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Shyreen Mvula. Foto: Cortesía de Reborn Innocent Lumasi

Shyreen Mvula. Foto: Cortesía de Reborn Innocent Lumasi

Durante la X Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en 2013, Shyreen Mvula, que entonces tenía 19 años, cautivó a cientos de personas por su valentía al contar la historia de cómo habiendo nacido con el VIH su vida se había convertido en una lucha por la justicia.

Invitada por el programa EHAIA (Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA) a hablar en la Asamblea, Mvula hizo hincapié en que el VIH no es una maldición de Dios, sino una enfermedad y que por lo tanto debería entenderse y ser tratada en cuanto tal.

Mvula, que ahora tiene 23 años y es miembro de la Iglesia Presbiteriana de África Central, sigue defendiendo la justicia. Diplomada de la Escuela de Agricultura de Bunda, Mvula dijo que había visto a Dios hacer todo lo posible para que sus estudios fueran un éxito. “Fue una buena experiencia llena de aprendizajes”, afirmó.

El hecho de recibir una beca de la Fundación de Ayuda al Protestantismo Reformado (FAP) le dio mucha esperanza, añadió.

“Mientras contaba con el apoyo de esta beca, hubo fases en que mis resultados académicos fueron buenos y alentadores”, explicó. “Pero por otro lado, hubo momentos en que fallé, y eso me hizo sentir mal conmigo misma, pues vengo de una familia que no podía cubrir mis necesidades básicas”.

Durante los momentos bajos, sintió un coraje que la animó a trabajar duro porque simplemente no podía permitirse desaprovechar la oportunidad única que suponía para ella esa necesaria beca.

“Ser una persona joven que vive abiertamente con el VIH fue bastante difícil, ya que a veces fui estigmatizada por mis compañeros de estudio”, observó. “Eso me hizo sentir muy desmoralizada, pero me acordé de la teoría de la pelota que rebota que aplicaba a mi vida: cuando se lanza la pelota, primero va hacia abajo, pero luego rebota y vuelve hacia arriba”.

Mvula no perdió el norte.

“Ahora que estoy diplomada, me gustaría proseguir mi carrera en la agricultura, trabajando primero con algunas organizaciones activas en este ámbito, de modo que pueda mejorar mi experiencia práctica”, explicó. “Y dentro de tres años me veo montando una granja integral con diversas especies de ganado y de plantas poco cultivadas”.

Mvula prevé vender los productos agrícolas en los supermercados de su país. “Y dentro de cinco años esta granja será un centro de formación que permitirá a los jóvenes de mi país adquirir experiencia práctica en la agricultura”, apuntó.

Actualmente, Mvula trabaja para ActionAid Malaui como facilitadora del proyecto BETTER que tiene por objetivo fortalecer los servicios de extensión agrícola, aumentar las capacidades de los pequeños agricultores para adaptarse a los efectos adversos del cambio climático, y mejorar la seguridad alimentaria de los pequeños campesinos mediante una diversificación de los medios de subsistencia y la transferencia de tecnología.

Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA (EHAIA) del CMI