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Fotografía: Albin Hillert/FLM, 2019

Fotografía: Albin Hillert/FLM, 2019

El siguiente artículo es el primero de una serie sobre la respuesta de las iglesias miembros del CMI y todas las personas de buena voluntad al COVID-19. El objetivo de los reportajes será compartir las esperanzas, las preocupaciones y las mejores prácticas de nuestra familia humana, según la directora de comunicación del CMI, Marianne Ejdersten.

Las personas oran a diario por que acabe el coronavirus (COVID-19), que está paralizando el mundo, transformando la interacción humana en una cuestión virtual y cambiando drásticamente la vida en todos los lugares durante la lucha contra un enemigo silencioso del que poco se sabe.

Las iglesias, las mezquitas, las sinagogas y los templos han cerrado sus puertas en cada rincón del planeta después de la propagación del COVID-19. La cepa del virus se identificó por primera vez en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

Orar es algo que no precisa el contacto social, tal y como han señalado grupos cristianos mundiales como el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Vaticano y la Alianza Evangélica Mundial.

Al igual que ocurre en todas las luchas, el COVID-19 saca a la luz lo bueno y lo malo de la humanidad, con trabajadores sanitarios que hacen grandes sacrificios y otros que corren a ayudar, mientras algunos muestran prejuicios contra personas acusadas de ser portadoras de la enfermedad o quienes son vulnerables.

Oración del COVID-19

La Iglesia Unida del Canadá, miembro del CMI, publicó “Una oración en tiempos del COVID-19”.

Parcialmente, dice así, “En tiempos del COVID-19, oramos:

Cuando no estamos seguros, Dios, ayúdanos a mantener la calma;
cuando nos llega información de todas partes, correcta e incorrecta, ayúdanos a discernir;
cuando el miedo hace que sea difícil respirar, y la ansiedad parece estar a la orden del día, tranquilízanos, Dios;
ayúdanos a llegar con nuestros corazones, cuando no podemos tocar con nuestras manos;
ayúdanos a estar conectados socialmente, cuando tenemos que mantener la distancia social;
ayúdanos a amar tan perfectamente como seamos capaces, sabiendo que “el perfecto amor echa fuera el temor”.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, añadió un poco de perspectiva en la conferencia de prensa del 13 de marzo cuando dijo que, a pesar de la nueva pandemia, la labor de la OMS continúa y el mundo sigue adelante.

“Los bebés siguen naciendo”

“Los bebés siguen naciendo. Las operaciones quirúrgicas esenciales se siguen llevando a cabo. Las personas que sufren un accidente de tráfico siguen necesitando atención de emergencia. La gente sigue necesitando tratamientos contra el cáncer, la diabetes, el VIH, el paludismo y muchas otras enfermedades”, dijo Tedros.

Anticipándose a la situación, en Ginebra (Suiza), el CMI había cancelado ya el 28 de febrero una importante reunión de su Comité Central en marzo, y a finales de la semana pasada tomó medidas contundentes para prevenir la propagación del COVID-19.

“Se trata de una situación que exige nuestra solidaridad y responsabilidad, atención, cuidado y sabiduría”, dijo el secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, el 13 de marzo.

“Esta situación también nos apremia a ofrecer signos de fe, esperanza y amor”, escribió. “Ahora nos necesitamos unos a otros como colegas y amigos para ayudarnos mutuamente en la reorganización de nuestro trabajo, pero también necesitamos apoyarnos unos a otros mental y espiritualmente”.

Tveit, en una oración, dijo: “Dios de vida, has prometido estar con nosotros todos los días, también los días difíciles, como en tiempos como estos”.

“Ofrecer nuestro amor”

“Danos claridad en nuestra mente, fortaleza en nuestro trabajo y discernimiento, descanso mientras dormimos, paz en nuestra mente. Acompaña a aquellos que necesitan ayuda más de lo que la necesitamos nosotros, ayúdanos a ver lo que podemos ofrecer desde tu amor”.

Suiza es uno de los países más afectados por el coronavirus desde que el epicentro se trasladó a Europa la semana pasada, con al menos 2200 personas que han dado positivo y 18 muertos en el país alpino el 16 de marzo.

En Ginebra, la ciudad de Juan Calvino, las iglesias protestantes y católicas romanas tenían cerradas sus puertas para los servicios del domingo.

Una mujer que se identificó como cristiana comprometida dijo: “Debemos intentar reaccionar de manera equilibrada. Como creyentes, esta es una oportunidad para brillar en medio de la tormenta manteniendo la calma y siendo mesurados”.

La OMS había informado de que, a 16 de marzo, había 168 019 casos confirmados a escala mundial en 148 países y 6610 muertes, una cifra que aumenta cada día.

China tenía el 15 de marzo 81 048 casos confirmados (27 nuevos) con 3204 muertes (10 nuevas), mientras que fuera de China había 72 469 casos confirmados (y 10 955 nuevos) con 2531 muertes (333 nuevas) en 143 países y territorios.

En Asia, debido a la pandemia, la Conferencia Cristiana de Asia dijo que su tema para el Domingo de Asia 2020 es “Dios, sánanos porque somos vulnerables”.

Las iglesias miembros de la Conferencia Cristiana de Asia celebran el Domingo de Asia, por lo general, el domingo antes de Pentecostés, que cae este año el 24 de mayo.

Sin embargo, la Conferencia Cristiana de Asia pidió a sus iglesias miembros y a sus consejos que utilicen la liturgia del Domingo de Asia durante las oraciones especiales de los próximos días por las víctimas de la pandemia del COVID-19.

El Dr. Mathews George Chunakara, secretario general de la Conferencia Cristiana de Asia, declaró: “Las condiciones críticas por las que estamos pasando colectivamente son un recordatorio para que la humanidad reflexione sobre la fragilidad de la vida humana y la extrema vulnerabilidad de todo el cosmos”.

África tiene los índices más bajos y más lentos del COVID-19, pero la enfermedad se está filtrando. Los funcionarios de la OMS han expresado sus temores sobre la capacidad de los sistemas sanitarios de los países pobres del continente para hacer frente a la pandemia.

Preocupación por África

El arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo, Thabo Makgoba, dijo el domingo que estaba “terriblemente preocupado” por que los sudafricanos –y los habitantes de toda África– no se estaban tomando suficientemente en serio el coronavirus.

Señaló que los africanos trataban el virus como “un problema europeo”, y no un problema africano.

“Los virus no tienen pasaporte, no conocen fronteras, no respetan la raza ni el color de la piel”.

También dijo que temía que “muchas personas se vieran afectadas” si el virus se propaga en Sudáfrica, con su alta incidencia de VIH, sida y tuberculosis.

En Estados Unidos, el presidente y secretario general del Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos de América, Jim Winkler, escribió el 13 de marzo: “Todos los días mantengo conversaciones sobre el coronavirus. Parece que todo el mundo tiene una teoría sobre el virus o cómo tratarlo o cómo evitarlo. Las noticias comienzan con las últimas novedades sobre la propagación del virus. Cada día, se acerca sigilosamente a donde vivo y trabajo. Parece como si una novela o película de ciencia ficción se estuviera desarrollando en la vida real”.

El CMI adopta medidas estrictas para evitar la propagación del coronavirus (comunicado de prensa del CMI del 13 de marzo de 2020)

El CMI toma medidas para prevenir la propagación de la COVID-19 (comunicado de prensa del CMI del 6 de marzo de 2020)