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Foto: Albin Hillert/CMI, 2017

Foto: Albin Hillert/CMI, 2017

En una carta pastoral a las iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y los asociados ecuménicos, el secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, y la Dra. Agnes Abuom, moderadora del CMI, han exhortado a dar prioridad absoluta a “hacer todo lo que esté en nuestras manos para proteger la vida”. Asimismo, han afirmado que “es un momento para tocar el corazón de los demás con lo que decimos, lo que compartimos, lo que hacemos y lo que no hacemos para proteger la vida que Dios tanto ama”.

En su carta dirigida a la comunidad, dicen: “Les saludamos al tiempo que oramos juntos por nuestros seres queridos y por toda la humanidad creada por Dios en estos tiempos difíciles de la pandemia del COVID-19. ¡Dios de vida condúcenos a la justicia y la paz!”.

“Orar y trabajar por la justicia y la paz también abarca la salud. Esto se ha vuelto muy concreto estos días”, observan. “Podemos, y debemos, romper la vía de transmisión del virus”.

“En la actualidad, ello significa observar estrictamente las medidas, las restricciones y los consejos de las autoridades sanitarias, basadas en todos los conocimientos científicos fiables disponibles proporcionados por la Organización Mundial de la Salud. Algunos de ustedes ya se han visto profundamente afectados”, prosigue la carta. “Muchos países sufren esta infección que ahora es mundial y viven con fuertes restricciones y drásticas medidas para reducir la transmisión del virus, mientras que otros países es probable que se enfrenten a desafíos similares en los próximos días o semanas”.

“Muchos de nosotros vamos a estar infectados por el virus y para los más vulnerables puede ser mortal”, afirman Tveit y Aboum.

“En tiempos como estos, las comunidades religiosas pueden hacer mucho para promover la solidaridad y la responsabilidad, la sensatez y el cuidado. Debemos solidarizarnos con aquellos para los que el autoaislamiento significa perder los medios de subsistencia e incluso el riesgo de inanición, y con aquellos que por la precariedad de su vida cotidiana tienen muy pocas posibilidades de mantener un distanciamiento social”.

Por todo ello, contener la epidemia es esencial, y esto no es posible a menos que las personas y las naciones cuiden unas de otras y se unan en la acción. “En el culto y la comunidad cristiana, valoramos el hecho de estar juntos. Pero en este tiempo de crisis, y por amor mutuo y por el prójimo, no debemos reunirnos en grandes números y en todo caso no debemos tocarnos o abrazarnos”.

Tveit y Aboum respaldan los grandes esfuerzos y el compromiso de muchas personas en las iglesias locales para hacer frente a esta crisis. “Es el momento de estar bien organizados y ser creativos –lo cual puede implicar desde cambiar las prácticas litúrgicas a pasar a la tecnología digital o estar en contacto con las personas afectadas o de riesgo por teléfono u otros medios de comunicación a distancia– y de adaptarse a esta nueva realidad.”

Tveit y Aboum concluyen: “Este es el llamado al movimiento ecuménico único de amor. Nuestra esperanza es poderosa y nos mantiene unidos en el amor y el servicio porque nos es dada por el Dios de vida”, añadiendo que “estamos juntos en esto”.

Lea la carta completa

Para más información: www.oikoumene.org/corona