter Kenny/CMI

Fotografía: Peter Kenny/CMI

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El número de personas subalimentadas está aumentando de nuevo tras décadas de progresos en la lucha contra el hambre en todo el mundo, y este aumento es motivo de gran preocupación para el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), sus asociados ecuménicos y las Naciones Unidas.

La campaña “Alimentos por la vida” del CMI, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), celebró el 22 de octubre en el Centro Ecuménico de Ginebra un debate interactivo titulado “Una alimentación sana para un mundo #HambreCero”, que fue el tema del Día Mundial de la Alimentación de este año.

También participaron la Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y la Nutrición, la Red de acción e información de Food First (Food First Information and Action Network), el gobierno de Jamaica y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

“Tenemos que reflexionar sobre por qué, en medio de la riqueza y la abundancia, el 26,4% de la población mundial, que asciende a unos 2000 millones de personas, sigue padeciendo hambre y niveles de inseguridad alimentaria de moderados a graves”, señaló la secretaria general adjunta del CMI, Prof.ª Dra. Isabel Apawo Phiri, en un mensaje de bienvenida.

Dietas poco saludables

“Una proporción similar de personas en el mundo también consumen agua contaminada”, afirmó la Prof.ª Phiri. “Debemos reflexionar sobre por qué estamos cada vez más atrapados en una combinación de dietas poco saludables y estilos de vida sedentarios que conducen a la obesidad y a enfermedades no transmisibles”.

Carolyn Rodrigues-Birkett, que comenzó su carrera como maestra de escuela y llegó a ser miembro del parlamento y ministra del gobierno en Guyana, y actualmente es la directora de la Oficina de Enlace de la FAO en Ginebra, moderó la sesión. Señaló que se necesita un enfoque multisectorial basado en dietas saludables para alcanzar el objetivo de “hambre cero”.

Reconoció el papel desempeñado por el CMI en la justicia social y, al igual que la Prof.ª Phiri, señaló que “el progreso ha sido desigual”.

“Desde 2016, el hambre vuelve a aumentar. Mientras que el índice sigue siendo el mismo, del 10,8 por ciento, la cifra total ha aumentado, con más de 820 millones de personas que sufren de esto hoy en día. Los conflictos siguen siendo un obstáculo importante en nuestra lucha contra el hambre y la malnutrición. En 2017, más de la mitad de las personas que sufrían de inseguridad alimentaria y malnutrición crónica vivían en países afectados por conflictos. Los conflictos fueron en su mayoría dentro de los Estados”, afirmó.

Al igual que otros oradores, la Prof.ª Phiri realizó la siguiente observación: “Es evidente que las dietas y estilos de vida poco saludables a menudo no solo dependen de la elección de las personas”.

Afirmó que factores como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a la tierra y a los recursos, los conflictos y el cambio climático, así como aquellos factores que ponen en peligro la soberanía alimentaria y la autodeterminación, están directamente relacionados con la medida en que las personas tienen acceso a alimentos nutritivos y llevan una vida sana.

El Dr. Manoj Kurian, coordinador de la Alianza Ecuménica de Acción Mundial del CMI, que organizó la sesión, afirmó que “para garantizar dietas saludables con el fin de erradicar el hambre, nos hemos centrado en la protección y el bienestar de cada persona; en dar prioridad a las personas, por encima de los intereses comerciales particulares; y en cuidar siempre del planeta y de su diversa creación, como el hogar que nos ha sido dado por Dios”.

Dietas saludables

El objetivo del debate fue que las personas empezaran a pensar en lo que comemos y en las decisiones políticas que hay que tomar para que esto se convierta en una realidad en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030.

Gordana Jerger, directora de la Oficina del Programa Mundial de Alimentos en Ginebra, afirmó que estaba agradecida de estar en el CMI.

“Las organizaciones religiosas son asociados importantes sobre el terreno para llegar a las poblaciones hambrientas y vulnerables, y este es el caso tanto a lo que respecta las organizaciones religiosas internacionales como a las locales”, señaló.

“Los niveles de crisis se deben básicamente a los conflictos”, subrayó, “pero también tenemos un mayor número de desastres naturales relacionados con fenómenos climáticos extremos o casos de cambio climático”.

La Prof.ª Phiri concluyó diciendo: “Estamos convencidos de que podemos seguir adelante con éxito solo si nos tomamos de las manos y avanzamos juntos. Aportemos nuestros conocimientos y experiencia, de manera coherente y holística, para que todas las personas puedan hacer realidad su derecho a una alimentación y una nutrición adecuadas, un compromiso que ya han adquirido todas las naciones”.

 

Enlace al mensaje de la secretaria general adjunta, Prof.ª Dra. Isabel Apawo Phiri (en inglés)

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