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Photo: Marcelo Schneider/WCC, 2009.

Photo: Marcelo Schneider/WCC, 2009.

La Creación de Dios gime en la selva amazónica, un lugar sagrado donde treinta y cuatro millones de personas sufren a causa de la desigualdad creciente, la invasión de las tierras, el extractivismo, la relajación de las leyes medioambientales, la criminalización y asesinato de los activistas medioambientales y los incendios orquestados por las industrias agrícolas. Todo ello, agravado por el proselitismo.

El 22 de agosto, tuvo lugar un debate virtual organizado conjuntamente por Qonakuy, una red de universidades protestantes y evangélicas de América Latina, y por la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina; con el apoyo de UniReformada, una institución de enseñanza superior fundada por la Iglesia Presbiteriana de Colombia, que es miembro del Consejo Mundial de Iglesias.

En 2019 fueron noticia los más de setenta mil incendios y la deforestación que asolaron la Amazonia. En 2020, según un informe de Greenpeace Internacional, solo en los diez primeros días de agosto, se detectaron más de diez mil focos de incendio en la región, lo que representa un aumento del diecisiete por ciento con respecto al año anterior.

“Lo que es impactante y repugnante es la absoluta falta de respeto por la selva y por los treinta y cuatro millones de personas que la habitan, entre ellos, trescientos ochenta pueblos indígenas, de los cuales ciento cuarenta viven voluntariamente aislados”, denuncia Mara Manzoni Luz, directora regional del Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (CREAS).

“Estos pueblos ya han soportado todas las amenazas imaginables, lo han resistido todo, y han elegido vivir en sus tierras, ríos y selvas ancestrales y protegerlos. Ahora, sus vidas vuelven a estar en riesgo a causa de la COVID-19, que se está cebando con ellos”, añade Manzoni, que es miembro laico de la Iglesia Anglicana Episcopal del Brasil.

También denuncia que hay misioneros proselitistas que utilizan la Biblia para penetrar en las comunidades indígenas en contra de la voluntad de las personas, con el fin de desmantelar el liderazgo comunitario y desacreditar los conocimientos ancestrales, en asociación con los proyectos económicos de las grandes empresas.

Las últimas cifras registradas en relación con los efectos de la COVID-19 en la región muestran que, a 19 de agosto, los indígenas infectados por el coronavirus ascendían a 44 881 y 1442 habían fallecido; tras haberse propagado entre 221 nacionalidades.

“Lo que no se ha logrado con decenios de expolio, gracias a la resistencia de los pueblos amazónicos, se está intentando lograr utilizando la pandemia para ampliar las fronteras agrícolas, la deforestación y el extractivismo”, asevera Manzoni.

Otro participantes en la conversación, moderada por el doctor Humberto Martín Shikiya, secretario general de Qonakuy, fueron el Rev. Dario Barolin, secretario general de la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina; João Gutemberg Sampaio, de la Red Eclesial Panamazónica; y el Rev. Milton Mejia, de UniReformada.

Vea la grabación del evento

“Los dirigentes de las iglesias noruegas instan a la protección de los pueblos de la Amazonia durante la pandemia de COVID-19”, comunicado de prensa del CMI (15 de mayo de 2020)

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