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Foto: Marianne Ejdersten/CMI

Foto: Marianne Ejdersten/CMI

Dirigentes religiosos y representantes de la sociedad civil de varios países y diversas iglesias cristianas se reunieron en Roma, del 18 al 20 de septiembre, para hablar sobre la urgente tarea de combatir el creciente miedo en todo el mundo a los llamados “extraños”.

Migrantes y refugiados asistieron a la conferencia y ofrecieron una perspectiva de primera mano sobre las formas en que las respuestas políticas y sociales, por un lado, han provocado graves injusticias y, por otro, les han dado esperanza.

La “Conferencia mundial sobre xenofobia, racismo y nacionalismo populista en el contexto de la migración mundial” también analizó el papel fundamental que las iglesias pueden desempeñar en la promoción de una sociedad humana justa y pacífica. En ese contexto, el “nacionalismo populista” connota la manipulación deliberada y la exacerbación de los temores, preocupaciones e inseguridades de las personas sobre el impacto negativo de la migración en sus familias, comunidades e identidades culturales, con fines de interés político y ventajas electorales.

Ese miedo, observaron los participantes en la conferencia, está penetrando en todos los ámbitos de la vida, incluidas las instituciones sociales, culturales, políticas y religiosas. Se propaga a los medios de comunicación y está influyendo en las políticas y opiniones públicas, lo que supone una amenaza de los valores humanos y morales de la sociedad y menoscaba el respeto de los derechos humanos y del derecho humanitario.

En una de las intervenciones, el secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, recordó la primera vez que tuvo conocimiento sobre la situación de los refugiados del mundo, de su temor por sus vidas y las de sus hijos.

“Aún hoy recuerdo la primera vez que supe sobre la situación de los refugiados en el mundo”, dijo Tveit. “Fue leyendo historias sobre los niños refugiados de Hungría que huían en busca de un nuevo hogar, en la década de 1950. Las palabras “miedo” y “huir” me marcaron profundamente, y espero que esa marca aún permanezca”.

Hoy, hay refugiados de todo el mundo que huyen del conflicto y de la violencia, tratando de encontrar un nuevo hogar, un espacio seguro. “Muchos hasta pierden la vida en el camino, por ejemplo, en el mar Mediterráneo, no muy lejos de aquí”, dijo Tveit. “Todos los que disponemos de medios para ello debemos enfrentarnos juntos a estas crudas realidades de inhumanidad. Tenemos que hacerlo también para evitar convertirnos en seres inhumanos”.

Las iglesias están llamadas a enfrentarse juntas a las fuerzas destructivas de la xenofobia, el racismo y el nacionalismo populista y excluyente, agregó: “Estamos aquí por nuestra pasión por el amor a los seres humanos”, dijo. “El papel principal de las iglesias es defender a los refugiados y crear un espacio para ellos”, dijo.

El cardenal Peter Turkson habló sobre la forma en que la globalización ha tenido un impacto negativo en las actitudes hacia “el otro”.

Declaró: “Tal y como el papa Benedicto observó en Caritas in Veritate,la globalización nos ha unido, pero no nos ha convertido en hermanos y hermanas”.

Y añadió: “Aún así, confiamos en las muchas demostraciones de solidaridad y compasión, y es por eso que, a pesar de todos los obstáculos, queremos unirnos y discutir sobre estos asuntos”.

El obispo Brian Farrell, secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (CPPUC), dijo: “Felicito al Consejo Mundial de Iglesias y al Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral por organizar esta desafiante conferencia”.

“Esta colaboración entre la Iglesia Católica y el Consejo Mundial de Iglesias es parte de ese ecumenismo de vida y obra al que el papa Francisco tanto alentó en su reciente visita a la sede del Consejo Mundial en Ginebra: Caminar (...) hacia las múltiples periferias existenciales de hoy, para llevar juntos la gracia sanadora del Evangelio a la humanidad que sufre”.

Y añadió: “En nuestras sociedades interculturales e interreligiosas globalizadas, ninguna iglesia puede vivir y servir en el aislamiento. La colaboración ecuménica es el único camino”.

El representante regional del ACNUR para el Sur de Europa, Felipe Camargo, dijo en la sesión de apertura: “Hemos intensificado nuestros esfuerzos contra la xenofobia en muchas de las operaciones del ACNUR, promoviendo alianzas con la sociedad civil, con la iglesia, con grupos religiosos, con medios de comunicación y con actores privados, y estamos promoviendo al mismo tiempo la educación, la concientización y la curiosidad al compartir experiencias positivas”.

La Conferencia mundial ha sido organizada por el Dicasterio del Vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral y el CMI, en colaboración con el CPPUC.

Muchos ponentes de la conferencia señalaron que el mundo actual está profundamente marcado por las consecuencias negativas de la globalización, la migración masiva y el desplazamiento forzoso de población debido a la pobreza, los conflictos armados, la persecución, las catástrofes climáticas y la violencia en todos los niveles.

Lea el texto completo de la intervención del Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general del CMI

La labor del CMI en materia de migración y justicia social

Campaña del ACNUR #ConLosRefugiados

Temas de debate para Felipe Camargo, representante regional del ACNUR en Europa del Sur (en inglés)

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