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Faroles de vela descienden llevados por la corriente el 6 de agosto de 2015, en Hiroshima (Japón), enfrente de la cúpula de la bomba atómica de la ciudad. Fotografía: Paul Jeffrey/CMI

Faroles de vela descienden llevados por la corriente el 6 de agosto de 2015, en Hiroshima (Japón), enfrente de la cúpula de la bomba atómica de la ciudad. Fotografía: Paul Jeffrey/CMI

Una gran cantidad de votos emitidos en las Naciones Unidas a principios de noviembre indica qué proporción del mundo desea adoptar nuevas medidas para eliminar las armas nucleares, y en qué grado están las principales potencias nucleares y sus aliados dispuestos a resistir a ese cambio necesario desde hace mucho tiempo.

Tras acompañar a los dirigentes de iglesias de siete países que dependen de las armas nucleares en la peregrinación realizada en agosto a Hiroshima y Nagasaki, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) tiene mucho interés en el resultado de los votos emitidos este año. La meta del viaje era lograr que cada uno de los gobiernos volviera a plantearse su dependencia constante de las armas nucleares teniendo en cuenta lo sucedido a las dos ciudades y lo que ahora se sabe sobre las consecuencias de ese tipo de armas.

Esta semana los gobiernos de los siete países han mostrado su parecer mediante los votos emitidos en las Naciones Unidas. Los Estados Unidos y Corea del Sur votaron en contra de las tres resoluciones de la Asamblea General que recibieron amplio apoyo, en las que se hace un llamamiento a la supresión nuclear con fundamentos jurídicos, humanitarios y éticos. Alemania y los Países Bajos se sumaron a los votos a favor del "no" en dos ocasiones, y Noruega se unió a ellos una vez. Estos tres países que forman parte de la OTAN son aliados de los Estados Unidos.

Un elemento más positivo fue la abstención de Noruega, el Japón y Pakistán en la votación sobre la resolución fundamental en la que se hace un llamamiento a llenar el vacío jurídico en torno a las armas nucleares. Asimismo, el Japón votó a favor de la resolución que condena las consecuencias humanitarias catastróficas de las armas nucleares, y Alemania, Noruega, los Países Bajos y Pakistán se abstuvieron.

Al mismo tiempo, las tres resoluciones fueron aprobadas por una mayoría de entre 124 y 133 gobiernos de un total de gobiernos que votaron que varió entre 154 y 175.

“Si bien esos votos emitidos en las Naciones Unidas no constituyen un gran avance todavía en lograr que las potencias nucleares y los estados bajo la protección nuclear adopten medidas importantes para llegar al desarme y suprimir las armas nucleares a largo plazo, estos votos muestran el amplio respaldo que tiene la consecución de este objetivo. Nosotros, como iglesias, no nos cansaremos de alentar a los gobiernos de nuestros países a que se sumen a esta iniciativa”, dijo el Obispo Heinrich Bedford-Strohm, presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania y representante en la peregrinación al Japón.

"En Hiroshima y Nagasaki, nuestra delegación realizó la visita junto a algunas de las primeras víctimas de la era atómica. Sus testimonios han sido para nosotros una bendición y una inspiración. Las cada vez más amplias mayorías que votan a favor del desarme nuclear en las Naciones Unidas en la actualidad son un símbolo gratificante del gran número que comparte la creencia de que es posible el desarme nuclear y, desearía añadir, en especial por la gracia de Dios" dijo el Rev. Dr. Stephen Sidorak, representante de la Iglesia Metodista Unida y miembro de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI.

“Las tres resoluciones relativas a las consecuencias humanitarias de las armas nucleares, la promesa humanitaria y el imperativo ético son indicios alentadores de la capacidad de muchas personas de buena voluntad, gobiernos y sociedad civil, de adoptar las decisiones idóneas para velar por un futuro común protegido del pecado de las armas nucleares”, señaló la Dra. Emily Welty, moderadora en funciones de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI; y añadió “Ojalá que este sea un paso más en nuestro camino hacia la justicia y la paz”.

Los miembros de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), que incluye al CMI, trabajaron para fortalecer el apoyo a las resoluciones.

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