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Imagen promocional de la película “Dios existe, su nombre es Petrunya” © Trigon-film.org

Imagen promocional de la película “Dios existe, su nombre es Petrunya” © Trigon-film.org

Fotografía:

Por Stephen Brown*

Una película sobre una mujer –Petrunya– que rompe con las tradiciones eclesiales y sociales al recuperar una cruz lanzada por un sacerdote ortodoxo a las aguas heladas de un río con motivo de un ritual de Epifanía destinado a los hombres jóvenes recibe el premio del Jurado Ecuménico de la 69a edición de la Berlinale, el festival de cine de la capital alemana.

Al anunciar el galardón a la película “Dios existe, su nombre es Petrunya” (“Gospod postoi, imeto i’ e Petrunija”) de Teona Struga Mitevska de Macedonia del Norte, la presidenta del jurado, Anna Grebe, describió el filme como “una parábola moderna por su osada narración de la transformación de una joven mujer desprovista de poder en una franca defensora de los derechos de las mujeres”.

La película muestra cómo Petrunya, después de recuperar la cruz del río, se aferra a ella durante un día y una noche frente a una feroz oposición antes de finalmente devolvérsela al sacerdote.

“Al principio, Petrunya parece una persona muy tímida e introvertida, pero de repente nos damos cuenta de que posee una fortaleza que no había sido descubierta antes y que, mediante la cruz y el rescate en el río, su fuerza interior de desata”, dijo Grebe, consultora en medios de comunicación, políticas juveniles y transformación digital en Berlín, en comentarios posteriores a la ceremonia de entrega de premios del 16 de febrero.

El Jurado Ecuménico es designado por Interfilm, la organización intereclesial internacional para el cine, y por SIGNIS, la Asociación Católica Mundial para la Comunicación.

Kristine Greenaway, miembro del jurado de Canadá, dijo que la película constituía una “una declaración muy contundente sobre cómo en un mundo post-institucional todavía podemos encontrar a Dios”.

En particular, hizo referencia a la escena final del filme en que Petrunya devuelve la cruz al sacerdote, que quiere recuperarla desesperadamente, diciendo que son el clérigo y su congregación quienes la necesitan y no ella.

“Se trata de Dios transformando el entendimiento de los creyentes de lo que significa relacionarse con lo trascendente”, observó Greenaway. “Se puede establecer una relación directa con lo trascendente, sin tener que estar sujetos a reglas y normas institucionales de este tipo que dicen que ella no debería haber estado en el agua para hacerse con esa cruz”.

Durante la Berlinale, que tuvo lugar del 7 al 17 de febrero, se presentaron unas 400 películas, de las cuales 16 compitieron por el premio más prestigioso del festival, el León de Oro.

El Festival Internacional de Cine de Berlín se celebra cada año desde 1951 y este año estuvo marcado por la renuncia de su director, Dieter Kosslick, a seguir ocupando esta función tras 18 años en el cargo. Al hablar antes de la entrega del premio del Jurado Ecuménico, Kosslick describió la Berlinale como un certamen tanto popular como político. “Hemos de luchar por los derechos humanos”, afirmó. “Está en nuestro ADN, en cuanto festival cinematográfico”.

El principal jurado internacional, presidido por la actriz francesa Juliette Binoche, concedió el León de Horo a “Sinónimos” (“Synonymes”), una película de Nadav Lapid que cuenta las peripecias de un joven israelí que intenta echar raíces en París, un proceso que despierta los demonios del pasado y lo empuja al borde de un abismo existencial.

El Oso de Plata del Gran Premio del Jurado fue para “Por la gracia de Dios” (“Grâce à Dieu”) de François Ozon, que narra los abusos sexuales en la iglesia en la ciudad de Lyon, basándose en el caso de un cura francés acusado de haber abusado de unos 70 niños y que está pendiente de juicio.

Además de galardonar una película que compite en el concurso principal del festival, el Jurado Ecuménico también premia películas que participan en las secciones Forum y Panorama de la Berlinale.

En la sección Forum, el jurado premió la película “Tierra” (“Erde”), dirigida por Nikolaus Geyrhalter, de Austria, por su descripción de la devastación del planeta debido a la intervención humana, elogiando la lamentación por la Madre Tierra de una mujer aborigen canadiense al final de la película.

En la sección Panorama, el jurado concedió su galardón a “Buoyancy,” dirigida por Rodd Rathjen, de Australia, que sigue a un niño de 14 años de la Camboya rural que inicia un viaje para escapar de la pobreza de su familia, pero es esclavizado por un pesquero tailandés. También otorgó una mención a “Midnight Traveler,” dirigida por Hassan Fazili, que narra la huida de su familia de Afganistán únicamente a través de las imágenes de tres teléfonos móviles.

* Stephen Brown es editor de la revista “The Ecumenical Review” y presidente para Europa de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana.