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Dra. Agnes Abuom. Fotografía: Peter Williams/CMI

Dra. Agnes Abuom. Fotografía: Peter Williams/CMI

La Dra. Agnes Abuom, de la Iglesia Anglicana de Kenia, es la moderadora del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). También es la autora del prefacio que acompaña a los documentos de referencia de la Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización del CMI, que se celebrará del 8 al 13 de marzo en Arusha (Tanzania). A continuación, reproducimos una entrevista concedida por la Dra. Abuom sobre el significado histórico y el tema de la conferencia.

Pregunta: ¿Podría usted hablarnos un poco sobre la historia de la Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización?

Dra. Abuom: ¿Sabía que la investigación demográfica religiosa revela que África y el resto del Sur global constituyen el epicentro del cristianismo? África acogió por primera vez la Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización hace 60 años, en 1958, en Achimota (Ghana). Ghana obtuvo la independencia un año antes de la conferencia. La mayoría de los Estados africanos estaban negociando entonces su independencia del dominio colonial. Así pues, en aquel momento en el que la iglesia africana estaba desligándose de las misiones y de las empresas misioneras, el continente experimentaba un atisbo de esperanza en medio de las heridas, las divisiones, el desplazamiento de las comunidades y las estructuras socioeconómicas y políticas injustas.

Pregunta: ¿Por qué cree usted que la conferencia de 2018 es tan significativa históricamente?

Dra. Abuom: El lugar donde tendrá lugar la conferencia será una oportunidad para conectar con las realidades actuales de las historias africanas de dolor, de rabia, y de celebración, incluyendo los desafíos de la misión ecuménica actual. Las conferencias anteriores han abordado las cuestiones pertinentes del momento, desde las relaciones raciales, la paz y la colaboración hasta la sanación y la reconciliación. África debe revisitar el concepto de la fe en Cristo y preguntarse si el tipo de discipulado que representa fomenta el empoderamiento y transforma las vidas de las personas de todo el mundo, o si continúa sometiendo a algunas de ellas.

Pregunta: ¿Por qué se llevará a cabo la conferencia en África?

Dra. Abuom: El lugar de la conferencia es un recordatorio del punto de encuentro entre diferentes religiones en el continente africano: el cristianismo, el islam, y las religiones tradicionales africanas. Es un lugar que da vida al espíritu de resistencia y a la historia de la visión de un mundo alternativo, caracterizada por sistemas económicos y políticos respetuosos con el ser humano y con la Tierra, y que se inspira en unos valores y una espiritualidad en pro de la vida. Además de proporcionar liderazgo, la singular aportación de África sigue siendo compartir experiencias e historias de “ubuntu” o “utu” que afirman la imagen de Dios en cada persona, con independencia de su género, raza o clase social; así como invitar a otras personas a la cultura de la hospitalidad humana, y compartir con ellas.

Pregunta: ¿Qué considera usted como nuestros desafíos?

Dra. Abuom: Cuando afirmamos que Cristo nos llama a ser agentes en medio de los conflictos, ya tengan más o menos visibilidad, del tráfico de personas y la migración forzosa; del racismo y la xenofobia, así como de la miseria absoluta, se nos desafía a reinventar y replantearnos la naturaleza del llamado y la noción de discipulado para cambiar nuestro discurso por un África mejor, por un continente anclado en la paz, la tranquilidad, la dignidad y la equidad.

Pregunta: ¿Podría usted hacer alguna reflexión sobre el tema de la conferencia de Arusha, “Avanzar en el Espíritu: llamados a un discipulado transformado y transformador”?

Dra. Abuom: Este tema refleja la aspiración constante de muchos de libertad y liberación verdaderas en África y en todo el mundo. El discipulado transformado y transformador es esencial para revitalizar el concepto y la práctica de ser siervos que difunden la buena noticia de procesos, sistemas y estructuras que sostienen, mantienen y promueven la vida. Por ello, el discipulado transformado y transformador en el siglo XXI consiste en una invitación a contar nuestra historia e invitar a otros a escuchar, comprender y actuar con respecto a las respectivas historias de espiritualidad, de lucha por la justicia y la dignidad humana.

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