"Nos encontramos frente a un programa de solidaridad activa, que va más allá de la frías palabras. Este grupo de cristianos está haciendo un compromiso, no hay nada más poderoso que poner en riesgo la propia vida de uno", expresó Salpy Eskidjian, Secretaria Ejecutiva del Programa de Paz y Desarme del Consejo Mundial de Iglesias, de la Iglesia Apostólica Ortodoxa Armenia, en conferencia de prensa al referirse al Programa de Acompañantes Ecuménicos en Palestina e Israel, EAPPI, por sus siglas en inglés.

"Creen en la no-violencia, tienen esperanza y piensan que hay posibilidades de terminar con la ocupación", añadió Eskidjian al referirse al grupo de activistas cristianos que han ido al Medio Oriente a ofrecerse como protectores de palestinos e israelíes que están en peligro debido a su participación en iniciativas de paz y reconciliación. El grupo se encuentra en medio de un contexto de guerra, dando testimonio del amor y defensa de la vida, compromiso asumido por las Iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesia. Los participantes trabajan con iglesias locales y con organizaciones tanto palestinas como israelíes que laboran en cuestiones de derechos humanos, resistencia no-violenta y otras temáticas.

De esta iniciativa, no sólo participan cristianos y palestinos, también hay judíos, es decir, se trata de una labor auténticamente interreligiosa, en al cual, estos Siervos por la Paz, para proteger sus vidas deben llevar puestos chalecos con un letrero que indica que pertenecen al Programa de Acompañantes Ecuménicos en Palestina e Israel, aunque en realidad sus vidas se encuentran en riego diariamente.

El Programa tiene una duración de 3 a 6 meses y también existe la oportunidad de participar por un año. Los integrantes de la delegación reciben un entrenamiento previo, y deben tener una edad comprendida entre los 23 y 67 años de edad, además está compuesto principalmente de jóvenes de los siguientes países: Dinamarca, Suecia y Alemania. Hasta ahora sólo ha partido un grupo, sin embargo se espera que al regreso puedan convertirse en multiplicadores, hablarle a la prensa y contarle a las iglesias sobre esta experiencia única que seguramente "cambiará sus vidas", según la Dra. Powell-Jackson. También se espera que contribuyan a entrenar a un próximo grupo.

La misma Dra. Bernice Powell-Jackson, en carne propia ha conocido lo peligroso de esta labor, pues compartió una visita a la región junto al Rev. Jesse Jackson poco antes de los bombardeos a la Universidad de Hebrón. En fidelidad a ese compromiso de las Iglesias, ella señala la necesidad de que los periodistas, los norteamericanos y las Iglesias vayan hasta allá, para dar un testimonio auténtico de compromiso con la Paz.