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Woman Pastor singing

29 August 2022, Karlsruhe, Germany: The Rev. Mary Chipoka, a deaf pastor in the Reformed Church of Zimbabwe, participates in the the Ecumenical Disability Advocates Network pre-assembly held on the eve of the World Council of Churches' 11th Assembly in Karlsruhe.

The WCC Assembly takes place August 31 to September 8 under the theme "Christ's Love Moves the World to Reconciliation and Unity."

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En su país, Chipoka ofrece sus sermones y enseñanzas en lengua de signos y defiende la presencia de mujeres en los puestos de dirección de las iglesias. Aunque sus funciones son la enseñanza y la administración, Mary Chipoka quiere que la gente sepa que también es una ferviente participante en los cultos. Su pasión por el canto suele tomar por sorpresa a los demás, dada su discapacidad. Sus manos hacen de voz para dirigirse a Dios y suelen cantar: “Alabo al Señor, mi Salvador, por darnos el maravilloso don de la vida”.

En una sesión que tuvo lugar durante la preasamblea de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas con Discapacidad sobre el tema Mujeres: intercambio de experiencias y posibilidades futuras, Grace Thomas, una joven de 19 años del Reino Unido, dijo: “Los demás no quieren ver quién eres aparte de tu discapacidad”, pero las personas con discapacidad quieren ser miembros plenamente integrados en las iglesias.

Las mujeres con discapacidad encuentran múltiples barreras en la sociedad; para acceder a la atención médica y al material sanitario, para usar el transporte público e incluso para acceder a la educación. Muchas de las mujeres que participaron en la sesión coincidieron en que la iglesia ha perpetuado algunas situaciones similares. A través de la EDAN, los dirigentes de las iglesias pueden aprender a desmarcarse de los sistemas que actualmente estigmatizan la discapacidad e ignoran la necesidad humana de adaptación.

Grace, que se autocalifica como una persona con una salud física y mental compleja y neurodivergente múltiple, es autista, usuaria de silla de ruedas, y asesora y formadora experta en inclusión. Sugiere que las iglesias deberían proporcionar información completa sobre sus servicios, comunicaciones y espacios físicos de reunión.

“Mi iglesia actual tiene una rampa para subir al escenario”, cuenta Grace. Le gusta hablar en público. Saber que su iglesia la apoya y valora su deseo de tener visibilidad, refuerza su sentimiento de pertenencia a la iglesia. Tener acceso al escenario le da la libertad de hacerse escuchar, incluso los días en que no habla. “Quiero participar, no quedarme sentada en un rincón”, afirma.

Para la Rev. Vicki Terrell, de 62 años, de la Iglesia Anglicana de Nueva Zelanda, ser una sacerdotisa con parálisis cerebral ha supuesto un reto de comprensión. Mediante su labor como educadora del ministerio de la discapacidad en la Iglesia Anglicana de Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia, Terrell sensibiliza sobre las distintas formas en que las personas con discapacidad pueden participar plenamente en las iglesias.

Terrell afirma que una discapacidad es un don y puede utilizarse en el ministerio. En su opinión, las personas deberían reconocer y resolver su propia incomodidad ante la discapacidad y sus prejuicios respecto a las personas con discapacidad. “La gente se sorprende al descubrir que soy inteligente y que disfruto de los profundos y buenos debates teológicos”, dice.

Shary Cotacachi, de 42 años, de la iglesia católica de Ecuador, dice que las iglesias deben “tener en cuenta el estado de la persona en su totalidad” a la hora de abordar su inclusión y lograr que se sienta parte de la iglesia. Según su experiencia, se suele alabar su don para el canto pero se hace poco para adaptarse a su ceguera. “La inclusión es un derecho humano”, recuerda.