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“Expresamos nuestra profunda preocupación por el bienestar de los pueblos de India y Pakistán, y de la región en general, ante la intensificación de la confrontación entre dos Estados provistos de armas nucleares”, dijo Pillay.
El 22 de abril, cinco militantes armados asesinaron brutalmente a 26 civiles cerca de Pahalgam en Jammu y Cachemira bajo administración india.
“Las actuales represalias de India y la respuesta de Pakistán están causando muchas más muertes y heridos entre la población civil”, afirmó Pillay. “El dolor de las pérdidas y la exigencia de justicia no deben llevar a más violencia y sufrimiento”.
Reconociendo el legítimo deseo de seguridad, Pillay observó que el camino de la represalia lo único que hace es ahondar las heridas y perpetuar los ciclos de violencia que han asolado la región durante décadas.
“India y Pakistán comparten no solo una frontera, sino profundas historias, culturas y la esperanza de un futuro mejor”, dijo. “Una intensificación de la violencia y el conflicto solo traerá más sufrimiento a vidas inocentes de ambos lados”.
Pillay mencionó el diálogo, la diplomacia y el respeto mutuo como las únicas vías sostenibles para una paz duradera.
“Honremos las vidas perdidas no con represalias, sino con determinación, la determinación de romper el ciclo de la violencia y optar por la paz”, indicó. “Oramos por que la compasión triunfe sobre la ira y por que los líderes estén a la altura del reto de anteponer la protección la vida y la estabilidad al rédito político”.
Pillay ofreció oraciones por la sanación de las heridas de este conflicto, la restauración de las relaciones y por que se abran las puertas de la paz y el bienestar tanto para India como para Pakistán, de modo que la vida pueda prosperar.
“La población de la región se merece la oportunidad de vivir sin la amenaza de la violencia y de aspirar a vidas llenas de esperanza y posibilidades”, concluyó.
