Image
El Dr. Makoka y el Dr. Kurian. Foto: Grégoire de Fombelle/CMI

El Dr. Makoka y el Dr. Kurian. Foto: Grégoire de Fombelle/CMI

Ante el impacto del coronavirus, que nos afecta como ‘una sola familia humana’, el CMI destaca la importancia de la información precisa y las medidas prevención.

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) insta a los ciudadanos y ciudadanas a compartir información veraz, adoptar medidas de prevención y orar por las personas afectadas por el brote de COVID-19 (enfermedad del coronavirus 2019).

La principal fuente de información fidedigna sobre el coronavirus es la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es el organismo encargado de dirigir los temas de salud en el sistema de las Naciones Unidas y de orientar a sus asociados en las respuestas sanitarias mundiales. A su vez, el CMI ha ido compartiendo la información proporcionada por la OMS, dijo el Dr. Mwai Makoka, responsable del programa de salud y sanación del CMI.

La difusión de noticias falsas ha impedido responder de manera eficaz, añadió Makoka. “En un brote como este, las noticias falsas desatan tanto falsas alarmas como una falsa confianza. Ha habido una explosión de desinformación”.

Dado que el CMI está estrechamente conectado con sus iglesias miembros, para muchas comunidades es un acceso a información fidedigna, afirmó el Dr. Manoj Kurian, coordinador de la Alianza Ecuménica de Acción Mundial del CMI. “Hemos podido canalizar los datos más recientes a nuestras iglesias miembros”, indicó.

Los líderes religiosos tienen la responsabilidad de compartir información correcta que incluya enlaces a los informes de la OMS sobre la situación, agregó. “Es importante que los dirigentes de iglesia lean y cuenten con información fiable antes de hacer declaraciones, que no se basen en rumores”, subrayó. “También es muy obvio que debemos solidarizarnos con las personas afectadas”.

Al mismo tiempo, advirtió Makoka, la epidemia evoluciona muy rápidamente, por lo que la información precisa y oportuna cambia constantemente.

Una sola humanidad: todos afectados

Si una parte de la humanidad está afectada, lo estamos todos, observó Kurian. “Hemos de orar por las personas afectadas por el coronavirus, e intentar no discriminar o excluir a quienes se sospecha que pueden estar infectados, pero en realidad no lo están”, dijo.

Asimismo, las iglesias tienen la responsabilidad de prevenir la propagación de la infección, señaló Kurian. “Si una persona ha estado en contacto con alguien infectado por el COVID-19 y tiene fiebre, tose o respira con dificultad, es importante evitar el contacto público y solicitar asistencia sanitaria”, recomendó. “Los dirigentes de iglesia y las comunidades deben ser informados y hacerse responsables, pero no deben dejar de prevenir la estigmatización y la discriminación si perciben que la infección se propaga”.

Se puede optar por no viajar a menos que sea indispensable. “Intenten limitar los viajes y las reuniones innecesarias si hay un riesgo de transmitir la infección”.

Makoka también propuso adaptar las actividades de las iglesias si un brote del virus afecta a la comunidad. “Si ello implica cambiar los horarios de los servicios de culto, creo que los dirigentes de iglesia deberían ser muy prudentes y atenerse a las normas sanitarias, y también es importante no caer en el fatalismo”, aconsejó.

Además, debemos orar y apoyar nuevas investigaciones, medicamentos y vacunas que podrían ayudar a vencer el coronavirus, afirmó Kurian. “No obstante, también debemos entender que, en el contexto de nuestra sola familia humana, el coronavirus es una entre muchas otras enfermedades que afectan a nuestras comunidades, como el sarampión, la malaria y el VIH, y que las comunidades con infraestructuras sanitarias deficientes son las que más sufren”, explicó. “Prestemos, pues, el apoyo que las comunidades necesitan para fortalecerse y protegerse. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra manera de trabajar con los gobiernos y la OMS, una oportunidad para aunar nuestras mentes y nuestras acciones”.