Por Emma Halgren (*)

La diversidad religiosa es hoy una realidad inevitable, pero también una oportunidad. Así lo afirmaron participantes en un seminario interreligioso organizado en julio por el Consejo Mundial de Iglesias.

El curso de tres semanas, cuyo tema fue "Construir una Comunidad Interreligiosa", contó con la participación de jóvenes cristianos, judíos y musulmanes de varios países y tuvo lugar en el Instituto Ecuménico de Bossey, en las afueras de Ginebra, Suiza.

Los participantes –cristianos, judíos y musulmanes– escucharon presentaciones sobre las tres religiones y las contribuciones de cada una de ellas a la construcción de la paz. Además, prepararon alternativamente las oraciones diarias de la mañana y asistieron a los servicios en una iglesia, una sinagoga y una mezquita de Ginebra.

La religión es considerada frecuentemente como un obstáculo para la paz, pero la paz es un tema central en todas las religiones y una buena base para el debate sobre la construcción de comunidades interreligiosas, dice la rabina Delphine Horvilleur.

Horvilleur, una de las pocas mujeres rabinas en Francia, estimuló a los participantes a reflexionar sobre las muchas dicotomías que existen en la vida religiosa: por ejemplo, yo/otros, conservador/liberal, sagrado/profano.

Estas dicotomías ponen de relieve la importancia de la pregunta "¿Quién es el otro?", dijo Horvilleur. Y afirmó que se presentan dos amenazas fundamentales cuando se examina la cuestión del "otro" a través del diálogo interreligioso.

"Es desalentador comprobar que existe en el diálogo interreligioso una tendencia a avanzar hacia la idea de una absoluta identidad: un intento de sincronizar todas las posiciones”, señaló. "Crear la idea de que no hay absolutamente ninguna diferencia entre las religiones puede ser una gran amenaza."

Pero, agregó Horvilleur, también existe un peligro en el otro extremo: "La otra amenaza más común es la idea de que hay una única verdad, o de que 'mi verdad es más verdad que tu verdad'". La clave para un diálogo constructivo es trazar una vía media entre estos dos extremos, afirmó.

El diálogo interreligioso es cada vez más importante

El Rev. Bruce Myers, sacerdote de la Iglesia Anglicana del Canadá y estudiante de maestría en Bossey, dijo que el diálogo interreligioso tiene una importancia cada vez mayor en el contexto canadiense.

"Nos gusta seguir pensando en nosotros mismos como un país cristiano, y las estadísticas y los censos lo confirman, pero somos también un país de inmigrantes y siempre lo hemos sido", afirmó.

"Recibimos continuamente nuevos canadienses de partes del mundo donde el cristianismo no es la religión predominante y estamos todavía en proceso de aprender, como país, cómo podemos crear espacio para los otros, para los recién llegados y las nuevas expresiones religiosas, y seguir manteniendo lo que podríamos considerar una identidad canadiense."

Myers señaló que hay numerosos ejemplos de cómo se plantean estas cuestiones en la vida cívica, por ejemplo, en el debate sobre si es apropiado que las mujeres musulmanas que llevan velo tengan que descubrir su rostro en la cabina electoral para identificarse ante el escrutador al emitir su voto, o si es aceptable que un miembro de la policía montada lleve un turbante en lugar de su sombrero distintivo, si es un sikh.

Para Myers, suele haber una tensión en el cristianismo contemporáneo entre el ecumenismo clásico y la necesidad emergente de un diálogo interreligioso.

"El ecumenismo ha sido siempre para mí una pasión: fortalecer los vínculos entre los cristianos y reducir las divisiones entre las iglesias", afirmó. "Pero esto no es suficiente en el siglo XXI, especialmente en Canadá. Tenemos que ir más allá del ecumenismo y hablar en términos interreligiosos."

Jessica Sacks, judía ortodoxa que vive en Jerusalén, dijo que es testigo directo de cómo pueden surgir divisiones basadas en diferencias religiosas.

"Vengo de un lugar donde no puedes dejar de empeñarte en un diálogo interreligioso: un lugar donde vivo en vecindad estrecha con personas cuyo idioma es diferente y que interpretan el lugar donde vivimos de forma completamente diferente", dijo Sacks.

Como alumna de la Universidad Hebrea de Jerusalén, era miembro de un grupo de alumnas musulmanas y judías que se reunían regularmente para informarse recíprocamente sobre sus respectivas creencias religiosas. Es posible que el impacto haya sido pequeño, pero fue siempre un importante punto de partida, señaló.

"Para nosotras fue significativo y creamos amistades. El cambio llegará si cada una de nosotras trabajamos en nuestras propias comunidades para tratar de conseguir que se abran un poco más."

El pluralismo religioso, una realidad

Lubna Alzaroo, estudiante de literatura inglesa en la Universidad de Belén, en Cisjordania, dijo que el curso le había puesto de relieve la realidad del pluralismo religioso en el mundo de hoy y la había ayudado a ver el valor que hay en él.

"Hay muchas verdades, y mi verdad puede ser diferente de la verdad de otra persona, y no está mal que así sea", afirmó. "Está bien que la gente sea diferente, porque en ello está basada la sociedad: en la diversidad y las diferencias entre las personas."

Alzaroo fue una de los diez participantes de religión musulmana del grupo, procedentes de países tan diversos como Rumania, Indonesia y Filipinas. Otra participante, Sarah Abdullah, vive en una ciudad de 600 habitantes de Carolina del Sur, Estados Unidos, donde ella y su madre son las únicas musulmanas.

"Es una cultura predominantemente cristiana" dijo. "Creo que el diálogo interreligioso es importante para esa zona, porque cuando llegué allí por primera vez, la gente estaba asombrada y no lograba entender quién era yo y de donde venía."

Abdullah dijo que lo que había aprendido en el curso le ayudará a comprometerse con la gente de su comunidad cuando vuelva a su casa.

"He aprendido muchas cosas sobre el cristianismo que no conocía, aunque he pasado la mayor parte de mi vida en un país cristiano", afirmó. "Me ha abierto los horizontes y me ha ayudado a pensar sobre el mundo más allá de los Estados Unidos. Ahora que tengo un conocimiento mejor sobre el cristianismo, puedo relacionarme mejor con los cristianos que me rodean."

(*) Emma Halgren, pasante de comunicación en el CMI, es miembro de la Iglesia Unida de Australia.

Programa del CMI sobre diálogo y cooperación interreligiosos

Instituto Ecuménico de Bossey

Escuche (en inglés) al Rev. Bruce Myers, un sacerdote en la Iglesia Anglicana de Canadá y estudiante de posgrado en Bossey:

 

 

 

Escuche (en inglés) a Sarah Abdullah, una estudiante secundaria musulmana de los Estados Unidos:

 

 

 

Escuche (en inglés) a Jessica Sacks, una joven judía que creció en Gran Bretaña y ahora vive en Jerusalén: